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Teorías del comercio internacional, características y autores


¿Qué son las teorías del comercio internacional?

Las teorías del comercio internacional son diferentes proposiciones que intentan encontrar los fundamentos de este fenómeno mundial y analizar sus efectos sobre el consumo y la producción.

El comercio se refiere al intercambio de productos y servicios entre dos entidades. Por tanto, el comercio internacional viene a ser este mismo concepto de intercambio entre entidades, pero que se encuentran en dos países diferentes.

Los países realizan actividades comerciales porque consideran que se benefician de este intercambio, ya que necesitan los bienes ofrecidos. Aunque esto parezca evidente, existe gran cantidad de teorías que conforman el comercio internacional.

Para comprender mejor cómo ha evolucionado el comercio exterior actual, resulta importante comprender cómo comerciaban históricamente los países entre sí. Eventualmente, los economistas han desarrollado teorías para explicar los mecanismos del comercio global.

Las teorías iniciales se denominan tradicionales y están basadas desde el punto de vista de un país. A mediados del siglo XX, estas teorías comenzaron a modernizarse para explicar el comercio desde la perspectiva de una empresa, más que de un país.

Teorías tradicionales del comercio internacional

Todas estas teorías se basan en que el comercio internacional se origina por las diferencias que hay entre los países:

Modelo de la ventaja absoluta de Adam Smith

En 1776, Smith ofreció una teoría comercial llamada de ventaja absoluta, que se centraba en la capacidad de una nación para producir un producto de una forma más eficiente que otro.

Smith razonaba que el comercio entre países no debía estar regulado o restringido por intervenciones gubernamentales. Afirmaba que el comercio debía fluir naturalmente según las fuerzas propias del mercado (“la mano invisible”).

En un mundo hipotético de solo dos países, si el país A podía producir un bien más barato o más rápido que el país B, entonces el país A tenía la ventaja y podía especializarse en producir ese bien.

De la misma manera, si el país B era mejor produciendo otro bien, podía también concentrarse en su propia especialización. Así, los países generarían mayor eficiencia, porque su fuerza laboral se volvería más calificada al realizar siempre las mismas tareas. Ambas naciones se beneficiarían, estimulando el comercio.

Modelo de la ventaja comparativa de David Ricardo

Los detractores de la teoría de Smith decían que algunos países podrían ser mejores produciendo varios bienes, por lo cual tendrían ventaja en muchas áreas. Por el contrario, otros países podrían no tener ninguna ventaja absoluta útil.

Para responder esto, el economista inglés David Ricardo introdujo en 1817 la teoría de la ventaja comparativa. Ricardo razonaba que, aunque el país A tuviera una ventaja absoluta produciendo varios bienes, aún podría existir especialización y comercio entre dos países.

La ventaja comparativa ocurre cuando un país no puede producir un bien de manera más eficiente que otro país, pero puede producir ese bien mejor y más eficientemente que otros productos.

La diferencia entre estas dos teorías es tenue. Mientras la ventaja comparativa se enfoca en las divergencias relativas de productividad, la ventaja absoluta se centra en la productividad absoluta.

Ejemplo

Mireya es una abogada que cobra $400 por hora por sus servicios legales. Además, ella puede escribir más rápido que sus asistentes administrativos, a quienes les paga $30 por hora.

Aunque Mireya tiene claramente la ventaja absoluta en ambas habilidades, no debería hacer ambos trabajos, porque por cada hora que Mireya decida escribir a máquina en lugar de realizar un trabajo legal, estaría dejando de ganar $370.

Su productividad e ingresos serán mayores si se especializa en brindar servicios legales y contrata al asistente administrativo que escriba más rápido, aunque sea más lento que ella.

Al estar tanto Mireya como su asistente concentrados en sus respectivas tareas, su productividad general como equipo será mayor. Este simple ejemplo demuestra la base de esta teoría.

Modelo de Heckscher-Ohlin

Las teorías anteriores no ayudan a establecer cuáles productos le darían ventaja a una nación. Ambas asumían que los mercados abiertos harían que los países determinaran qué bienes podrían producir más eficientemente.

A principios del siglo XX, los economistas suecos Heckscher y Ohlin le prestaron su atención a cómo una nación podría lograr una ventaja comparativa si producía bienes que utilizaran factores abundantes en el país.

Su teoría se basaba en los factores de producción: tierra, trabajo y capital, que proporcionan los recursos para invertir en plantas y equipos.

Determinaron que el costo de cualquier factor venía dado por la oferta y la demanda. Los factores que tenían una gran oferta en relación con su demanda serían más baratos y los factores de gran demanda en relación con su oferta serían más caros.

Afirmaban que los países exportaban bienes que requerían factores de gran oferta y más baratos. Por el contrario, importaban productos que requerían factores escasos, pero tenían mayor demanda.

Por ejemplo, China alberga gran cantidad de mano de obra barata. Por tanto, se ha convertido en el lugar óptimo para las industrias intensivas en mano de obra.

Teorías modernas del comercio internacional

En contraste con las teorías tradicionales basadas en países, las teorías modernas basadas en empresas surgieron después de la Segunda Guerra Mundial y evolucionaron con el crecimiento de las empresas multinacionales.

Estas teorías incorporaron otros factores en los productos para comprender mejor los flujos comerciales, como la lealtad de la marca y del cliente, la tecnología y la calidad.

Teoría del coste de oportunidad, de G. Haberler

El profesor Haberier propuso su teoría en 1993. Según esta teoría, el costo de un producto viene dado por la cantidad que debe entregarse de un segundo producto para liberar los recursos suficientes para producir una unidad adicional del primer producto.

Reformuló la teoría de costos comparativos en términos del coste de oportunidad, donde no se asumen cosas tales como que el trabajo sea el único factor de producción, que el trabajo sea homogéneo o que el costo de la mercancía dependa únicamente de la cantidad de trabajo.

Por tanto, el país con el menor coste de oportunidad en la producción de un bien tendrá una ventaja comparativa en ese bien. Es decir, la relación de intercambio entre dos productos se expresa en términos de sus costes de oportunidad.

Implantó la curva de sustitución de la producción, ofreciendo un instrumento para tomar en cuenta los efectos de diversas variables en el proceso productivo. Esto llevó a conocimientos importantes sobre el comercio internacional.

Además, Haberler se anticipó a su tiempo cuando en 1959 defendió el libre comercio como una política segura para los países en desarrollo.

Modelo de competencia monopolística, de Paul Krugman

En la década de 1980 surgió la teoría de la competencia estratégica global, basándose en el trabajo del economista Krugman. Su teoría se centraba en el esfuerzo de las empresas multinacionales por obtener una ventaja competitiva frente a otras empresas globales en su industria.

Decía que las empresas tenían una competencia global en sus industrias, por lo cual debían desarrollar ventajas competitivas para prosperar. Las formas en que las empresas pueden obtener ventajas competitivas sostenibles en la industria de forma monopólica se denomina barreras de entrada.

Estas se refieren a los obstáculos que una nueva empresa enfrenta cuando intenta ingresar a una nueva industria o mercado. Las barreras de entrada que las corporaciones deben optimizar son:

  • Titularidad de los derechos de propiedad intelectual.
  • Investigación y desarrollo.
  • Procesos o métodos comerciales únicos, así como una amplia experiencia en la industria.
  • Economías de escala.
  • Control de los recursos o acceso favorable a las materias primas.

“Novísimos” desarrollos recientes que incorporan diferencias entre empresas

Una gran cantidad de estudios realizados desde finales del siglo XX han provisto mucha información sobre el importante papel que desempeñan las empresas en el comercio internacional.

Estos estudios han manifestado que las empresas, aunque pertenezcan a una misma industria, son muy distintas entre sí y esta diversidad podría ser un elemento muy importante en el resultado global.

Por ejemplo, de más de 5 millones de empresas que operaban en EE.UU. en 2000, solo el 4,1% era exportadora, representando el 10% superior de estas empresas exportadoras el 96% de todas las exportaciones estadounidenses.

Por tanto, la orientación del comercio internacional se ha desplazado de países e industrias a empresas y productos.

Conclusiones de Bernard, Redding y Schott

Estos estudiosos utilizaron grupos de datos muy detallados para verificar el comercio de las empresas de los países, descubriendo que las compañías exportadoras son diferentes en gran medida de las empresas que sirven únicamente al mercado interno.

Demostraron que en una extensa variedad de industrias y países, las empresas que exportan tienen mayor capacidad y mayor productividad, cuentan con un gran patrimonio y habilidades, además de ofrecer mejores sueldos, que las empresas que solo venden localmente.

Estas diferencias existían incluso antes que comenzaran a exportar, teniendo esto importantes consecuencias al evaluar el beneficio del comercio internacional y su distribución entre los factores de producción.

Estas teorías recientes del comercio internacional, al incorporar el comportamiento de empresas heterogéneas, han logrado avances fundamentales para explicar los patrones de crecimiento del comercio y la productividad.

E. Baldwin y R. Forslid

Estos autores se refieren fundamentalmente a que la fuerza del mercado interno dependerá del nivel de libertad comercial existente, observando que esta liberalización conduce siempre a ganancias de bienestar, una propiedad que denominan “ampliación del mercado interno”.

Como la liberalización del comercio debilita más el efecto de saturación del mercado que el de su expansión, menores costos comerciales magnifican el cambio de una oferta descendente a una ascendente, proveniente de un cambio dado por una demanda ascendente.

Por tanto, si se considera una situación inicial donde las empresas están dispersas en varias regiones, un aumento de la libertad comercial (barreras comerciales más bajas) tenderá a hacer que las empresas tengan más libertad, y no menos como cabría esperar.