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Cryptosporidium parvum: características, ciclo de vida, enfermedades


Cryptosporidium parvum es un microorganismo parasitario que pertenecen al filo Apicomplexa y que es el responsable del desarrollo en los seres humanos de una enfermedad conocida como criptosporidiosis.

De todos las especies que integran al género Cryptosporidium, esta es la más conocida y estudiada por los especialistas en el tema. Esto se debe a que es la que, con mayor frecuencia infecta al ser humano y le causa síntomas de enfermedad.

Este parásito es más común y frecuente en países subdesarrollados y comunidades en las que las condiciones higiénicas son deficientes, lo cual facilita su prevalencia y transmisión. Es por esto que es de vital importancia mantener las medidas de higiene necesarias a la hora de preparar alimentos y tener cuidado de no ingerir el agua de las piscinas en las cuales se toman baños recreativos.

Índice del artículo

Características de Cryptosporidium parvum

Cryptosporidium parvum es un organismo eucariota unicelular. Sus células presentan una membrana nuclear que delimita un espacio conocido como núcleo, dentro del cual se encuentra su material genético. Están conformados por una única célula que cumple perfectamente las funciones de un ser vivo.

Este es un organismo que tiene predilección por ambientes con un exceso de humedad, gracias a lo cual pueden sobrevivir sin ningún tipo de problema, durante cierta cantidad de tiempo. Es por esto que normalmente se encuentran en el agua.

No llevan un estilo de vida libre, sino parásito. Debido a esto, para poder subsistir y desarrollar las diferentes fases de su ciclo vital, obligatoriamente deben encontrarse en el interior de un huésped. El principal huésped de este parásito es el ser humano.

Así mismo, es un organismo patógeno, lo que quiere decir que es capaz de fomentar el desarrollo de una enfermedad en su huésped, causando así, daños en los tejidos a los cuales se fija. En este caso, se encuentra principalmente en las células epiteliales intestinales.

En lo referente a su reproducción, durante su ciclo de vida se pueden apreciar, tanto reproducción sexual como asexual. Su desarrollo es indirecto, teniendo que atravesar una serie de transformaciones hasta alcanzar la madurez y poder reproducirse.

Taxonomía

La clasificación taxonómica de Cryptosporidium parvum es la siguiente:

-Dominio: Eukarya

-Reino: Protista

-Filo: Apicomplexa

-Clase: Conoidasida

-Subclase: Coccidiasina

-Orden: Eucoccidiorida

-Familia: Cryptosporidiidae

-Género: Cryptosporidium

-Especie: Cryptosporidium parvum

Morfología

La morfología del Cryptosporidium parvum es bastante simple, en comparación con la de otros parásitos.

Sus ooquistes pueden ser de forma ovalada o redonda, midiendo aproximadamente unas 7 micras de diámetro. Además de esto, cada ooquiste se encuentra delimitado por una doble membrana, la cual, dependiendo del sitio al que irá el ooquiste, puede ser delgada o muy gruesa y resistente.

Dentro de cada ooquiste se encuentran unas estructuras denominadas esporozoítos. En los ooquistes maduros, hay cuatro esporozoítos. Estos tienen forma vermiforme y son liberados cuando se rompe la pared del ooquiste.

Ciclo de vida

El ciclo de vida de Cryptosporidium parvum es muy interesante, ya que a pesar de que se lleva a cabo dentro de un único huésped, el parásito experimenta una serie de transformaciones que incluso involucran los dos tipos de reproducción que existen: asexual y sexual.

Reservorio

El lugar en el que se encuentran las formas infectantes de este parásito es el agua. Sin embargo, contrario a lo que se puede pensar, no es únicamente el agua que se ingiere, sino también cualquier cuerpo de agua recreativa, en la que las personas suelen disfrutar de algún baño. Las piscinas y lagos se encuentran en el primer lugar como sitio de infección de este parásito.

Ingreso al huésped

Como es de esperarse, el ingreso del parásito al huésped, que es el ser humano, se da a través de la ingestión accidental de agua infestada de este parásito. La ingesta puede darse a través de alimentos que hayan sido lavados o preparados utilizando agua contaminada, o bien por tragar de manera accidental un poco de agua contaminada durante algún baño recreativo en una piscina.

Forma infectante

La forma infectante de este parásito está representada por los ooquistes. Estos presentan una cubierta bastante resistente, la cual les permite sobrevivir a las condiciones adversas ambientales durante cierto período de tiempo.

Dentro de cada ooquiste se encuentran unos cuatro esporozoítos, los cuales van a ser liberados una vez el ooquiste alcance el tracto intestinal del huésped. Este estadio del parásito alcanza el ambiente a través de dos vías: por las heces, en las cuales se encuentran contenidos, o bien mediante la expectoración de fluidos respiratorios durante alguna tos.

Dentro del huésped

Cuando son ingeridos los ooquistes, estos son resistentes a la acción de las enzimas digestivas presentes en la saliva, así como también a los jugos gástricos que hay en el estómago.

De manera tal que llegan al intestino delgado prácticamente intactos. Allí experimentan una ruptura y entonces los esporozoítos que se encontraban dentro son liberados a la luz intestinal.

Ahora bien, los esporozoítos tienen especial predilección por las células del epitelio intestinal. Debido a esto, inmediatamente después de ser liberados de los ooquistes, invaden a dichas células para poder proseguir con su desarrollo dentro de ellas. Aquí alcanzan el siguiente estadio, que es el de trofozoíto.

Reproducción asexual

El trofozoíto es el estadio del parásito que posteriormente experimenta la reproducción de tipo asexual. Esta reproducción lleva por nombre esquizogonia. Al igual que ocurre con muchos procesos que son de tipo asexual, este consiste en varias divisiones mitóticas.

Tras la primera división, el trofozoíto se transforma en meronte tipo I, el cual tiene en su interior 8 merozoitos. Aquí pueden ocurrir dos cosas. En primer lugar, los merozoitos que se encuentra dentro del meronte tipo I pueden liberarse e infectar a más células del epitelio intestinal, transformándose a sí mismos en meronte tipo I. En segundo lugar, el meronte tipo I puede proseguir su proceso de transformación y convertirse en meronte tipo II, dentro del cual se encuentran cuatro merozoitos.

 Reproducción sexual

Esos cuatro merozoitos que se encuentran dentro del meronte tipo II son liberados y son los que experimentan el proceso de reproducción de tipo sexual. Este proceso se conoce como gametogénesis y, como su nombre lo indica, consiste en la formación de los gametos (células sexuales), tanto femeninos como masculinos.

En el caso de Cryptosporidium parvum, el gameto masculino se conoce con el nombre de microgamonte y el gameto femenino como macrogamonte. En el momento en que ambos tipos de célula se encuentran maduros, ocurre la unión de ellas, mejor conocido como fecundación.

Como es de esperarse, producto de la fecundación se forma una única célula que se denomina cigoto, el cual, finalmente se convierte en un ooquiste.

En un individuo infectado, en esta parte del ciclo de vida del parásito, se producen dos tipos de ooquistes. Unos tienen una cubierta poco resistente y se mantienen en el interior del huésped, con la intención de mantener la infección latente.

El otro tipo de ooquiste que se genera presenta una cubierta rígida y muy resistente. Estos son expulsados al exterior a través de las heces. Su cubierta les permite sobrevivir a las condiciones ambientales adversas, por lo que pueden sobrevivir allí durante un período prolongado de tiempo.

Variaciones en el ciclo de vida

A pesar de que en la mayoría de los casos, el ciclo de vida de Cryptosporidium parvum se desarrolla en el tracto intestinal, hay ocasiones en las que el parásito ingresa al organismo del huésped a través de la inhalación de los ooquistes.

En estos casos, el ciclo de vida se desarrolla a nivel de los pulmones, cuyas células son aptas para desarrollar al parásito, tal como las células del epitelio intestinal. Luego de su desarrollo, los ooquistes son liberados al exterior a través de la expectoración durante la tos o el estornudo.

Enfermedades que produce

Debido a que Cryptosporidium parvum es un parásito patógeno, tiene la capacidad de desencadenar en el huésped un conjunto de reacciones adversas y síntomas que afectan en gran medida a su salud.

Todos esos síntomas que afectan a varios órganos del cuerpo se conocen, en su conjunto como criptosporidiosis. Esta afecta principalmente al tracto digestivo, por lo que la mayoría de los signos y síntomas se manifiestan a este nivel.

Factores de riesgo

Un factor de riesgo es todo aquello que predispone a una persona a ser susceptible de contraer o manifestar alguna enfermedad o patología. Los factores de riesgo tienen que ver con la genética, la biología y con el estilo de vida.

Los factores de riesgo que pueden facilitar que una persona se contagie con Cryptosporidium parvum son los siguientes:

– La ingesta de agua contaminada con el parásito o de dudosa procedencia.

– Pocas medidas de higiene durante la preparación y el cocinado de los alimentos.

– Baños frecuentes en piscinas o lugares a los que acude un gran número de personas.

– Mantener contacto con animales, principalmente mascotas. Los animales de granja también pueden ser portadores del parásito y transmitirlos al ser humano, aunque esto es algo excepcional.

– Contacto directo con personas que tengan diarrea y que, por supuesto, estén infectados con el parásito.

Las personas más propensas al contagio son los profesionales que ejercen cargos dentro del sistema de salud o quienes trabajan en guarderías atendiendo niños pequeños.

Contagio

Como ya se ha mencionado, la forma infectante de este parásito se encuentra en el agua, a la cual llega producto de heces infectadas. En este sentido, la forma más común de contagio de este parásito es a través de la ingesta de agua contaminada.

Esto puede ocurrir cuando se toma un baño recreativo en alguna piscina o lago. Así mismo, la transmisión también puede ocurrir por la ingesta de alimentos que se han contaminado al ser lavados con agua infestada por ooquistes.

Son muy contados y fortuitos los casos en los que el contagio de este parásito ocurre de persona a persona. En muchos menos casos, el contagio también puede darse desde un animal hacia el ser humano. Aunque es poco probable, pero se han documentado algunos casos.

La forma más común es teniendo como vehículo de transmisión el agua.

Síntomas

Como ya se ha planteado, los ooquistes del parásito ingresan al huésped en la gran mayoría de los casos, a través de la ingestión, por lo que permanecen en el tracto digestivo causando daños en los tejidos y órganos a los que se adhiere.

En ocasiones, hay quienes están infectados por el parásito y no manifiestan ningún tipo de síntomas, por lo que el microorganismo puede coexistir tranquilamente en el organismo del huésped durante largo tiempo.

Entre los síntomas que se presentan con mayor frecuencia en personas infectadas por Cryptosporidium parvum se pueden mencionar los siguientes:

-Evacuaciones líquidas frecuentes durante dos o más días

-Náuseas

-Vómitos frecuentes

-Fiebre elevada

-Pérdida del apetito

-Malestar abdominal intenso, caracterizado por cólicos y dolores agudos.

La duración del cuadro clínico estándar es de unas 2 semanas aproximadamente.

Casos más complicados

Cuando una persona tiene un sistema inmunológico debilitado por alguna condición subyacente, como por ejemplo el sida, los síntomas tienden a persistir. Esto se debe a que los mecanismos con los que cuenta el organismo para combatir las infecciones no trabajan de manera óptima y eficiente.

En el caso de estas personas, los síntomas se mantienen en el tiempo y pueden ocasionar diversas complicaciones. Entre estas se pueden mencionar:

– Deshidratación producto de la pérdida de líquido a través de las evacuaciones.

– Disminución del peso corporal y desnutrición. Esto se debe a la pérdida del apetito por parte de la persona infectada y a la absorción deficiente de los nutrientes por las células del epitelio intestinal que se encuentran infestadas de parásitos.

– Deterioro del estado general del organismo, especialmente de los órganos comprometidos por la infección crónica por Cryptosporidium parvum.

Diagnóstico

Cuando un médico recibe un paciente con sintomatología similar a la ya descrita y sospecha que puede estar infectado por este parásito, es posible que decida realizar algunas pruebas diagnósticas. Entre estas se pueden mencionar:

Tinción ácido resistente

Es el método de diagnóstico definitivo de este parásito. Cryptosporidium parvum pertenece a un grupo de organismos conocidos como ácido resistentes. Esto quiere decir que cuando es sometido a un tinte especial y posteriormente a un lavado con una solución ácida, es capaz de retener el tinte.

Para este examen, se toma una muestra de heces o de tejido intestinal y se somete al proceso ya mencionado. Al final, se observa la muestra en el microscopio y entonces es posible determinar la presencia o no del parásito o de los ooquistes.

Coprocultivo

Consiste en tomar una muestra de heces y observarla al microscopio con la finalidad de determinar la presencia de algún cuerpo extraño en ellas. A pesar de que se pueden observar los microquistes, el diagnóstico definitivo viene dado por el método anterior.

Tratamiento

En general, las infecciones por Cryptosporidium parvum tienen una resolución exitosa al cabo de unas dos semanas. Los cuidados que debe tener el paciente son los que se recomiendan para alguien con un cuadro diarreico, como por ejemplo una buena hidratación.

Sin embargo, cuando los síntomas persisten y la condición general de la persona infectada se va deteriorando en el tiempo, es necesario recurrir a diversos medicamentos que, si bien no van a matar al parásito, si pueden paliar sus efectos adversos en el organismo.

Medicamentos antiparasitarios

Como por ejemplo la nitazoxanida. Este tipo de medicamentos interfieren con la actividad metabólica del parásito, deteniendo así el daño que puedan estar ocasionando a las células intestinales.

Medicamentos antimotilidad

Son medicamentos que reducen el movimiento del tracto intestinal. Esto permite que los nutrientes permanezcan durante más tiempo en el intestino, por lo que el proceso de absorción se realiza de manera óptima.

Referencias

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