Cultura general

8 Discursos para el Día del Maestro (Emotivos)


Te dejo discursos para el Día del maestro que te servirán de inspiración para desarrollarlo en tal citada fecha u otros eventos especiales como puede ser una jubilación o la entrega de alguna distinción.

Los maestros inspiran y emocionan, por ello, cada palabra cuenta para llegar a lo más hondo de sus aprendices y despertar en ellos una motivación no solo en su formación educativa, sino de su día a día.

Maestra dando clases

El Día del maestro es una festividad que nace en el siglo XX y que está ampliamente distribuida por el mundo. No tiene una fecha específica, siendo esta fijada en conmemoración a algún ilustre maestro o hecho de gran importancia para la educación del país.

Índice del artículo

Discurso para el día del maestro

Una vocación de servicio

Maestra dando clase al aire libre

En este, nuestro día, constituye una gran alegría reconocer tan importante labor y compartir el agradecimiento mutuo entre estudiantes y maestros. Porque así como los estudiantes cuentan con sus maestros para fomentar y apoyar su recorrido por el aprendizaje, los maestros debemos a ellos nuestra bonita vocación.

Ser maestro es una vocación de servicio, ejercemos nuestra profesión con convencimiento y pasión todos los días, no solo para transmitir nuestros conocimientos a los estudiantes, sino también para enseñar a construirlos. 

Enseñar es sinónimo de felicidad, además de hacerlo en el salón de clases lo hacemos en un sinfín de actividades distintas, porque nacemos con la vocación de servir a los jóvenes de nuestro país apoyando su crecimiento y aprendizaje en el marco de una sociedad dinámica.

Es para nosotros un placer materializar nuestra vocación cuando expresamos y adquirimos conocimientos en una clase con estudiantes ansiosos por aprender, conocer y saber. Porque el conocimiento no vale nada cuando no es difundido y transmitido. 

Un verdadero maestro ayuda siempre con una sonrisa y con voluntad sincera, transmite su estado de ánimo a sus estudiantes y no solo infunde conocimientos en ellos, sino también valores; el maestro los ayuda a construir una imagen positiva de sí mismos para fomentar un autoestima sana que estimule las ganas de aprender y ser un ciudadano con pensamientos críticos.

Samuel Arango; escritor colombiano, define como un buen docente a aquel que: “tiene conciencia de que el mejor y casi único proceso de paz que vale la pena, es educar”. 

No se es maestro para vivir, se vive para ser maestro

Solo aquél que vive para los demás, podrá ser llamado maestro. El gran historiador y novelista Henry Adams dice: “Un maestro trabaja para la eternidad. Nadie puede predecir dónde acabará su influencia.” Si no fuera por los maestros, yo no hubiese sido maestro, ni ninguno de ustedes sería ingeniero, enfermera, científica o abogado, pero sobretodo, pocos reconocerían el valor del conocimiento y los buenos valores en una sociedad.

Un maestro es un ser que da, y nunca se cansa de dar, porque vive para ello. Como maestros podemos educar de dos formas: enseñando a ganarse la vida, o enseñando a vivir; ambos aspectos son esenciales para el desarrollo de los ciudadanos de esta sociedad.

En la época en la que vivimos, necesitamos formar a personas con la ciencia, la técnica, la cultura, los valores y criterios del contexto actual. Personas que entiendan que más importante que el conocimiento en sí, es saber alimentarlo, corregirlo, aplicarlo en la toma de decisiones, y sobre todo transmitirlo para permanecer nutriéndose con la retroalimentación del saber.

Hoy, aquí, ante ustedes, reunidos celebrando un día tan especial como lo es el día del maestro, quiero recordar las certeras y vigentes palabras del gran epistemólogo Jean Piaget:

“La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventores y descubridores. La segunda meta de la educación es la de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece”.

Vocación de dar y hacer nacer la luz del saber

Celebrar el día del maestro es una manera de reconocer y honrar la hermosa labor de educar; esta forma de vida deja una marca en cada ser que la vive tanto ejerciendo la profesión como dedicando su atención como estudiante.

Quiero tomarme este momento, este espacio, y su atención para agradecer el don de nuestra vocación de maestros, vocación de dar y hacer nacer la luz del saber, del descubrir, del crear, del enseñar, de reconocerse y admirarse a sí mismo.

Se es maestro por solo una razón, porque se cree en el futuro luchando por el presente a través de la formación de personas en cualquier nivel en que nos desempeñemos.

No se es docente por trabajar para vivir, lo somos porque creemos en el ser humano, en la sociedad, y sobre todo en la educación como única herramienta para lograr transformar el mundo.

Ser maestro va más allá de un título, de un cargo; ser maestro es producto de la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria de enseñar y de aprender enseñando. De empatizar con las personas que hacen posible nuestra labor, de sentir y transmitir la esperanza y la alegría de hacer lo que elegimos ser.

Y por último, aunque la remuneración importa, no es lo que más vale, porque somos docentes porque no hay satisfacción más grande que el resultado de nuestra labor, ni remuneración más valiosa que el reconocimiento que nos hacen, ese acto de reconocimiento, es el mejor homenaje que un docente puede esperar. Muchas gracias

Uno de los oficios más significativos de la humanidad

Las palabras docente, profesor, educador y maestro son motivo de reflexión, explicadas y diferenciadas entre sí. Las he escuchado y leído como sinónimos una de la otra, sin embargo, concuerdo con el historiador Jaime Álvarez Llanos, quien sitúa cada palabra en un escalón distinto en el contexto de la labor de enseñanza.

Para Álvarez Llanos, docente es quien cumple un rol profesional, profesor es quien realiza un rol pedagógico, por otro lado, el educador cumple un deber social, y finalmente, maestro es aquél que le da una dimensión humana a la enseñanza y la convierte en su forma de vida.

Con esto podemos decir que no todo docente, profesor o educador logra ser un maestro. Yo, dejando de un lado el alardeo pero también la modestia, tengo la certeza de que todos los homenajeados hoy en este día son verdaderos maestros, incluyéndome.

Pero no es porque somos los mejores en lo que hacemos, ni los más sabios y certificados, sino porque todos ponemos nuestro corazón en lo que hacemos. Con pasión logramos conseguir el fruto de transmitir nuestro conocimiento, que es recibir mucho más conocimiento de vuelta, y despertar las ganas de aprender, descubrir y crear cada día en los que le dan sentido a nuestra ocupación: nuestros estudiantes.

Albert Einstein dijo: “El arte más importante de un maestro es saber despertar en sus alumnos la alegría de conocer y crear.”

Lo que hacemos los maestros va más allá de nuestro título, consiste en despertar la alegría por el conocimiento, y al lograrlo la alegría nuestra es más grande, con ello nos motivamos a seguir siempre haciendo lo que hacemos.

Los padres son los primeros maestros

Durante nuestra niñez, los padres son los primeros maestros y la casa nuestra primera escuela, son el ejemplo a seguir que tenemos, los que inculcan los primeros conocimientos.

La formación en el hogar es la base de cualquier persona y muchas veces, no somos conscientes de la responsabilidad que implica educar a nuestros hijos en el hogar, promoviendo los valores del respeto, la cortesía, la generosidad, entre otros, para abonar el camino del conocimiento para el momento en que entren a la escuela.

La educación en todos sus niveles, y especialmente en la etapa inicial, requiere de un trabajo mancomunado entre maestros y familia para contribuir al desarrollo integral del niño, ese pequeño ciudadano en formación que necesita motivación en todos los aspectos de su vida para descubrir el mundo que le rodea.

Es en este momento que la figura del maestro cumple un rol protagónico ¿Quién no recuerda a su primera maestra, la del jardín de infancia?

Sea para bien o para mal, siempre vienen a nuestra memoria los recuerdos y enseñanzas de esos maestros que marcaron nuestra vida.

Importancia de la educación

Son muchos los filósofos y expertos que aseguran que las riquezas de un país no se miden en índices económicos ni en los avances tecnológicos que desarrolla. La verdadera riqueza de una sociedad está en la forma en cómo educa a sus miembros.

Garantizar una educación libre, gratuita y de calidad debe ser prioridad para cualquier gobierno, pero para ello se debe invertir en la formación de educadores con vocación, calidad humana y amor por la enseñanza, al mismo tiempo que se remuneren de la forma más justa y proporcional a la gran labor que realizan.

El buen profesor sabe que no es el dueño absoluto de la verdad, ni que tiene todos los conocimientos.

Al contrario, es consciente de que el proceso de aprender no caduca y cada día es una nueva oportunidad para enriquecer sus conocimientos, especialmente en el proceso de retroalimentación con sus estudiantes, donde el maestro tiene mucho que aprender de la comunicación con ellos.

Es a través de este diálogo que el maestro se da cuenta de que educar a sus estudiantes, es en realidad sembrar una semilla que se cosecha en la sociedad para su progreso.

Además de enseñar gramática, matemática y ciencias, los maestros deben formar ciudadanos honestos con ética y moral, reforzar los valores que la persona adquiere en el núcleo familiar.

Todos los conocimientos adquiridos durante la formación educativa, deben contribuir a la formación de personas críticas, que se respetan a sí mismas y a todos los que le rodean, otorgándole la importancia que tiene cada persona sin importar su formación académica.

Más allá de los paradigmas

En la educación, se han desarrollado modelos y paradigmas para adaptarse a las características de los estudiantes. Sin embargo, la gran tarea de enseñar trasciende los límites y concepciones psicológicas de la educación.

Cada maestro debe potenciar las habilidades y destrezas de sus estudiantes, entendiendo el principio de que cada individuo es totalmente diferente y tiene sus cualidades y características propias.

Los niños, jóvenes y estudiantes en general deben sentir que su maestro valora sus aptitudes, sin compararlo con el resto de sus compañeros con la finalidad de contribuir al desarrollo integral de la persona al permitir su adaptación al entorno, promover la socialización y otorgarle un rol protagónico en su formación educativa.

El maestro debe hacer de sus estudiantes agentes activos en el aprendizaje, más que un grupo de personas pasivas que solo están para escuchar y copiar clases.

Dicho de esta forma, el trabajo del educador nunca termina, con su ejemplo dentro y fuera de la escuela sigue siendo el modelo a seguir de sus alumnos, un referente de vida para todos aquellos a los que impartió sus conocimientos.

Es por ello que desde nuestra trinchera, sea cual sea, nunca debemos menospreciar el trabajo de un maestro, de aquel que tiene más hijos de los que concibió, que a diario se preocupa por el bienestar de sus estudiantes, que sabe cuando algo anda mal con ellos, y que ofrece su mano amiga para dar palabras de aliento y escuchar sus problemas.

Es por ello que reconocemos y enaltecemos la labor de los maestros, los profesionales de la educación, que se preparan durante muchos años para ejercer esta carrera, pilar fundamental de cualquier sociedad, pero también debemos destacar la labor de todo aquel que desde su espacio contribuye a enseñar un oficio, ofrecer una guía y enseñar con su ejemplo.

La escuela de la vida

Desde la familia, la comunidad, el trabajo, hay muchas personas que sin tener un titulo universitario se dedican a enseñar, compartir sus conocimientos pero sobre todo a contribuir al crecimiento moral en el lugar donde se encuentran: la escuela de la vida.

A esas personas también le damos nuestro reconocimiento, por tener una vocación innata para compartir lo que sabe desde la humildad de su ser para hacer de este un mundo mejor.

Hoy queremos decir gracias, de verdad gracias a todas aquellas personas que diariamente son llamadas maestros.

A aquellos que sin serlo comparten su saber y sobre todo a los que a diario se levantan con la convicción de que desde su salón de clases está construyendo una sociedad mejor porque está educando a los hombres y mujeres del mañana, esos que levantaran a nuestros países con esfuerzo, trabajo, dedicación y moral. ¡Feliz día del maestro!

Referencias

  1. Iriarte, M. (2011) Citas sobre la educación. Recuperado de: incress.com
  2. Caldeiro, G.P. Tópicos para discursos del día del maestro. Recuperado de: educacion.idoneos.com
  3. Hernández, G. (2013) Docente, profesor, educador y maestro. Recuperado de: elheraldo.co
  4. Frases célebres y citas sobre la educación y los profesores. Recuperado de: mundifrases.com
  5. Castañeda, M. Discurso en conmemoración del día del maestro. Recuperado de: biblio.juridicas.unam.mx