Texto directivo: características, tipos, ejemplos
El texto directivo es el utilizado para que el lector haga algo. Es decir, es un texto donde se ofrecen directrices, instrucciones, para realizar una determinada tarea. Su finalidad es, por tanto, incitar al lector a la acción, y lo hace a través de consejos, mandatos, propuestas, advertencias, etc.
El texto directivo es el que se utiliza, por ejemplo, en los manuales, en los recetarios, en las instrucciones para armar equipos o en las reglas de juegos. Los textos legales, es decir, las leyes, también pueden considerarse textos directivos, pues en ellos se explica lo que los ciudadanos deben hacer.
Los textos directivos comparten características con los textos expositivos y argumentativos, con los prescriptivos y los apelativos. En el texto directivo, el emisor quiere instruir al lector mediante pasos a seguir. Eso significa que el mensaje, así como el lenguaje, deberá ser lo más claro y directo posible.
Estos textos no buscan el placer literario ni innovar ningún aspecto del lenguaje. En este sentido, podríamos decir que cuando un texto directivo no se entiende, es porque el mensaje no se transmitió con la claridad debida. Por tanto, su función no se logró.
Índice del artículo
- 1 Características de los textos directivos
- 2 Estructura del texto directivo
- 3 Tipos de textos directivos
- 4 Ejemplos de textos directivos
- 5 Referencias
En el texto directivo es evidente la función apelativa del lenguaje: el emisor se dirige directamente al lector mediante el uso de la 2° persona verbal, y por ello el modo será el imperativo: “utiliza”, “realiza”, “coloca”, “lee”, “ajustad”, “imprimid”.
También son habituales los verbos en infinitivo: “pulsar”, “agregar”, “mover”, “martillar”, etc.
Como ya lo apuntamos, el lenguaje en el que esté escrito deberá ser lo más claro, a fin de que el lector pueda entender las directrices expuestas.
Si se quiere aprender el funcionamiento de un equipo electrónico, por ejemplo, el manual será directo: “Pulsa el botón de apagado/encendido. A continuación, pulsa la tecla M y espera que la pantalla se ilumine”.
El texto directivo utiliza diversos signos gráficos como apoyo a las instrucciones, también imágenes o ilustraciones. Todo esto con el objeto de aclarar aún más los pasos que deben seguirse.
Las marcas gráficas serán guiones, asteriscos, números u otro tipo de viñetas para indicar la jerarquización de la información.
El texto directivo suele presentarse en dos bloques, generalmente bien definidos.
Aquí se explica la finalidad del propio texto, es decir, para qué se redacta el contenido en cuestión. Los manuales, los instructivos de juego, y en general todos los textos directivos, utilizan técnicas de los textos expositivos o argumentativos para ello.
Mediante la argumentación o la exposición, el emisor detallará el objetivo. Puede incluir antecedentes y cualquier dato que considere pertinente.
Como se dirige a un lector universal, se evitará en lo posible modismos regionales y se adoptará una variante estándar del idioma que todo el mundo pueda entender.
La segunda parte explicará paso a paso cómo llevar a la realidad lo anteriormente expuesto. El lenguaje tiene que ser lo más claro posible, para que el receptor/lector sepa muy bien lo que tiene que hacer y no se confunda.
Se apoyará en gráficos, imágenes, flechas, para que las explicaciones dadas sean todavía más precisas.
Por lo general el emisor seguirá un orden, que previamente habrá explicado en la primera parte. Este orden puede ser secuencial o cronológico (es decir, primero una cosa y luego otra); un orden lógico, en el que se establecen relaciones tipo causa-efecto; o también puede seguir un orden de importancia, de mayor a menor relevancia.
Los manuales se caracterizan por ser contenidos breves y didácticos por medio de los cuales se da información básica y detallada de un tema en particular, y además se explica ordenadamente cómo acceder a ese conocimiento.
Hay diversos tipos de manuales: para estudiar, técnicos (por ejemplo, cómo construir casas, o fogones, o módulos para la agricultura), de estilo, de procedimientos, administrativos, etc.
El principal rasgo es que siguiendo las indicaciones que se dan, el usuario o lector podrá obtener fácilmente lo ofrecido en el manual.
Los instructivos son los textos que dan directrices sobre lo que hay que hacer en determinado tema. Por ejemplo, los instructivos de los juegos: se explica cómo debe jugarse, las características o posibilidades de las distintas jugadas, cómo se gana o cómo se mueven las piezas (en el caso de juegos de mesa).
Los recetarios de cocina son un ejemplo típico de este tipo de textos. Primero se dan breves explicaciones de lo que se quiere conseguir (preparar un plato), luego la lista de los ingredientes y después el paso a paso de la receta.
Los reglamentos y leyes son textos directivos, ya que en ellos se le explica a la ciudadanía el comportamiento adecuado y las leyes por las cuales debe regirse ese comportamiento. El código penal de los distintos países, por ejemplo, establece las normas a seguir y, en caso de infracción, las consecuencias.
“Manual de estilo.
En la redacción, utiliza un lenguaje culto, alejado de modismos y coloquialismos. Acentúa las mayúsculas, cuando lleven tilde. Los títulos de las personas irán siempre en bajas cuando el nombre lo acompañe, ej.: ‘el ministro García informó…’.
Cuando en el texto se sepa quién es el ministro, y no se coloque el nombre, irá en altas: ‘el Ministro informó también…’”.
“Reglas de juego del ajedrez.
Es un juego para dos jugadores, con un tablero en el que cada uno contará con 16 piezas de seis tipos. Cada pieza tendrá un movimiento distinto. El objetivo es dar jaque mate al oponente. Jaque mate significa que la pieza del rey no pueda hacer más movimientos sin que resulte capturado”.
“Primero, desembala el equipo cuidadosamente. Conéctalo a una fuente de energía y enciéndelo con el botón de Power. A continuación, pulsa durante 10 segundos la tecla central hasta que la pantalla empiece a titilar. Verás un mensaje que dice que el equipo ya está operativo”.
“Artículo 1. Se prohíbe a cualquier ciudadano entrar al recinto del Parlamento sin la debida autorización.
Artículo 2. Si un ciudadano entra sin autorización será sancionado según lo determine la autoridad”.
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