Anatomía y fisiología

Hipodermis: capas, composición, funciones, enfermedades


La hipodermis, o tejido subcutáneo, es la capa de tejido conectivo fibroso y acumulador de grasa que rodea el cuerpo. Está ubicada justo debajo de la dermis. También se la conoce como fascia superficial, panículo adiposo, subcutis y tela subcutánea. No hay consenso sobre si la hipodermis debe ser considerada la capa más profunda de la piel, o simplemente tejido subcutáneo.

Las únicas áreas de piel sin o casi sin hipodermis están en los párpados, los labios y el oído externo. La hipodermis puede contener capas de musculatura estriada, particularmente en la cabeza, la nuca, la areola, la región anal (esfínter anal externo) y el escroto. En la cara, posibilita las expresiones faciales, tales como la sonrisa.

La hipodermis de las mujeres contiene más grasa que la de los hombres. Esta diferencia es la causa de los contornos redondeados del cuerpo femenino.

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Estructura y escala

La piel está compuesta de un estrato córneo externo (grosor, 8–20 μm; hasta 1,5 mm en las palmas de las manos y plantas de los pies), que recubre a la epidermis viva (30–80 μm), la cual a su vez recubre a la dermis (1–2 mm). La hipodermis (0,1 a varios centímetros; 4–9 mm en promedio) se encuentra bajo la piel.

La hipodermis está estructural y funcionalmente integrada con la piel debido a la posesión compartida de redes vasculares y nerviosas, y a la continuidad de los apéndices epidérmicos, tales como pelos y glándulas. La hipodermis conecta a la piel con músculos y huesos.

El tejido conectivo está compuesto por fibras de colágeno y reticulina, que representan extensiones de la dermis. El tejido conectivo forma septos que, por ser compartimientos flexibles, proveen resistencia y movilidad mecánica a la hipodermis.

El tejido adiposo está dispuesto en lóbulos (diámetro, ~1 cm) con forma de aceituna formados por la agregación de microlóbulos (diámetro, ~1 mm), a su vez formados por la agregación de adipocitos y lipocitos (diámetro, 30–100 μm). Cada adipocito está en contacto con al menos un capilar. Los lóbulos de tejido adiposo están rodeados por los septos de tejido conjuntivo.

Composición

La hipodermis consiste de: 1) fibroblastos; 2) tejido conectivo laxo contentivo de vasos sanguíneos y linfáticos, fibras nerviosas, y corpúsculos de Vater-Pacini; 3) adipocitos; 4) tejido adiposo contentivo de ~50% de la grasa corporal; 4) leucocitos y macrófagos.

Los corpúsculos de Vater-Pacini son cápsulas ovoides macroscópicas llenas de fluido y penetradas por un axón nervioso mielinado. Son receptores importantes de estímulos táctiles, específicamente presión y vibración.

La hipodermis es penetrada por continuaciones de apéndices epidérmicos, tales como pelos, glándulas sudoríparas apocrinas y glándulas mamarias.

El sudor apocrino es un líquido lechoso y viscoso rico en lípidos, nitrógeno, lactatos, e iones (Na+, K+, Ca2+, Mg2+, Cl, y HCO3–) aportados por la dermis y la hipodermis.

Las glándulas sudoríparas apocrinas desembocan en folículos pilosos y están presentes en las axilas, el pubis, la región anogenital, el prepucio y alrededor de los pezones. Las glándulas de Moll del párpado y las glándulas ceruminosas del canal auditivo son subtipos de glándulas sudoríparas apocrinas.

Los ductos de las glándulas mamarias, que evolutivamente proceden de glándulas sudoríparas, forman un sistema de ramificaciones, terminado en alvéolos, que penetra profundamente en la hipodermis. Estos alvéolos están rodeados de células hipodérmicas productoras de leche, que aportan grasa y otros nutrientes.

Capas

La hipodermis es continua con la dermis. El límite entre ambas capas es irregular y pobremente definido. Algunos autores consideran que la hipodermis no tiene subcapas. Otros admiten la existencia de un tejido membranoso conectivo que la dividiría en dos subcapas, denominadas tejido adiposo superficial (TAS) y tejido adiposo profundo (TAP).

La TAS y la TAP poseen retináculos que conectan la hipodermis a la dermis que la recubre y a la fascia profunda subyacente. Las TAS y las TAP son la causa de que la hipodermis (y por ende la piel) pueda deslizarse sobre la fascia profunda y regresar después a su posición normal.

Las TAS son estructuras elásticas y fuertes, perpendiculares a la superficie de la piel, constituidas por grandes lóbulos de grasa intercalados (como las púas de un peine y los espacios que las separan) entre septos fibrosos (retinaculus cutis superficialis) bien definidos.

Las TAS pueden estar todas al mismo nivel, o estar organizadas en planos sobrepuestos, dependiendo del contenido de grasa local e individual.

Las TAP son estructuras poco elásticas, poseen septos fibrosos (retinaculus cutis profundus) oblicuos, y lóbulos adiposos pequeños con tendencia a desplazarse.

La diferenciación TAS-TAP es particularmente evidente en la parte baja del tronco, los glúteos y los muslos.

Embriología

La epidermis se desarrolla a partir del ectodermo. La dermis y la hipodermis lo hacen a partir del mesodermo. Las células adiposas y los fibroblastos proceden de células mesenquimáticas. Durante los dos primeros meses de vida fetal, la dermis e hipodermis son muy celulares y no pueden distinguirse una de otra.

A partir del segundo mes de desarrollo embrionario, aparece la substancia  fibrilar intersticial. De ella surgen las fibras elásticas. Ello es seguido por la diferenciación del mesénquima en una capa periférica compacta y densa (dermis) y en una capa más profunda y laxa (hipodermis).

El tejido graso subcutáneo aparece por primera vez (15–16 semanas de desarrollo embrionario) en la hipodermis del tórax. Seguidamente (17 semanas) aparece en las mejillas, alrededor de la boca y en la barbilla.

Los huesos dermatocraneales que rodean al neurocráneo se forman a partir de la dermis e hipodermis embrionarias. Estos huesos surgen de células mesenquimáticas. El proceso se denomina formación intramembranosa de hueso.

Funciones

Permite el deslizamiento de la piel sobre músculos y huesos. Su movilidad disipa el estrés mecánico de la piel. Su tejido adiposo amortigua impactos dañinos para órganos internos, músculos y huesos.

Su tejido adiposo almacena y genera energía. También aporta aislamiento térmico, facilitando así la termorregulación. Este tejido mantiene la tersura de la piel y el contorno del cuerpo, fomentando la atracción sexual y creando zonas acolchadas sobre las cuales se puede descansar al sentarse o acostarse.

Sus adipocitos son un componente de la inmunidad innata. En presencia de bacterias o productos bacterianos, hay proliferación de preadipocitos y expansión del tejido adiposo, los cuales actúan como barrera protectora. También se incrementa la producción de adenosin 5’-monofosfato (AMP) por los adipocitos.

Tiene funciones sensoriales y circulatorias (sangre y linfa) y endocrinas. Almacena esteroides y produce estrógeno. En su interior, la androstenediona se transforma en estrona. La leptina, una hormona producida por lipocitos, regula la masa corporal vía el hipotálamo.

Aporta nutrientes para la cicatrización. Aloja y nutre estructuras cutáneas, tales como las glándulas mamarias y apocrinas, y los folículos pilosos. La producción de leche y de los lípidos protectores del sudor apocrino, así como la regeneración capilar, están vinculados a la adipogénesis.

Enfermedades

Obesidad, lesiones, infecciones

La obesidad, o acumulación excesiva de grasa corporal, es la enfermedad más común vinculada a la hipodermis. Afecta a la mitad de la población de países desarrollados occidentales. La esperanza de vida varía entre un 13% y un 42% menor si el sobrepeso es, respectivamente, del 10% al 30%.

En las cicatrices por quemadura en las cuales la hipodermis ha desaparecido, la piel pierde su movilidad. Sufre daños mayores de lo normal en caso de estiramiento o roce.

La estrecha relación entre hipodermis y piel explica por qué la inflamación de esta última puede afectar secundariamente al tejido adiposo, produciendo granuloma subcutáneo anular, necrobiosis lipoídica, nódulos reumatoides, paniculitis septal, o xantogranuloma necrobiótico.

Al envejecer, el grosor del tejido adiposo subcutáneo se reduce en muchas partes del cuerpo. Ello disminuye la capacidad protectora de la hipodermis, incrementando la susceptibilidad de la piel a daños mecánicos y quemaduras solares, así como haciendo a los músculos y huesos más vulnerables a daños por impacto.

Entre las infecciones de la piel que a menudo involucran a la hipodermis se cuentan: 1) eripiselas, causadas por estreptococos; 2) celulitis, causadas por Staphylococcus aureus y estreptococos; 3) abcesos de uno (furunculosis) o múltiples (carbunculosis) folículos pilosos, causados por S. aureus. La carbunculosis puede causar fiebre y transformarse en celulitis.

Tumores

Los lipomas e hibernomas son tumores benignos formados, respectivamente, por los adipocitos de la grasa corporal blanca y parda.

Los tumores fibrohistocísticos (= con células similares macrófagos) son un grupo heterogéneo de neoplasmas que a menudo presentan, lado a lado, diferenciaciones de tipo histocístico, fibrobástico, y miofibroblástico. Entre los tumores fibrohistocísticos que involucran a la hipodermis se cuentan el histocitoma fibroso y el fibroxantoma atípico.

El histocitoma fibroso, también llamado dermatofibroma, es el tumor fibrohistocístico más frecuente. Es benigno. Es más común en personas de edad mediana y en las mujeres y suele desarrollarse en el tronco o en las extremidades. A menudo penetra profundamente la hipodermis. Su factor desencadenante es una lesión traumática, o la picada de un insecto.

El fibroxantoma atípico es un tumor ulcerado, con forma de domo, de crecimiento rápido. Aparece de manera casi exclusiva en la piel que ha sido dañada por rayos solares. Típicamente afecta a la piel.

Sin embargo, una variedad de fibroxantoma atípico, denominada sarcoma cutáneo pleomórfico, penetra profundamente la hipodermis. Esta variedad es un tumor maligno, con potencial metastásico. Aunque se le extirpe, tiende a ser recurrente.

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