Onchocerca volvulus: características, morfología, enfermedades
Onchocerca volvulus es un gusano redondo que pertenece al filo Nematoda. Es de vida parasitaria, siendo el ser humano su huésped definitivo. Fue descrita por primera vez en 1874 por un médico irlandés llamado John O’Neill.
Se encuentra principalmente en el continente africano, específicamente en el área subsahariana, sitio del cual son endémicos muchos parásitos del filo Nematoda, como por ejemplo Loa loa.
Este parásito se aloja en el tejido subcutáneo de los seres humanos y es capaz de desencadenar ciertos síntomas y signos que, en su conjunto, constituyen una patología denominada oncocercosis. Esta afecta principalmente la piel y los ojos de las personas infectadas.
Es importante destacar que este parásito puede llegar a vivir dentro de su huésped hasta por 10 años, ocasionando serios daños y secuelas que comprometen en gran medida su calidad de vida.
Índice del artículo
- 1 Características
- 2 Taxonomía
- 3 Morfología
- 4 Ciclo biológico
- 5 Enfermedades
- 6 Síntomas y signos
- 7 Diagnóstico
- 8 Tratamiento
- 9 Referencias
Características
Onchocerca volvulus es un organismo agrupado con los eucariotas pluricelulares, gracias a que posee su material genético empaquetado dentro del núcleo celular formando a los cromosomas. Además, está conformado por diferentes tipos de tejidos, cuyas células están especializadas en diversas funciones.
Este nematodo es triblástico, ya que durante su desarrollo embrionario se hacen evidentes las tres capas germinativas: ectodermo, endodermo y mesodermo. Las células de estas tres capas se diferencian y se transforman en diferentes tipos celulares para cumplir diferentes funciones, dependiendo del tipo de tejido que conformen. Además son deuterostomados.
Este organismo lleva una vida de parásito, razón por la cual, para poder desarrollarse, necesita encontrarse dentro del cuerpo de algún huésped. Así mismo, es un organismo patógeno, ya que es capaz de ocasionar una infección en ser humano conocida como oncocercosis.
Estos parásitos se reproducen de forma sexual, son ovovivíparos y presentan desarrollo indirecto.
Taxonomía
La clasificación taxonómica de Onchocerca volvulus es la siguiente:
-Dominio: Eukarya
-Reino: Animalia
-Subreino: Eumetazoa
-Filo: Nematoda
-Clase: Secernentea
-Orden: Spirurida
-Familia: Onchocercidae
-Género: Onchocerca
-Especie: Onchocerca volvulus.
Morfología
Estos gusanos nematodos son de forma cilíndrica y cuerpo alargado. Presentan una especie de cutícula que recubre todo su cuerpo. En lo referente al color, son, de manera general de color blanco.
Son dioicos, lo que quiere decir que los sexos se encuentran separados, es decir, hay individuos de sexo femenino e individuos de sexo masculino.
Así mismo, presentan dimorfismo sexual, lo que implica que existen ciertos aspectos que permiten diferenciar a las hembras de los machos.
Debido a que presentan un desarrollo indirecto, cuando nacen lo hacen en forma de larvas conocidas como microfilarias. Estas son muy pequeñas, alcanzan apenas las 300 micras y presentan una cola que es puntiaguda.
Machos
Son mucho más pequeños que las hembras. Generalmente miden 5 cm de longitud. El extremo terminal del cuerpo se encuentra curvado. Igualmente presentan dos estructuras conocidas como espículas que, en la mayoría de los casos, tienen diferentes longitudes.
Además de esto, en comparación con la hembra, la cutícula presenta una mayor cantidad de capas, además de tener apariencia arrugada.
Hembras
Las hembras son considerablemente más grandes que los machos. Pueden alcanzar hasta más de 50 cm de longitud. Su extremo posterior termina en punta, no es curvado como el de los machos. En lo referente a la cutícula, la hembra tiene menos capas y no es de apariencia arrugada, sino que presentan ciertas protuberancias.
Ciclo biológico
Onchocerca volvulus es un parásito y como tal, requiere, para sobrevivir, un huésped, así como también de un vector. El huésped definitivo de este nematodo es el ser humano, en tanto que su vector es un insecto, específicamente un díptero perteneciente al género Simulium.
Vector
A pesar de que dentro de este género hay varias especies, la que se relaciona con más frecuencia con este parásito es Simulium damnosum.
Esto es en África, ya que, sin embargo, en el continente americano, las especies de este género que están más relacionadas con este parásito son Simulium ochraceum, Simulium metallicrum y Simulium callidum.
Estos insectos son hematófagos, es decir, se alimentan de la sangre del ser humano mediante la picadura.
Huésped
El huésped definitivo de este parásito es el ser humano. En su interior, las larvas microfilarias (L1) se encuentran principalmente en la dermis. Cuando el insecto pica a un individuo infectado, en la medida en que se alimenta de sangre, también ingiere a las microfilarias que se encuentran en la piel.
Interior de la mosca
Dentro del cuerpo del animal, el parásito pierde su cubierta protectora (cutícula) y migra desde el estómago hacia los músculos torácicos. Allí experimenta una metamorfosis, pasando del estado L1 a L3. Esas larvas L3 migran nuevamente hacia la cavidad bucal del insecto, específicamente a la probóscide.
Interior del ser humano
Cuando una mosca infectada pica a un ser humano sano le transmite las larvas L3, las cuales entran al cuerpo mediante las heridas causadas por la picadura. En el ser humano se alojan en el tejido subcutáneo, en donde experimentan nuevamente metamorfosis, desde L3 a L4 y L5, hasta finalmente alcanzar el estado adulto.
Los gusanos adultos permanecen en el tejido subcutáneo, generalmente en algún nódulo de tejido conectivo. Allí se reproducen y las hembras comienzan a liberar microfilarias (Larvas L1). Estas larvas pueden encontrarse en la piel durante un promedio de 10-12 meses después de que el parásito ha entrado en el ser humano.
Enfermedades
La enfermedad causada por el parásito Onchocerca volvulus se conoce con el nombre de oncocerciasis. También es conocida con otros nombres como ceguera de los ríos, oncocercosis y enfermedad de Robles, entre otros nombres.
Síntomas y signos
Los parásitos adultos ocasionan que se desencadenen una serie de signos y síntomas en el ser humano infectado, a nivel de varios sistemas.
Manifestaciones en la piel
En la piel aparecen algunos síntomas que están relacionados principalmente con la irritación causada por el parásito.
El síntoma principal es el prurito (picazón), el edema (inflamación), así como también la hipertermia (incremento de la temperatura). Eventualmente, el prurito conlleva a que la piel se irrite, producto del rascado excesivo.
Posteriormente, con el progreso de la infección, en la piel aparecen zonas hiperpigmentadas o que pierden su pigmentación, así como también lesiones que se denominan placas liquenificadas.
Si la infección no es tratada, la piel va perdiendo su elasticidad y se presenta una condición conocida como paquidermitis.
También es frecuente la presencia de nódulos cutáneos, conocidos como oncocercomas. Estos se localizan principalmente a nivel del cuero cabelludo.
Manifestaciones oculares
Uno de los tejidos predilectos de estos parásitos en el ser humano es la conjuntiva ocular. Debido a esto, las personas infectadas pueden presentar diversos síntomas a nivel ocular.
Entre las manifestaciones a nivel de los ojos se pueden mencionar:
– Esto es sensibilidad a la luz.
– Coroiditis: inflamación crónica de la coroides y de la retina.
– Uveítis: inflamación de la capa media del ojo. Aquí se ven afectadas varias estructuras como el iris, la coroides y el cuerpo ciliar.
– Queratitis esclerosante: es una inflamación de la córnea. Aquí ocurre una opacidad permanente de la córnea.
– Atrofia del nervio óptico.
Todas estas alteraciones comprometen en gran medida a la vista. Eventualmente, una persona con esta infección va perdiendo la visión hasta llegar a la ceguera total.
Otras manifestaciones
La progresión de la infección puede llegar a generar alteraciones neurológicas y renales. Además de esto, se han descrito manifestaciones a nivel del sistema linfático, como obstrucción de los conductos linfáticos. Esa obstrucción conlleva a una inflamación exagerada. La ingle colgante es un ejemplo representativo de esto.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se basa tanto en la observación clínica de los síntomas y signos, así como también en algunos exámenes que incluyen biopsia de la piel y un examen especializado ocular.
Si un médico sospecha que su paciente puede padecer la enfermedad, procederá a tomar una muestra de piel (biopsia), la cual se colocará en suero salino por espacio de 24 horas para posteriormente proceder a observarla al microscopio. Si se observan microfilarias, entonces es positivo para infección por Onchocerca volvulus.
Así mismo, si se sospecha que el paciente tiene afectación ocular, debe ser sometido a un examen utilizando un instrumento que se conoce como lámpara de hendidura. Esta le permite al médico visualizar el ojo de manera magnificada y detectar si hay presencia o no de microfilarias o del parásito adulto.
Los exámenes de sangre no son confiables para diagnosticar de manera certera la infección por Onchocerca volvulus, ya que hay otros parásitos de tipo filaria que pueden generar alteraciones sanguíneas similares.
Tratamiento
El tratamiento de la oncocercosis es de larga duración. El medicamento que actualmente se receta para tratar esta infección es un antihelmíntico conocido como ivermectina. La forma de administración es una dosis única cada seis meses. El tiempo de duración depende de la persistencia de los síntomas.
El mecanismo de acción de este medicamento se basa en que destruye a las microfilarias y, a pesar de que no mata a los gusanos adultos, si reduce en gran medida su fertilidad, de manera tal de que no puedan producir microfilarias.
Si el paciente presenta oncocercomas, el médico puede tomar la decisión de extirparlos quirúrgicamente. Por supuesto, el tratamiento está determinado por el criterio del médico, tomando en cuenta la gravedad y evolución de cada caso particular.
Referencias
- Botero, D. (2012). Parasitosis humanas. 5ta edición. Corporación para investigaciones biológicas.
- Carvajal, J., Zambrano, J., Suárez, J., Duque, D. (2016). Oncocercosis: de lo básico a lo clínico. Medicina U.P.B. 35 (2)
- Curtis, H., Barnes, S., Schneck, A. y Massarini, A. (2008). Biología. Editorial Médica Panamericana. 7° edición.
- Hickman, C. P., Roberts, L. S., Larson, A., Ober, W. C., & Garrison, C. (2001). Integrated principles of zoology (Vol. 15). McGraw-Hill.
- Neafie, R. (1972). Morphology of Onchocerca volvulus. American Journal of Clinical Pathology. 57 (5).
- Noguera, J. (2003). Oncocercosis. Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología. 78 (4)