Cultura general

Economía inca: organización, bases y actividades del imperio


La economía inca se refiere a los sistemas de producción y comercio desarrollados por la civilización quechua durante la existencia del Imperio inca. Esta economía comenzó su desarrollo a partir del año 1200 a. C, cuando surgieron los primeros poblados y aldeas en la zona de la costa norte del actual Perú.

Con el paso de los años, los centros religiosos de los quechuas se fueron transformando en populosos núcleos urbanos que albergaban residencias, mercados y órganos tanto administrativos como políticos y religiosos.

La economía de estos centros se apoyaba primordialmente en el desarrollo y control de grandes extensiones territoriales dedicadas a la economía agrícola y la ganadería. Este proceso tuvo su apogeo durante el reinado del Inca Pachacútec (1433-1471).

De esta forma, durante el reinado de Pachacútec se organizó el Estado inca y se extendió el imperio, el cual cubrió los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador y parte de Colombia, Chile y Argentina.

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Organización económica del Imperio inca

Es importante indicar que la economía inca no debe ser analizada y comprendida según los conceptos económicos que se manejan en la actualidad.

Por consiguiente, para entenderla hay que partir de un marco de relaciones de parentesco, que vinculaban a los miembros de una familia extensa mediante obligaciones establecidas ritualmente.

Las bases y actividades de la economía del Imperio inca fueron:

El sistema de reciprocidad

Al empezar la expansión de los poblados incas, la autoridad no se ejerció directamente, sino que se ejecutó por medio de la reciprocidad y de la minka (que traduce como “rogar que alguno me ayude prometiéndole algo”).

La reciprocidad permitió un intercambio sustentado en las prestaciones de trabajo, el cual se organizaba mediante relaciones de parentesco. Por lo tanto, la riqueza dependía de la mano de obra al alcance de una comunidad y no de la cantidad de bienes que acumulaba un individuo en particular.

En este aspecto los historiadores describen dos niveles en la reciprocidad: las comunidades unidas por lazos de parentesco y el Estado Inca rodeado de un aparato militar y administrativo favorecido por los servicios de sus súbditos, cuyos excedentes eran redistribuidos.

Como se logró la reciprocidad

El sistema de reciprocidad incaica se cumplía siguiendo los siguientes pasos:

Primero el Inca Pachacútec, en reuniones con los señores de los pueblos vecinos, ofrecía abundante comida, bebidas y música, además de un intercambio de mujeres para establecer el parentesco.

Segundo, el Inca formulaba el “ruego” que consistía en el pedido para la construcción de depósitos. Un segundo “ruego” permitía otros acuerdos para llenar los depósitos de víveres.

En tercer lugar y por último, los señores de los poblados vecinos al comprobar la “generosidad” de Pachacútec accedían a los pedidos del Inca.

A medida que se realizaban nuevas conquistas, aumentaba el número de poblados y de nobles señores unidos al imperio por los lazos de reciprocidad, lo que dio lugar a una gran fuerza de trabajo.

La construcción de centros administrativos

Al aumentar el crecimiento del Imperio Inca, los soberanos encontraron ciertas dificultades en la reciprocidad, lo que trajo como consecuencia una demora en sus planes económicos.

Para disminuir el problema, se edificaron centros administrativos a lo largo de todo el Imperio, donde se reunían los señores comarcanos con personajes importantes del gobierno; de esta manera, se podía cumplir con los ritos y requisitos de la reciprocidad.

El más importante de estos centros —por su gran número de depósitos— fue Huánuco Pampa. En numerosos documentos conservados, se han hallado notables referencias de la cantidad de cosechas e insumos dirigidos a Huánuco Pampa.

Sistemas de trabajo: la minca, el ayni y la mita

Minca

Era una prestación de trabajo destinada a satisfacer una necesidad comunal que implicaba relaciones de reciprocidad, compromiso y complementariedad. Un ejemplo del minca era levantar la cosecha de un grupo familiar con una devolución inmediata, que podía ser una abundante comida o el compromiso de reciprocidad a futuro.

Ayni

Los aynis fueron las prestaciones que todo miembro del grupo podía solicitar a los demás y que más adelante se debía devolver. Normalmente se asociaron al cultivo de la tierra y al cuidado del ganado.

Mita

La mita es el trabajo por turnos que se realizaba por periodos. Los trabajadores salían de sus comunidades de origen y eran trasladados a otras zonas para cumplir con los compromisos solicitados, los cuales estaban relacionados con la producción de bienes redistribuibles.

Los tres titulares: el Inca, el Sol y el Pueblo

Los incas tenían un concepto de propiedad muy distinto al actual, lo que implicó una forma diferente de dividir la tierra. Las crónicas hablan de las tierras del Inca, del Sol y del pueblo.

Las tierras del Inca existieron en todo el Imperio. El trabajo era ejecutado por la gente local y el provecho de estas tierras era remitido a los depósitos estatales. Mientras que, lo destinado al Sol se empleaba para mantener toda la estructura religiosa del estado, así como los cultos, sacerdotes y templos.

Finalmente, lo producido por el pueblo se dividía proporcionalmente entre todos los habitantes. La distribución del producto de la tierra se realizaba en función de la unidad de medida denominada topo. Este era una cantidad determinada de productos. Un topo abastecía a un adulto varón y al formarse una pareja, la mujer recibía la mitad.

La agricultura inca

La agricultura fue la principal actividad económica incaica, superando ampliamente en esta tarea a otras civilizaciones precolombinas. Son famosos sus impresionantes desarrollos de terrazas escalonadas para el cultivo, que podían llegar a tener decenas de metros de ancho y hasta 1500 metros de largo.

Estas terrazas eran construidas en sitios a veces inaccesibles —como escarpadas laderas de montañas— para luego ser llenados con tierra, ganando de esta forma nuevos terrenos para el cultivo.

La ganadería

Los camélidos jugaron un papel muy importante en el desarrollo de las culturas andinas, sobre todo en las tierras altas, donde los recursos alimenticios eran limitados. No hubo en el territorio andino un animal tan útil como la llama, ya que sus usos fueron múltiples.

Las dos especies domesticadas fueron la llama (Lama glama) y la alpaca(Lama paco). Otras dos especies silvestres fueron la vicuña (Lama vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe).

Junto con el algodón sembrado en la costa, las lanas de la llama constituyeron las fibras para el tejido de las telas (abasca), que utilizaba la gente común. Por otro lado, la lana de vicuña y de alpaca se usó para confeccionar textiles más finos y lujosos (cumbi).

Además, la carne de llama secada al sol y deshidratada tenía la ventaja de conservarse fácilmente y se almacenaba en los depósitos.

Los depósitos estatales

Conseguir un excedente importante en la producción agropecuaria servía a la redistribución a nivel estatal y cubría las exigencias de la reciprocidad. Estas ganancias se guardaban en un gran número de depósitos gubernamentales.

Los depósitos se situaban en las cabeceras de cada provincia y en la ciudad del Cusco. Estos conferían al gobierno Inca una acumulación de bienes rentables que simbolizaban su poderío.

Fue determinante en el éxito de estos depósitos el seguimiento de las mismas reglas establecidas para las cosechas y sembradíos, es decir, existían encargados que se mantenían de los depósitos que vigilaban.

De esta forma, todo se guardaba en los depósitos y, a pesar de la conquista española, los naturales continuaron llenando los depósitos como si el gobierno Inca existiera, porque suponían que restablecida la paz les tomarían en cuenta los bienes producidos hasta entonces.

Almacenamiento en los depósitos

En los depósitos todo se guardaba de forma ordenada y se tenía en cuenta la durabilidad de los productos.

Estos almacenes se edificaron por lo general en las laderas de los cerros, específicamente en lugares altos, frescos y ventilados. Tenían aspecto de torrecillas construidas en hileras y separadas con el propósito de evitar la propagación del fuego en caso de incendio.

Cómo almacenaban los productos

Los productos eran guardados de forma muy cuidadosa, lo que permitía registrar las cuentas en los quipu a cargo de los quipucamayoc.

El maíz era conservado desgranado en tinajas grandes de cerámica, con pequeños cuencos de tapa; las papas, al igual que las hojas de coca, se guardaban en canastas de juncos, cuidando que las cantidades almacenadas fueran equivalentes.

En cuanto a las prendas de vestir, un número determinado de ellas era atado en fardos. Las frutas deshidratadas y los camarones secos se acomodaban en petacas pequeñas de totora.

Sistema de anotación aritmética

El estado Inca, a pesar de no poseer escritura, se destacó por su alto grado de eficiencia en el manejo de la economía. Esto lo logró gracias al desarrollo del quipu, el cual es un sistema de anotaciones aritméticas.

El quipu consiste en una cuerda principal y otras secundarias que colgaban de ella. En estas últimas se realizaban una serie de nudos que indicaban cantidades, mientras que los colores representaban determinados productos o rubros.

El funcionario que llevaba la contabilidad mediante el quipu se llamaba quipucamayoc. Pocos conocían el manejo de este sistema ya que su enseñanza estaba reservada a escogidos funcionarios estatales y miembros de la nobleza.

Toda la información generada por los quipus se guardaba en depósitos especiales que se hallaban en la ciudad de Cuzco. Estos depósitos funcionaban como un gigantesco ministerio de economía.

Referencias

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