Lengua y literatura

San Ignacio de Loyola: quién fue, biografía y obras


¿Quién fue san Ignacio de Loyola?

San Ignacio de Loyola (1491-1556) fue un sacerdote español que se caracterizó por su religiosidad y fidelidad a la Iglesia católica, y por su máxima obediencia al papa. Fue el fundador de la Compañía de Jesús, conocida como jesuita, siendo su primer general. 

Logró junto a sus otros compañeros que la organización creciera a pasos agigantados. Además, Loyola participó activamente durante los procesos de la Contrarreforma.

San Ignacio fue primero militar. Posteriormente, su vida dio un cambio espiritual, y fue allí cuando inició sus estudios religiosos. Aunque a lo largo de su vida sacerdotal tuvo varios inconvenientes, sobre todo ideológicos, jamás se apartó de su fe, ni dejó de lado su amor por el prójimo.

Biografía de san Ignacio de Loyola

Ignacio de Loyola nació el 23 de octubre de 1491. Su nombre de pila fue Íñigo López de Loyola. Sus padres fueron Beltrán Yáñez de Oñaz y Loyola, quien se desempeñó como VIII señor de la Casa de Loyola, y Marina Sáez de Licona, dama de familia reconocida.

Fue el menor de trece hermanos. Sus padres se esforzaron por darle una buena educación en todos los aspectos.

Desde muy niño estuvo relacionado con la nobleza española, y, por tanto, con las artes militares, de allí que se formara como soldado.

Juventud 

A sus 16 años murió su madre. Su padre decidió enviarlo, tras la invitación de la esposa del máximo contador de Castilla, María Velasco, a la corte para que fuera educado. Allí, en Castilla, Ignacio pasó los siguientes doce años de su vida.

En esa época se formó como militar. Se convirtió además en un asiduo lector, y desarrolló habilidad para escribir. Sirvió al duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara (virrey de Navarra), y sacó a relucir su amor y respeto por la libertad, y también su creatividad y juicio.

A los 30 años fue herido en una pierna durante la defensa del castillo de Pamplona, y tuvo que ser operado. Todos quedaron admirados por su resistencia al dolor. De esta lesión tuvo problemas para caminar.

Transformación espiritual

Tras el incidente en Pamplona tuvo que permanecer mucho tiempo en el hospital, lo que le permitió dedicarse a la lectura, sobre todo de temas religiosos. Allí comenzó su transformación espiritual, que le hizo abandonar la vida que tuvo hasta entonces.

Posteriormente, el 25 de marzo de 1522, frente a la imagen de la virgen en el Monasterio de Montserrat en Barcelona, colgó su vestidura de militar. Ese fue el primer paso que marcó el resto de su vida. Salió del lugar descalzo.

Durante esos años vivió en una cueva, y se dedicó a la meditación, la oración y el ayuno. Además, peregrinó con quienes quisieron seguir sus pasos. Hizo algunos viajes, entre los que cuentan el de Roma y Jerusalén. Se inscribió en la universidad y aprendió latín.

Cuando vivió en solitario escribió sus famosos Ejercicios espirituales, los mismos que en Salamanca le ocasionaron problemas porque no eran bien vistos, y lo llevaron unos días a la cárcel.

Pasó un año en la universidad de Henares, y sirvió a los enfermos del hospital.

París y el nacimiento de la Compañía

A principios de 1528, en febrero, fue a París. Se inscribió en la universidad para ampliar sus conocimientos en teología y literatura. Fue tanto su fervor por la espiritualidad que a través de la aplicación de sus ejercicios atrajo a sus primeros seguidores.

París fue la etapa de su amistad con Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Pedro Fabro, Simão Rodrigues y Nicolás de Bobadilla, con quienes decidió crear la Compañía de Jesús. Contactaron a mucha gente para conseguir el dinero para la organización.

En París, específicamente en Montmartre, Ignacio y sus amigos juraron servir a Dios, dejando fuera de sus vidas todas las cosas de la tierra que afectaran su espiritualidad. Tras este juramento, el 15 de agosto de 1534, nació la hoy conocida Compañía de Jesús.

Aprobación de la Compañía

En un principio, Loyola se fue a Venecia, donde estuvo un año. La idea era que al unirse sus amigos viajarían a Tierra Santa, pero no pudieron. Con aprobación del papa Paulo III, fueron ordenados sacerdotes en la ciudad italiana el 24 de junio.

Durante su estadía en Venecia se dedicaron a evangelizar y a ayudar a los más necesitados. En 1538, en Nochebuena, Ignacio de Loyola hizo oficial su sacerdocio dando la primera misa.

Dos años después, el mismo papa que ordenó su sacerdocio, confirmó oficialmente la creación de la orden religiosa.

Ignacio de Loyola fue designado como Superior General de la compañía. El hecho de haber enviado a sus compañeros a peregrinar por toda Europa, hizo que la orden religiosa creciera.

Muerte y santidad

Fue frecuente que Ignacio enfermara, aunque también que se recuperara. Sin embargo, la última enfermedad fue fatal.

Su muerte sorprendió a todos el 31 de julio de 1556, cuando tenía 65 años. Ocurrió en Roma, donde pasó gran parte de su vida.

Sus restos reposan en la iglesia del Gesú, en Roma. Lo beatificaron el 27 de julio de 1609, y unos años más tarde, en 1622, fue canonizado por el papa Gregorio XV. Cada 31 de julio se conmemora la festividad en su nombre.

Obras

Las obras escritas por san Ignacio de Loyola están basadas en la religiosidad, la espiritualidad y la fe. Entre las más conocidas están los Ejercicios espirituales. También escribió su autobiografía.

A continuación se describen algunos de sus trabajos:

Ejercicios espirituales

San Ignacio inició la escritura de este libro durante sus años de juventud. Fue esta obra, precisamente, la que durante sus años de estudio en París atrajo a sus primeros seguidores. El texto está constituido por oraciones, meditaciones y ejercicios mentales.

El libro tiene unas 200 páginas, y los ejercicios están diseñados para ejecutarse entre 28 y 30 días, bajo la orientación de un guía espiritual y en lugares apartados. 

Un aspecto resaltante de los ejercicios es guardar silencio mientras se realizan. Esto excluye, por supuesto, las discusiones reflexivas que se presenten. 

Contiene oraciones a la virgen María, apoyo a las Cruzadas, obediencia absoluta a los superiores. También puede encontrarse allí una invitación a realizar misiones, a predicar la palabra a los más necesitados y la defensa del catolicismo.

Desde el punto de vista espiritual contiene las experiencias de Loyola. Toca temas relacionados con el pecado, la humildad, la naturaleza y la santidad. 

Fragmento:

“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la faz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es criado…”.

Diario espiritual

Como su nombre lo indica, fue un diario donde Loyola escribió su gozo por recibir la gracia de Dios cada día de su vida. La mayoría de las anotaciones han desaparecido, aunque se conservan dos textos, restaurados recientemente en Roma.

En este Diario espiritual, san Ignacio dejó plasmada la necesidad de encontrar a Dios a través de la pobreza. Cada uno de los cuadernillos restaurados contiene doce folios. El primero va desde el 12 de febrero hasta el 12 de marzo de 1544.

Una segunda parte abarca entre el 13 de marzo de 1544 hasta el 27 de febrero de 1545. Tenía 53 años cuando comenzó a escribir el Diario. Se dedicó en ese entonces a construir hogares y centros de formación para jóvenes y mujeres.

El siguiente es un fragmento del manuscrito:

“Dios me ama más que yo a mí mismo.

¡Siguiéndoos, Jesús, no me puedo perder!

Dios proveerá lo que le parezca mejor.

¡Señor, soy un niño! ¿A dónde me lleváis?

¡Jesús, por nada del mundo te dejaría!”.

La anterior reflexión de san Ignacio de Loyola fue una muestra del valor, amor y respeto que le tenía a Dios. 

Deliberación sobre la pobreza

Con esta obra, Loyola complementa su ya mencionado Diario espiritual. Entre los aspectos que desarrolló, estaban los relacionados con el debate de si la Compañía de Jesús debía recibir algún tipo de renta constante o si se mantenía de las limosnas o donaciones.

En el escrito, Loyola pone de manifiesto las ventajas y desventajas de ambos planteamientos, de un modo racional y práctico, teniendo siempre presente la fe católica. Algunos aspectos para no recibir renta:

“La Compañía toma mayores fuerzas espirituales y mayor devoción asimilando y viendo al Hijo de la Virgen, nuestro Criador y Señor, tanto pobre y tantas adversidades.

Se facilita más a esperarlo todo en Dios nuestro Señor, separándose de las cosas del século.

Vive más en continua esperanza divina y con mayor diligencia en su servicio.

La pobreza, no teniendo cosa alguna de renta, es más perfecta que teniendo en parte o en todo”.

Reglas para los estudiantes de la Compañía de Jesús

Las basó en el interés del propio Loyola de que los estudiantes pudieran discernir y tener criterio propio en cuanto a la vida espiritual. Con ellas propuso que el día a día de un jesuita estuviera enfocado en darle gloria a Dios, y buscar una vida santa y perfecta.

Entre otras cosas, también se refirió a la formación integral que debía tener un estudiante de la Compañía de Jesús: por ejemplo, aprender nuevos idiomas, tomar notas de apuntes importantes, repasar autores, y, la más importante: tener el alma pura y verdadera intención de estudiar.

Otras obras

Se cuentan también su autobiografía, el Directorio de ejercicios –algunos escritos que se desprenden de los Ejercicios espirituales y aclaran ciertos puntos de estos–, y la Forma de la Compañía y su Oblación, de 1541.

Referencias

  1. Caicedo, E. (2013). La Mínima Compañía. Recuperado de sites.google.com
  2. San Ignacio de Loyola (S. f.). Recuperado de ewtn.com
  3. San Ignacio de Loyola (2009). Recuperado de corazones.org