Biología

Ácidos grasos esenciales: funciones, importancia, nomenclatura, ejemplos


Los ácidos grasos esenciales son aquellos ácidos grasos sin los que el ser humano no puede vivir. No pueden ser sintetizados por su cuerpo y, por lo tanto, deben ser obtenidos a partir de los alimentos consumidos diariamente.

El concepto de “ácido graso esencial” fue introducido por primera vez por Burr y Burr en 1930, refiriéndose al ácido linoleico (ácido cis, cis-9, 12-octadecadienoico). No obstante, poco tiempo después fue utilizado también para el ácido linolénico (ácido cis, cis, cis-9, 12, 15-octadecatrienoico).

El motivo: ambos ácidos grasos tenían los mismos efectos al ser suministrados a ratas experimentales crecidas con dietas deficientes en grasas, las cuales presentaban ciertas anomalías en su crecimiento y desarrollo.

De los estudios anteriores se generalizó que los ácidos grasos esenciales son usualmente ácidos grasos insaturados pertenecientes a las series ω-6 y ω-3, entre los que se incluyen, respectivamente, el ácido cis-linoleico (LA, del inglés Linoleic Acid) y el ácido α-linolénico (ALA, del inglés α-Linolenic Acid).

Los ácidos grasos esenciales pueden ser empleados directamente por las células o pueden actuar como precursores para otras moléculas de gran importancia, como los eicosanoides, por ejemplo, que participan en la síntesis de muchas hormonas y en el control de distintos procesos sistémicos.

Se ha demostrado que la deficiencia de estos ácidos grasos contribuye muchas veces a la aparición de algunas enfermedades cardiovasculares, así como a defectos en el crecimiento y en el desarrollo cognitivo.

Índice del artículo

Funciones de los ácidos grasos esenciales

Las diferentes funciones de los ácidos grasos esenciales dependen de su participación en la formación de estructuras celulares, en la señalización y/o comunicación celular o en otras “tareas” determinadas dentro de las células del cuerpo humano.

Como elementos estructurales

Los ácidos grasos esenciales son importantes componentes de todas las membranas celulares, pues forman parte de los fosfolípidos que constituyen las bicapas lipídicas tanto de la membrana plasmática como de los orgánulos internos de todas las células.

Como parte de las membranas celulares, dependiendo de su grado de saturación, los ácidos grasos esenciales pueden alterar la fluidez de las membranas y también el comportamiento de las proteínas que se asocian con estas, es decir, regulan las funciones membranales más relevantes.

Como mensajeros intracelulares

Estas moléculas y sus metabolitos de cadena larga tienen acciones como segundos mensajeros, pues muchas hormonas y factores de crecimiento activan una enzima llamada fosfolipasa A que induce la liberación de estos ácidos grasos desde las membranas.

Los ácidos grasos esenciales que son liberados por acción hormonal son empleados intracelularmente para la síntesis de eicosanoides y de otras hormonas.

– Como agentes antibióticos

Algunos ácidos grasos esenciales tienen actividades tipo-antibióticos. El ácido linolénico, por ejemplo, actúa sobre cultivos de Staphylococcus aureus y el aceite hidrolizado de las semillas de lino (rico en ácido linoleico y linolénico) puede inactivar a miembros de la especie S. aureus resistentes a la meticilina.

El ácido linolénico promueve la adhesión de Lactobacillus casei a superficies mucosas y, por lo tanto, favorece su crecimiento. Esta especie de bacteria inhibe el crecimiento de otras bacterias patogénicas como Helicobacter pylori, Shigella flexneri, Salmonella typhimurium, Pseudomonas aeruginosa, Clostridium difficile y Escherichia coli.

Como agentes antiinflamatorios

Los ácidos grasos esenciales, además, pueden actuar como moléculas antiinflamatorias endógenas, pues estos y sus derivados suprimen la producción de algunas interleucinas por parte de las células T (linfocitos T).

Como sustratos para la obtención de energía

Por otra parte, los ácidos grasos esenciales, al igual que el resto de los ácidos grasos que componen los lípidos celulares, representan una fuente útil de obtención de grandes cantidades de energía metabólica en forma de ATP a través de su oxidación.

Como mediadores de otras actividades

Son necesarios para la absorción, el transporte y la función de las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K).

Como precursores de otras moléculas

Es importante señalar que otra de las funciones de los ácidos grasos esenciales es que estos funcionan como precursores de otros ácidos grasos, los cuales son igual de útiles para las células del cuerpo humano.

Importancia

Los ácidos grasos esenciales son de vital importancia para el cuerpo humano, pero son particularmente importantes para los tejidos cerebrales, oculares, hepáticos, renales, glandulares y gonadales.

Numerosos estudios han revelado que los ácidos grasos esenciales, por sí mismos, tienen funciones significativas en la “patobiología” de muchas condiciones clínicas como:

– Enfermedades vasculares relacionadas con el colágeno (enfermedades del tejido conectivo)

– Hipertensión

– Diabetes mellitus

– Síndrome metabólico X

– Psoriasis

– Eczema

– Dermatitis atópica

– Enfermedad coronaria cardíaca

– Arteriosclerosis

– Cáncer

En los últimos años, además, se ha demostrado que los ácidos grasos de la serie ω-3 son esenciales para el desarrollo y crecimiento normal del ser humano, y que funcionan en la prevención y el tratamiento de las enfermedades antes mencionadas.

Su importancia también radica en que:

– Reducen el estrés oxidativo

– Suprimen la producción de sustancias y compuestos pro-inflamatorios

– Proveen protección cardiovascular

– Facilitan la pérdida de grasa corporal

– Están asociados positivamente con los picos de densidad ósea en los jóvenes

Las carencias de estas moléculas pueden disminuir la salud mental, aumentar las posibilidades de depresión e incluso disparar tendencias agresivas de conducta.

Nomenclatura

Los ácidos grasos esenciales son ácidos grasos poliinsaturados, es decir, son ácidos monocarboxílicos compuestos por una cadena alifática (carbonos e hidrógenos) en la cual más de dos átomos de carbono están unidos entre sí por medio de un doble enlace (no están saturados de átomos de hidrógeno).

Estos compuestos se clasifican principalmente de acuerdo con el número de átomos de carbono que poseen, así como según la posición del primer doble enlace en relación con el grupo metilo (-CH3) presente en uno de los extremos de la cadena, conocido como “metilo ω”, o “metilo terminal”.

Entonces, los ácidos grasos de la serie “ω-3” u “ω-6”, por ejemplo, son ácidos grasos de longitudes variables que tienen el primer doble enlace C-C en el átomo de carbono número 3 y número 6 en relación con el grupo metilo terminal, respectivamente.

Además de estas dos “familias” de ácidos grasos poliinsaturados, existen dos más: los ácidos grasos ω-7 y los ω-9; aunque estos no son considerados esenciales, pues el cuerpo tiene las rutas metabólicas para su síntesis y producción.

Los ácidos grasos de la serie ω-3 derivan del ácido linolénico (18:3), los de la serie ω-6 derivan del ácido cis-linoleico (18:2), los de la serie ω-7 derivan del ácido palmitoleico (16:1) y los de la serie ω-9 derivan del ácido oleico (18:1).

Metabolismo

Gracias a la acción de la enzima ∆6 desaturasa (d-6-d), el ácido cis-linoleico es convertido en ácido γ-linoleico (18:3). Este nuevo producto es alargado para formar el ácido dihomo γ-linolénico (20:3), que es el precursor de las prostaglandinas de la serie 1.

El ácido dihomo γ-linolénico también puede ser convertido en ácido araquidónico (20:4) por medio de la acción de otra enzima, la ∆5 desaturasa (d-5-d). Este ácido graso es precursor de las prostaglandinas de la serie 2, de los tromboxanos y de los leucotrienos.

– Las prostaglandinas son sustancias lipídicas tipo-hormonas que tienen muchas funciones en el cuerpo: ayudan a controlar la contracción y la relajación del músculo liso, la dilatación y constricción de los vasos sanguíneos, los procesos inflamatorios, etc.

– Los tromboxanos y los leucotrienos son lípidos eicosanoides que también tienen actividad tipo-hormonal. Son vasoconstrictores y poderosos agentes hipertensivos, además facilitan la agregación de las plaquetas durante el proceso de coagulación, participan en los procesos de inflamación crónica, entre otros.

El ácido α-linolénico es convertido en ácido eicosapentanoico (20:5) por acción de las mismas enzimas que actúan sobre el ácido cis-linoleico (d-6-d y d-5-d). Este ácido participa en la formación del precursor de las prostaglandinas de la serie 3 y de los leucotrienos de la serie 5.

Ejemplos de ácidos grasos esenciales

Los ejemplos más representativos de ácidos grasos esenciales son los dos que han sido mencionados reiterativamente a lo largo de todo el texto:

  • El ácido linoleico, un ácido graso de la serie omega-6.
  • El ácido linolénico, un ácido graso de la serie omega-3.

El ácido linoleico es un ácido graso que posee dos insaturaciones en configuración cis. Tiene 18 átomos de carbono y, como puede entenderse de la serie a la que pertenece, tiene el primer doble enlace en el sexto átomo de carbono respecto al grupo metilo terminal de la molécula.

El ácido linolénico, por otra parte, es un ácido graso con tres insaturaciones, también de 18 átomos de carbono, pero perteneciente a la serie omega-3, de lo que se entiende que tiene el primero de los tres dobles enlaces en el carbono en posición 3 respecto al metilo terminal.

Alimentos con ácidos grasos esenciales

Tanto en Europa como en Norteamérica, la cantidad promedio de ácidos grasos esenciales consumidos en la dieta diariamente está alrededor de 7 y 15 g, y las principales fuentes alimenticias de estos ácidos grasos, según su tipo, son:

Ácido cis-linoleico (LA)

Los cereales, los huevos, las carnes y la mayoría de los aceites de origen vegetal. Aquellos panes integrales hechos con “granos completos”, la margarina y la mayor parte de los productos horneados. Los aceites de girasol, de maíz y de arroz también son ricos en ácido cis-linoleico.

Ácido α-linolénico (ALA)

El aceite de canola, de lino y linaza, así como las nueces y los vegetales de hojas verdes son ricos en ácido α-linolénico.

Del mismo modo, la leche materna es rica en este ácido graso esencial, del cual se nutren los recién nacidos durante el periodo de lactancia.

El pescado y el aceite de pescado es rico en ácido eicosapentanoico y en ácido docosahexaenoico, derivados del ácido linolénico.

Es importante mencionar que muchos alimentos (tanto de origen animal como de origen vegetal) también son ricos en los intermediarios metabólicos de los dos ácidos grasos esenciales anteriormente descritos. Entre estos pueden mencionarse:

– Ácido eicosapentanoico

– Ácido docosahexaenoico

– Ácido gamma linoleico

– Ácido dihomo gamma linoleico

– Ácido araquidónico

Referencias

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