Estrés

15 consecuencias del estrés a nivel físico y psicológico


Las consecuencias del estrés pueden ser físicas, psicológicas e incluso pueden afectar a la vida de pareja y familiar. El estrés es uno de los problemas psicológicos más comunes en nuestra sociedad actual.

La Organización Mundial de la Salud advierte de que el estrés se ha convertido en toda una epidemia moderna. A pesar de que estar estresado puntualmente no tiene por qué ser motivo de preocupación, sentir esta emoción de manera constante tiene un impacto extremadamente negativo sobre nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

Aunque las posibles consecuencias del estrés son innumerables, en este artículo hablaremos de algunas de las más habituales. Si te sientes identificado con varias de ellas, es posible que buscar ayuda de un especialista te sirva para conseguir un mayor bienestar.

¿Cuáles son las consecuencias del estrés?

1- Bajada de defensas

Diversos estudios apuntan a que estar en una situación de alto estrés durante un periodo prolongado de tiempo tiene un impacto muy negativo sobre nuestro sistema inmunitario. Cuando sufrimos este problema psicológico, nuestras defensas bajan y, por lo tanto, el cuerpo es más propenso a sufrir todo tipo de enfermedades.

Al mismo tiempo, debido a que se debilita este sistema, en el caso de que padezcamos cualquier tipo de enfermedad, el tiempo que necesitaremos para recuperarnos de ella será mucho mayor.

2- Incremento de la tensión muscular

El estrés crónico pone al cuerpo en un estado constante de lucha o huída. Debido a ello, todos los músculos están más tensos de lo normal, como si estuviésemos preparados para enfrentarnos a un peligro inminente.

El problema es que nuestros músculos no están diseñados para mantenerse tensos de esta manera durante un periodo de tiempo muy largo. Por eso, el estrés crónico puede producir todo tipo de dolores. Algunos de los más frecuentes son el de espalda, el de cuello o el de cabeza.

3- Mayor probabilidad de sufrir trastornos del estado de ánimo

El estrés guarda una relación muy estrecha con la ansiedad. Las personas que padecen el primer problema de forma crónica tienen una probabilidad mucho más alta de acabar desarrollando un trastorno psicológico más grave, como por ejemplo ataques de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo o ansiedad generalizada.

Al mismo tiempo, también se ha comprobado que en muchos casos el estrés crónico acaba desembocando en un problema de depresión. Esto es especialmente cierto en el caso de individuos que tengan ciertos rasgos de personalidad que los hacen más vulnerables a este trastorno.

4- Insomnio

Una de las primeras funciones corporales que se ve afectada por el estrés es el sueño. Las personas con este problema crónico no solo tienen más dificultades para dormirse, sino que les resultará más complicado no despertarse y se sentirán más cansadas incluso si han estado en la cama durante muchas horas.

Una de las principales razones por las que esto pasa es que el estrés interfiere con el sistema hormonal del cuerpo. Para poder dormir, necesitamos generar una sustancia conocida como melatonina; pero cuando estamos estresados, nuestros niveles de cortisol (un antagonista de esta hormona) son mucho más altos de lo habitual.

5- Mayor riesgo de enfermedad cardiovascular

Cuando estamos en un estado de estrés, nuestro cuerpo cree que va a tener que enfrentarse a algún peligro inminente. Por ello, nuestro sistema circulatorio se activa más de la cuenta, y se producen síntomas como un aumento de la tensión arterial y un mayor número de latidos por minuto.

Estos dos síntomas, cuando se producen durante un periodo de tiempo lo suficientemente largo, aumentan en gran medida el riesgo que se corre de sufrir una enfermedad cardiovascular.

6- Problemas en la alimentación

Las personas que sufren estrés habitualmente sufren cambios drásticos en su apetito. O bien tienen mucho menos hambre de lo habitual, o bien aumentan en gran medida la ingesta de alimentos. Debido a ello, su salud puede acabar resintiéndose a largo plazo.

Por si esto fuera poco, el estrés también impacta directamente sobre el sistema digestivo. Nuestro organismo se vuelve menos eficiente a la hora de extraer los nutrientes de los alimentos que consumimos; y es habitual que una persona estresada sienta molestias como dolores estomacales o pesadez después de comer.

7- Aumento del azúcar en sangre

Se ha demostrado que periodos prolongados de estrés pueden hacer que el hígado libere una mayor cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo. Esto es muy peligroso para la salud, ya que aumenta la probabilidad de acabar sufriendo diabetes tipo II.

Además, el aumento de la glucosa en sangre también puede trastocar el apetito, aumentar el riesgo de sufrir obesidad o enfermedades cardiovasculares, alterar el equilibrio hormonal del cuerpo y hacer que la persona se sienta con mucha menos energía de lo habitual.

8- Bajada de testosterona

Como ya hemos visto, cuando sufrimos estrés crónico, nuestro cuerpo libera una sustancia, llamada cortisol, que altera nuestro equilibrio hormonal. Uno de los principales afectados por este proceso es la testosterona, una hormona principalmente masculina que tiene todo tipo de efectos positivos tanto a nivel físico como mental.

Cuando los niveles de testosterona de un hombre están bajos, este tiene más probabilidades de sufrir depresión, tiende a perder masa muscular y a ganar grasa, siente menos energía, y experimenta todo tipo de problemas psicológicos como falta de concentración y de atención.

9- Problemas sexuales

El estado de “lucha o huida” en el que nos encontramos en los momentos de estrés es totalmente incompatible con la respuesta sexual.

Para poder sentir excitación o mantener relaciones, es necesario que estemos relajados y viviendo el momento; dos cosas que se hacen muy difíciles cuando estamos estresados.

Por eso, este problema psicológico tiene consecuencias muy negativas sobre nuestra vida sexual. No solo hace descender nuestra libido, sino que además puede provocar disfunción eréctil o falta de eyaculación en los hombres, falta de excitación o lubricación en las mujeres, o incluso problemas más graves como infertilidad o pérdida del periodo.

10- Problemas de la piel

El estrés también afecta de manera muy negativa a la salud de nuestra piel. Cuando estamos estresados de forma puntual, es muy habitual que suframos de problemas como acné, piel grasa o reseca, o eczemas.

Por otro lado, el estrés crónico puede hacer que aparezcan algunos problemas más graves y molestos. Uno de los más comunes es la psoriasis, una enfermedad de la piel muy desagradable que no tiene fácil tratamiento.

11- Pérdida del cabello

El pelo es una de las partes del cuerpo menos necesarias para la supervivencia, y por lo tanto, nuestro organismo tiende a descartarlo cuando nos encontramos en una situación de amenaza real o percibida. En el caso del estrés crónico, esto puede significar la caída del cabello a niveles muy altos.

El problema es que el pelo que se nos cae cuando estamos estresados puede hacerlo de manera permanente; es decir, incluso aunque mejoremos nuestro estado de ánimo, el cabello que hayamos perdido no volverá a crecer.

12- Empeoramiento de la forma física

Como ya hemos visto, el estrés interfiere con la producción de testosterona y otras hormonas importantes para el cuerpo.

A la vez, aumenta los niveles de azúcar en sangre, y pone a nuestro organismo en estado de “ahorro de energía”, por si tiene que enfrentarse a alguna amenaza seria en un futuro cercano.

Todo esto contribuye a que nuestra forma física empeore seriamente. Cuando estamos estresados, tendemos a perder masa muscular y a acumular mucha más grasa, especialmente en la zona de las caderas y la cintura. Esta grasa abdominal es de las más peligrosas para nuestra salud, y de las más difíciles de eliminar.

13- Problemas de concentración

Cuando estamos estresados, nos es mucho más complicado mantener nuestra atención centrada en un solo estímulo. Esto se debe a que nuestro sistema nervioso simpático está activado, lo que nos hace estar alerta y pendientes de todo lo que ocurre a nuestro alrededor.

Además, la falta de sueño, la mala alimentación y la bajada de testosterona también contribuyen a que nos sea más difícil concentrarnos. Todo ello hace, por ejemplo, que nuestra productividad baje o que tengamos problemas de memoria.

14- Aparición de tics

Los músculos de todo el cuerpo se tensan en exceso cuando estamos estresados. Para algunas personas, las únicas consecuencias de esto son el cansancio físico y los dolores musculares; pero para otros, puede significar la aparición de todo tipo de tics.

Así, muchos individuos con estrés crónico tienen movimientos o espasmos incontrolables que se producen de manera frecuente. Las consecuencias de esto no suelen ser graves, pero aun así, pueden afectar negativamente a la autoestima de quienes los sufren.

15- Agresividad y mal humor

Por último, incluso en los casos en los que no aparece ningún trastorno del estado de ánimo, las personas con estrés tienden a sentir emociones muy negativas de manera frecuente.

Debido a ello, tienden a tener menos paciencia de lo habitual y a enfadarse rápidamente, incluso cuando parece que no tienen motivos para ello.

Esto tiende a afectar muy negativamente a las relaciones personales de los afectados por el estrés crónico, que pueden acabar sintiéndose aislados de su entorno.

Referencias

  1. “The effects of stress in your body”. Recuperado de healthline.com.
  2. “What are the consequences of stress?”. Recuperado de 15minutes4me.com.