Historia

Ometéotl: significado y mitología


Ometéotl, cuyo nombre en náhuatl se puede traducir como “dios doble o dios dual”, fue el dios de la creación en la mitología mexica. Esta deidad es también denominada como Moyocoyani, “el que se creó a sí mismo”: él se pensó y se inventó para ser el principio y, después, generar todo lo que existe, tanto divino como humano.

Esta deidad posee dos naturalezas diferentes, una masculina, denominada Ometecuhtli, y otra femenina, Omecihuatl. Uniendo ambas facetas, Ometéotl fue el progenitor de los cuatro dioses principales que participaron en la creación, los Tezcatlipocas. Algunos autores, como Léon Portilla, afirman que esas cuatro deidades son manifestaciones del dios primigenio.

Ometéotl es un dios muy antiguo y no se han encontrado templos en su honor. Algunos expertos incluso dudan de su existencia. Otros, en cambio, afirman que se trataba de una deidad apenas conocida y que solo aparece nombrado, con mucha frecuencia, en los escritos de la clase alta.

León Portilla señala que es posible que los sabios mexicas estuvieran en un proceso de unificar todos los dioses en esta divinidad. A pesar su omnipresencia, Ometéotl no era un dios que interviniera en los asuntos de los dioses que había creado ni de los seres humanos.

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Ometéotl, el dios de la dualidad

Uno de los dioses menos conocidos y más misteriosos de la mitología mexica es Ometéotl, el dios de la dualidad. Su nombre, en náhuatl, hace referencia a “dos dioses”, ya que esta deidad posee dos naturalezas diferentes: Ometecuhtli (señor), masculina; y Omecihuatl (la señora), femenina.

La dualidad

Como se ha señalado, una de las características que convierten a Ometéotl en un dios peculiar es la dualidad de su naturaleza, con una faceta masculina y otra femenina. La primera estaba representada por el día, mientras que la parte femenina aparecía durante la noche.

El su aspecto masculino, el creador de todo lo existente recibió el nombre de Ometecuhtli, mientras que el femenino era conocido como Omecihuatl. Son, respectivamente, el Señor y la Señora de la dualidad.

Las dos naturalezas de Ometéotl fueron los progenitores de cuatro dioses a los que les otorgaron la habilidad de crear.

Estos dioses eran el Tezcatlipoca rojo, llamado Xipe Tótec y asignado al este; el Tezcatlipoca negro, llamado simplemente Tezcatlipoca y asignado al norte; el Tezcatlipoca blanco o Quetzalcoatl, asignado al oeste; y el Tezcatlipoca azul, conocido como Huitzilopochtli y asignado al sur.

Ometéotl residía en Omeyocan. Se trataba del punto del cielo que se encontraba a mayor altitud.

Diferencias entre Ometecuhtli y Omecihuatl

Ambas naturalezas de Ometéotl se identificaban con un animal: Ometecuhtli con el águila y Omecihuatl con la serpiente.

La segunda es considerada por algunos expertos como la fuerza femenina divina, la Virgen cósmica. Además de con la serpiente, también se identifica con la Luna. Ometecuhtli, por su parte, es la representación del Sol y la fuerza masculina divina.

Moyocoyani

Ometéotl, el dios dual, se creó a sí mismo de la nada, algo que le valió el nombre de Moyocoyani. Esta deidad se autoformó, por lo que se considera que era el verbo de la creación.

Después de pensarse e inventarse a sí mismo, el dios se erigió como el principio de todo y, a partir de ahí, generó la creación de todo lo que existe. Además, era considerado como el responsable de que el orden de las cosas se mantuviera. Por último, dado que todo derivaba de él, se encargaba de ofrecer la energía cósmica que todo lo existente en el universo necesita.

Omeyocán era su lugar de residencia, en el punto del cielo más elevado. Este lugar era considerado como el propio centro del dios y desde allí engendró a los dioses y a las fuerzas de la naturaleza.

Ese centro era, además, el eje central de los cuatro puntos cardinales, lo que convierte al dios en omnipresente. Los nahuas solían referirse al Omeyocán como “el ombligo de la Tierra”, “entre las nubes” o “la región de los muertos”, entre otras denominaciones.

Sin adoración

Ometéotl, al contrario que el resto de las deidades, no recibía ningún tipo de culto. El motivo, según los expertos, era su mayor antigüedad, además de tratarse de una divinidad apenas conocida por el pueblo.

Los datos que se conocen sobre el dios dual provienen, en su mayor parte, de la poesía y los escritos de las clases más altas mexicas, en las que se hacían muchas referencias al dios. No obstante, no había ningún templo en su honor y tampoco se realizaban sacrificios para honrarlo.

Algunas fuentes, como el Códice Florentino, colocan al dios en el nivel más alto del cielo, el lugar de la dualidad. Un sacerdote franciscano, André Thevet, tradujo un escrito náhuatl que informaba de la existencia de un dios llamado Ometecuhtli en esa zona del cielo. Esta misma fuente afirmaba que se trataba de una deidad dual con una faceta femenina.

Esas referencias encontradas han llevado a algunos académicos, entre los que destaca Miguel León-Portilla, a afirmar que Ometéotl era visto por los mexicas como una divinidad transcendental, con una naturaleza similar a la trinidad de los católicos.

Manifestaciones

Ninguna de las fuentes que hablan de este dios relata que interviniera alguna vez en los asuntos de la humanidad. La única excepción se presentaba cuando una mujer se encontraba de parto, momento en el que Ometéotl cuidaba el nacimiento para que todo fuera bien.

Por otra parte, el dios se manifiesta en los cuatro elementos básicos del universo: agua, tierra, aire y fuego. Cada una de esas manifestaciones las realiza a través de sus hijos, que surgieron y forman parte de él.

Así, la manifestación mediante el agua corresponde a Tlaloc, la que se realiza a través de la tierra corresponde a Tezcatlipoca, cuando el nombre de Ometéotl se manifiesta con el fuego sería Huitzilopochtli y, por último, cuando lo hace mediante el aire sería Quetzalcoatl.

Tloque Nahuaque

Otro término con el que se identifica a Ometéotl es el de Tloque Nahuaque, cuyo significado es “lo cercano, lo que está en el circuito” o “dueño del cerca y del junto”.

El dios dual estaba presente tanto en el cielo como en la tierra y en su faceta de Tloque nahuaque era omnipresente en los tres rumbos del cosmos.

Así, tiene el cometido de sostener todo lo que existe en el Universo y en la Tierra, así como los cuatro puntos cardinales. Lo mismo sucede con la región de los muertos.

De esta forma, todo lo que existe y es verdadero lo es gracia a su faceta de Tloque Nahuaque. Todo el Universo, en las tres orientaciones que lo componen, se fundamenta en él.

Referencias

  1. Mitología.info. Ometéotl. Obtenido de mitologia.info
  2. Pueblos Originarios. Ometeotl. Obtenido de pueblosoriginarios.com
  3. México Desconocido. Ometéotl, la dualidad divina de los mexicas. Obtenido de mexicodesconocido.com.mx
  4. Meehan, Evan. Ometeotl. Obtenido de mythopedia.com
  5. Cline, Austin. Ometeotl, God of Duality in Aztec Religion. Obtenido de learnreligions.com
  6. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Ometecuhtli. Obtenido de britannica.com
  7. Cartwright, Mark. Aztec Pantheon. Obtenido de ancient.eu