Hueso etmoides: concepto, características, partes, funciones
¿Qué es el hueso etmoides?
El hueso etmoides es un hueso único, mediano, simétrico que se ubica en el cráneo formando su suelo y contribuye a la formación de las cavidades nasales y orbitarias. Está situado por delante del hueso esfenoides haciéndose el más anterior del eje medial de la base del cráneo, y por detrás de la escotadura etmoidal del hueso frontal.
Para poder apreciarse completamente debe visualizarse en un cráneo totalmente desarticulado, debido a su complejidad y especialización ósea.
Presenta cuatro puntos de osificación, dos laterales para los laberintos etmoidales y dos mediales para las piezas centrales (crista galli, lámina cribosa y lámina perpendicular).
Su osificación se completa aproximadamente entre el quinto y sexto año y su articulación definitiva con el vómer no ocurre hasta los 45 años aproximadamente, del cual se mantiene separado por una membrana cartilaginosa hasta entonces.
Características del hueso etmoides
El etmoides es uno de los huesos más anfractuosos y con numerosas cavidades, escotaduras e irregularidades del cuerpo humano.
Se articula en simultáneo con 13 huesos de la cara y el neurocráneo y es el único hueso del cráneo que no forma parte de la bóveda craneana.
Es el único hueso de la base del cráneo conformado únicamente por cartílago que posteriormente se osifica, lo que lo hace sumamente ligero y frágil con respecto a su tamaño.
En pacientes mayores de 45 años, está formado por tejido óseo compacto en su totalidad salvo por la apófisis crista galli donde puede encontrarse tejido esponjoso.
Partes del etmoides
El hueso etmoides está constituido por 4 partes: una lámina perpendicular o vertical y media, una lámina cribosa u horizontal y dos estructuras óseas laterales denominadas laberintos etmoidales.
Lámina perpendicular
Esta lámina vertical está dividida por la lámina cribosa (horizontal) en dos porciones, una superior, intracraneal con la forma de la cresta de un gallo, denominada “apófisis crista galli” y una inferior, extracraneal que participa en la conformación del tabique nasal óseo y que se considera la lámina perpendicular propiamente dicha.
Apófisis crista galli:
Tiene forma triangular y vertical, se origina en el borde posterior y se eleva hacia adelante, en ella se inserta la hoz del cerebro.
El borde anterior al articularse con el frontal forman un conducto denominada foramen ciego por donde se prolonga la duramadre.
Lámina perpendicular propiamente dicha:
Tiene forma de cuadrado, es delgada y se prolonga hacia abajo. Su borde superior se corresponde con la base de la apófisis crista galli.
El borde inferior es rugoso y bifurcado, donde se aloja la porción cartilaginosa del tabique nasal. Un borde anterior que corresponde a la espinal nasal del frontal.
Su borde posterior, más sinuoso, bifurcado en su parte superior para articularse con la cresta del hueso esfenoidal. En su parte inferior se corresponde con el hueso vómer.
En los laterales se aprecian surcos por donde transcurren los nervios olfatorios para finalmente introducirse en los forámenes de la lámina cribosa.
Lámina cribosa
Tiene forma rectangular y alargada, dispuesta horizontalmente, se articula con el frontal mediante la escotadura etmoidal del frontal.
La apófisis crista galli divide esta lámina en dos porciones. una derecha y otra izquierda, denominados surcos olfatorios, que están perforados por múltiples orificios por los que transcurren los nervios olfatorios, el nervio etmoidal anterior y la arteria etmoidal anterior.
Sobre la cara superior de la lámina descansan los bulbos olfatorios, y la cara anterior de la misma forma parte de la pared superior de las fosas nasales.
Laberintos etmoidales
En cada uno de los lados de la lámina cribosa, se proyectan hacia abajo dos estructuras denominadas laberintos etmoidales, son estructuras complejas en sí mismas por lo que puede describirse hasta 6 caras con diversas características.
En dichas caras, se pueden diferenciar las celdas etmoidales anteriores en su cara anterior donde se articula con el hueso lagrimal, las celdas etmoidales medias en su cara superior donde se articula con el hueso frontal y las celdas etmoidales posteriores en su cara posterior donde se articula con el cuerpo del esfenoides.
Las celdas etmoidales únicamente pueden apreciarse en un cráneo completamente articulado, pues se forman por la unión de estructuras en la articulación de dos huesos específicamente diseñadas para ello.
En este laberinto etmoidal se ubican los cornetes nasales medios y superior en la cara medial. El cornete nasal inferior se encuentra en el hueso palatino.
Entre los cornetes nasales medio y superior se ubica el meato nasal superior y por debajo del cornete nasal medio el meato medio.
En su cara inferior, se evidencia una estructura delgada, orientada hacia atrás, denominada apófisis unciforme del etmoides, que contacta con la apófisis etmoidal del cornete nasal inferior y subdivide el hiato maxilar.
Por detrás de la apófisis unciforme, se evidencia una estructura elevada y redondeada, la bulla etmoidal que forma parte de las celdillas etmoidales, entre ambas estructuras se observa el hiato semilunar.
Funciones del etmoides
El hueso etmoides por sus características morfológicas tiene como función principal el “ensamblaje” de todas las estructuras óseas del cráneo.
Puede decirse que conforma y acopla la base ósea para el correcto funcionamiento de los sentidos de visión, olfato, oído y gusto.
Por su posición, participa en la conformación de las cavidades nasales y orbitarias, y por sus relieves, escotaduras, depresiones y orificios permite la función aérea nasal para la respiración, fonación y captación de olores.
Está diseñado especialmente para contener las raíces nerviosas del nervio olfatorio y contribuir con la formación y protección de los espacios aéreos.
Así mismo, su apófisis cresta galli, sirve como inserción para la hoz del cerebro, también denominada “falx cerebri” que separa el cerebro diferenciando el hemisferio derecho del hemisferio izquierdo.