Cómo ser más positivo en la vida: 13 consejos prácticos
Ser positivo se puede aprender, al igual que cualquier otra habilidad, y está muy relacionado con cambiar la actitud y mentalidad. En este artículo explicaremos cómo ser positivo, feliz y optimista en los pensamientos, acciones y la vida en general.
A veces es complicado ver las cosas desde el punto de vista positivo, incluso si todo parece a tu favor. Se trata de una tendencia que surge en la amígdala cerebral. Imaginar las situaciones más negativas ha permitido que nuestros ancestros hayan sobrevivido. Sin embargo, hoy en día no existen tantos peligros como en la prehistoria.
Cómo vives tu vida depende en gran parte de tu forma de pensar. Cambiar la actitud, los pensamientos y las expectativas, puede generar cambios notables en la vida. No se puede controlar siempre las circunstancias externas, pero sí los pensamientos.
La forma en que interpretes tu vida dependerá de qué tipo de enfoque tengas. Si tienes el enfoque negativo, verás la situación negativa. Si tienes el enfoque positivo, la verás positiva.
Consejos para ser más positivo desde hoy
¡Desacelera!
Cuanto más rápido hagas las cosas, menos vas a disfrutar del momento y menos cosas positivas podrás percibir.
El estrés negativo se da cuando tienes demasiado estrés. Es cuando llegan las consecuencias negativas a la salud.
Si haces las cosas de manera más lenta, intentando disfrutar del momento, tu cuerpo se tranquilizará y podrás centrarte en las cosas positivas.
Sé consciente de tus pensamientos
A partir de ahora, intenta mirar tus pensamientos como simples pensamientos, no como hechos. Acostúmbrate a ser consciente de qué estás pensando y de tu estado de ánimo.
Cada persona tiene miles de pensamientos al día. Ese diálogo interno influye en las acciones, comunicación, relaciones y en toda la vida.
Demasiado a menudo el patrón de diálogo interno al que se habitúan las personas es negativo. Si tienes un diálogo negativo, es como si llevases unas gafas de la negatividad: mires donde mires verás solo lo negativo. Incluso crearás situaciones irreales que en realidad no existen.
Ese enfoque negativo se puede convertir en una profecía autocumplida: creer tanto en que una situación negativa ocurrirá que de forma inconsciente hacemos que ocurra.
Si eres consciente de ese diálogo interno negativo, podrás pararlo, o al menos no prestarle atención y dejarlo ir. Cuando te des cuenta de que estás interpretando una situación de forma negativa, simplemente deja ir ese pensamiento e interpreta la situación de forma positiva.
Ser consciente de tus pensamientos es una habilidad y te llevará tiempo practicarla.
Ridiculiza lo negativo
Una forma de construir positividad es ridiculizar lo negativo. Evidentemente, no se trata de acontecimientos serios, como muertes o eventos traumáticos.
Nos referimos a situaciones como:
– Tener que hablar en público.
– Tener que presentar un trabajo en poco tiempo.
– Estar en un atasco.
– Tener un mal día.
Todos esos acontecimientos se pueden ridiculizar con el humor. La clave es aprender a reírte de ti mismo o pensar en lo peor que puede pasar (normalmente eso no conlleva nada negativo).
Practica la gratitud
Te puedes habituar a ver las cosas de forma positiva practicando la gratitud. ¿Cómo lo puedes hacer?
– Escribir un diario de gratitud describiendo todo por lo que puedes estar agradecido cada día.
– Entablar conversaciones con alguien de confianza durante 10 minutos en la que os propongáis hablar solo de cosas por la que podéis estar agradecidos y cosas que podéis aprovechar.
– Hacer una lista cada día de cosas por las que puedes estar agradecido.
Cuida tu lenguaje no verbal
El lenguaje no verbal tiene gran influencia en el estado de ánimo. Si tu postura es defensiva, te será difícil mantenerte positivo.
Intenta ponerte recto, con los hombros hacia atrás y pecho hacia delante, la barbilla alta y los brazos abiertos. Con esta postura te sentirás más fuerte y positivo.
Otra forma es sonreír, ya que es imposible sonreír sinceramente y sentirse triste o negativo a la vez. El simple acto de sonreír, aunque no tengas ganas, te hará sentirte mejor internamente.
Líbrate de la negatividad
Cualquier cosa negativa que veas o escuches influirá en tu estado de ánimo. Si escuchas las noticias tres veces al día, es normal que te sientas negativo.
Si lees libros tristes, escuchas música triste o ves películas deprimentes, es normal sentirte negativo.
No quiero decir que de repente te pongas a ver cientos de comedias o no te informes. La idea es que te rodees de cosas positivas en tu vida y comiences a sacar lo negativo.
Puedes hacer que alrededor de tu vida haya estímulos positivos que te contagien. Por ejemplo:
– Escuchar música positiva.
– Ver vídeos o películas positivas.
– Buscar noticias positivas que ocurran en el mundo.
Y también con las personas…
Relaciónate con gente positiva
¿Es mejor estar solo que mal acompañado? Sí, y es que hay una enorme diferencia cuando hablas con personas constructivas y que aportan, y con personas que no aportan nada.
La gente con la que te relaciones tiene una gran influencia en tu vida. Puede ser el mejor día del año, y alguien negativo decirte: “qué mal está el mundo, solo ocurren cosas malas”.
Si no tienes una actitud crítica caerás en ese juego y tu visión comenzará también a ser negativa. Es muy complicado tener una perspectiva positiva si estás rodeado de gente negativa.
Busca personas que:
– Tengan energía y ganas de hacer cosas. Que aprovechen las oportunidades.
– Les guste disfrutar de muchos ámbitos de la vida.
– Sean sanas física y mentalmente.
– Te hagan avanzar personal o profesionalmente.
Haz algo amable
Hacer algo amable por otros por lo general produce bienestar. Eso se puede repetir a menudo.
Muchas veces no hacemos actos solidarios porque tendemos a ir junto a la masa social. Por ejemplo, vemos que nadie ayuda a alguien que está en la calle y nosotros tampoco lo hacemos.
Si la masa lo hiciese, nosotros también lo haríamos. Intenta salir de la “masa” y hacer actos amables. No podrás en todas las épocas de tu vida, pero sí cada vez que tengas tiempo y ganas.
Toma las críticas como aprendizaje para mejorar
Si no te han criticado ya, prepárate porque lo van a hacer. La única forma de que no lo hagan es quedándote en casa. Por suerte o por desgracia, hay personas que solo saben criticar destructivamente, y te vas a encontrar con ellas tarde o temprano.
El miedo a las críticas te puede impedir hacer lo que realmente quieres hacer. Es decir, es una barrera mental. Pero puedes actuar y ver de una forma positiva esas críticas. Lo importante es aprender a manejarlas de una manera adecuada.
Te vas a encontrar con dos tipos de críticas:
- Las personales: por ejemplo, si te dicen “torpe” o “tonto”. En este caso, te recomiendo usar el humor.
No tienes por qué insultar, puedes usar una técnica llamada banco de niebla: se usa para evitar un conflicto directo cuando una persona te habla de forma agresiva o suelta algún comentario ofensivo.
Se basa en decir respuestas inesperadas para frenar el comportamiento agresivo.
Ejemplo:
-Tu compañero: Ana, qué ropa más fea llevas.
-Tú: sí, quiero implantar una nueva moda.
Si el insulto o crítica personal es muy ofensivo o violento, puedes pedir un cambio de actitud o comportamiento.
2. Las de tarea: la crítica se basa en algo que haces.
Por ejemplo:
-Ana, no me gusta cómo has hecho el trabajo.
-Ana, te has equivocado. En realidad se hace…
En este caso, lo mejor es tomar la crítica como algo constructivo para mejorar. Además, puedes pedir que te especifiquen qué cosas has hecho mal.
Ponte el filtro positivo
En todo lo que nos rodea hay algo positivo. La mayor parte del tiempo no es algo obvio. Solo hay que encontrarlo y actuar.
Cuando camines por la calle, proponte ver las cosas positivas que existen, que en realidad pueden ser cientas. Desde la gente que hay en la calle, hasta los trabajadores, árboles, animales…
La idea aquí es acostumbrarte a centrar tu foco de atención en las cosas positivas, en lugar de deambular con tu diálogo interno negativo.
Mira las posibilidades, no las barreras
Las personas positivas se centran en lo que pueden hacer, no en lo que no pueden.
En lugar de perder el tiempo pensando en cómo no puedes hacer algo que quieres, dedícalo a pensar cómo vas a hacer algo que sí puedes hacer.
Acostúmbrate a mirar las posibilidades en lugar de las barreras.
Refuerza tu positividad
Cuando realmente te hayas descubierto pensando positivamente, centrándote en las posibilidades, es hora de que te refuerces.
Es decir, date a ti mismo un premio por haber hecho algo que te beneficia. De esa forma habrá más probabilidades de que lo vuelvas a hacer.
Puedes decirte “eres genial”, “lo has hecho muy bien” o puedes hacer algo que te guste. Es importante ser honesto, no darte premios cuando has hecho lo que no te propones.
Acepta los momentos de tristeza
No siempre vas a poder estar con un estado de ánimo alto. De vez en cuando, ocurrirán ciertos acontecimientos que harán que tu estado de ánimo baje.
En esos casos, lo mejor es aceptarlos, verlos como algo normal en la vida y darse cuenta de que son temporales.
La actitud positiva en este caso sería pensar que lo superarás y que pasará. La actitud negativa sería pensar que ese momento triste durará siempre.