Osteología: qué estudia y conceptos básicos
La osteología es una rama de la ciencia que se encarga del estudio de los huesos, específicamente de su estructura y función. El término deriva de las raíces griegas osteo, que quiere decir “hueso”, y logos, que significa “conocimiento” o “ciencia”.
Esta área del conocimiento no solo pertenece al campo médico de la anatomía descriptiva y de las ciencias médicas forenses, sino que también se incluye dentro de especialidades no médicas como la antropología, la paleontología y la arqueología.
La osteología humana se encarga principalmente de la descripción de los huesos del esqueleto humano, incluyendo los dientes y sus características principales. Es una disciplina muy importante, no solo desde el punto de vista descriptivo, sino también para la identificación de patologías, para el tratamiento de traumatismos severos como esguinces y fracturas, entre otras.
Índice del artículo
- 1 ¿Cuántos huesos tiene el cuerpo humano?
- 2 ¿Qué estudia la osteología?
- 3 Conceptos básicos en osteología
- 4 Clasificación de los huesos
- 5 Referencias
¿Cuántos huesos tiene el cuerpo humano?
El cuerpo humano tiene aproximadamente 206 huesos diferentes, entre los que se incluyen:
– El cráneo, con sus huesos temporales y parietales, cuya función principal es proteger al cerebro y contener las estructuras de la cara y la boca (los dientes, los ojos y la nariz, etc.)
– los osículos auditivos, que forman la cadena de huesecillos que se encuentran en los oídos (martillo, yunque y estribo)
– La espina dorsal y la caja torácica, con las vértebras y costillas, que se encargan de proteger, respectivamente, la médula espinal y órganos blandos como el corazón y los pulmones
– Las extremidades superiores, es decir, los brazos, las muñecas y las manos, donde están el húmero, el radio, el carpo y metacarpo, y las falanges
– La región pélvica, perteneciente al tronco inferior y que sirve para la inserción de diferentes músculos que protegen las vísceras abdominales y para la fijación de las extremidades inferiores
– Las extremidades inferiores, es decir, las piernas, los tobillos y los pies, con sus respectivos huesos como el fémur, la patela, la tibia, los tarsos y las falanges
¿Qué estudia la osteología?
La osteología humana es una disciplina que se dedica al estudio de los huesos, tanto desde el punto de vista de su estructura como de su función. Entre algunos de los aspectos básicos que trata esta rama de la anatomía descriptiva también están:
– La descripción detallada de las estructuras óseas y de todos los elementos del esqueleto, es decir, la posición y la relación estructural de todos los elementos óseos entre sí, así como los surcos y las muescas característicos de cada elemento
– La descripción detallada de los dientes
– El estudio de los procesos de formación de los huesos (osificación a partir de tejido cartilaginoso)
– Las enfermedades y otras condiciones patológicas que pueden afectar al esqueleto, como traumas, por ejemplo
– El análisis de la dureza y/o resistencia de los huesos
Disciplinas relacionadas
Nuestro esqueleto, igual que el de la mayor parte de los animales vertebrados, es una estructura rígida que provee soporte para los músculos y los órganos que componen nuestro cuerpo.
Sin embargo, se dice que es una estructura “plástica”, pues es capaz de reaccionar a estímulos internos y externos, reflejando distintos aspectos de nuestra vida como la salud, el estilo de vida y las actividades que hacemos frecuentemente.
Por esta razón, la osteología también forma parte de otras ramas de la ciencia descriptiva y analítica que se encargan del estudio del “pasado”, tanto de las antiguas civilizaciones como de los organismos que habitaron en la tierra antes que nosotros. Estas disciplinas son la paleontología y la arqueología.
En este contexto, la osteología proporciona “pistas” o evidencias importantes respecto a la vida y las causas de la muerte de los humanos a los que pertenecen los esqueletos fósiles encontrados en las excavaciones arqueológicas.
Por medio de la osteología los expertos pueden, incluso, determinar la estatura, el género, la raza, la edad y, en algunas ocasiones, la ocupación de los humanos en los fósiles en base al estudio de sus huesos.
Osteología forense
Otra aplicación de los conocimientos osteológicos se aplica más allá de la descripción de la historia del pasado de las primeras civilizaciones, pues esta ciencia también es empleada para resolver misterios policiales durante la investigación de asesinatos, por ejemplo.
Conceptos básicos en osteología
¿Qué son los huesos?
Los huesos son los elementos rígidos que protegen los órganos de nuestro cuerpo como el cerebro, la médula espinal, el corazón y los pulmones, por ejemplo. Además, son los sitios donde se insertan los músculos que nos permiten desplazarnos, movernos y levantar objetos en contra de la gravedad.
Todos los huesos de nuestro cuerpo están formados por un tipo de tejido conectivo que está densamente empaquetado y sumamente organizado.
No se trata de estructuras estáticas, sino que son sumamente dinámicas, pues cambian en el tiempo dependiendo de estímulos físicos como la presión y la tensión. Durante el crecimiento, los huesos cambian de forma, tamaño y espesor a través de los procesos conocidos como formación y resorción ósea.
Los huesos, además, representan el principal sitio de almacenamiento de calcio y fósforo del cuerpo, por lo que son muy importantes para el mantenimiento de la homeostasis corporal.
Estructura ósea
La estructura de los huesos puede verse dividida en tres partes fundamentales:
– Cavidad medular: es la cavidad central, en su interior se encuentra la médula ósea, que es el tejido hematopoyético por el cual se producen las células sanguíneas.
– Periostio: la capa más externa de los huesos, es decir, la que recubre toda su superficie, con excepción de las regiones correspondientes a las articulaciones. Se trata de un tejido conectivo muy fibroso y denso, en cuya capa más interna hay un conjunto de células formadoras de hueso (osteogénicas)
– Endostio: es la capa que recubre la porción central de los huesos; está formada por una monocapa de células osteogénicas y osteoblastos (que secretan la matriz ósea)
La matriz de los huesos está principalmente formada por fibras de una proteína llamada colágeno I y de sustancia fundamental, que es una sustancia gelatinosa uniforme.
Dependiendo de la disposición de estas fibras y de su grado de compactación, los huesos se clasifican como compactos o esponjosos.
Tipos de células en los huesos
Los huesos se forman y se remodelan gracias al equilibrio dinámico que existe entre las células que los componen. Las principales células que forman los huesos son:
– Células osteogénicas u osteoprogenitoras: están en la región interna del periostio y en gran parte del endostio; son las que dan origen a las demás células, pero principalmente se diferencian en osteoblastos.
– Osteoblastos: derivadas de las células osteogénicas y encargadas de sintetizar la matriz orgánica (viva) de los huesos, i.e. el colágeno y otras proteínas. La matriz que secretan los rodea progresivamente, lo que provoca que se diferencien en osteocitos.
– Osteocitos: son las células óseas maduras y se producen por la inactivación de los osteoblastos incluidos en la cavidad formada por la matriz que ellos mismos secretan, que se conoce como laguna.
– Osteoclastos: son células derivadas de la médula ósea, capaces de dar origen a otras células importantes del cuerpo como los macrófagos y los granulocitos, importantes desde el punto de vista de la estimulación de la hematopoyesis. Participan en la resorción ósea.
Clasificación de los huesos
Hay muchas formas de clasificar a los huesos, pero una de las más comunes propone que estos se agrupen en cuatro clases: la de los huesos largos, la de los cortos, la de los planos y la de los irregulares.
Huesos largos
Estos son los que se encuentran en las extremidades. Cada hueso largo está formado por un “cuerpo” o “eje” y dos extremidades.
El cuerpo se conoce como diáfisis y es una estructura cilíndrica con un canal medular y una pared gruesa, densa y compacta en el centro del hueso, que se hace más delgada hacia los extremos.
Las extremidades o extremos de estos huesos, también conocidas como epífisis, usualmente son expandidas, con el fin de formar las articulaciones y proveer más superficie para la fijación de los músculos.
Los huesos largos son: clavícula, húmero, radio, cúbito, fémur, tibia, fíbula, metacarpos, metatarsos y falanges.
Huesos cortos
Son los que se encuentran en las regiones del cuerpo más fuertes y compactas, que tienen movimiento limitado como, por ejemplo, el carpo y el tarso. Están formadas por tejido esponjoso cubierto con una capa de sustancias muy compactas.
Huesos planos
Son los huesos que se encuentran en los sitios donde son necesarias grandes superficies de protección o para la fijación de tejido muscular. Ejemplo de estos son los huesos del cráneo y las escápulas.
Los huesos planos se componen de dos capas delgadas de tejido compacto que encierran cantidades variables de tejido esponjoso. Son huesos planos: el occipital, el parietal, el frontal, el nasal, el lagrimal, el vómer, la escápula, el hueso de la cadera, el esternón y las costillas.
Huesos irregulares
Aquellos huesos que no pueden ser clasificados en ninguno de los grupos anteriores se conocen como huesos irregulares. Normalmente están formados por tejido esponjoso encerrado por una capa delgada de tejido compacto.
Entre los huesos irregulares están: las vértebras, el sacro, el coxis, el temporal, el esfenoide, el etmoides, el zigomático, el maxilar, la mandíbula, el palatino, la concha nasal inferior y el hioides.
Referencias
- Berne, R., & Levy, M. (1990). Physiology. Mosby; International Ed edition.
- Dudek, R. W. (1950). High-Yield Histology (2nd ed.). Philadelphia, Pennsylvania: Lippincott Williams & Wilkins
- Gray, H. (2009). Gray’s anatomy. Arcturus Publishing.
- Maynard, R. L., & Downes, N. (2019). Anatomy and Histology of the Laboratory rat in Toxicology and Biomedical Research. Academic Press.
- Netter, F. H., & Colacino, S. (1989). Atlas of human anatomy. Ciba-Geigy Corporation.