Dimensiones, deberes e implicaciones de la ética profesional
Las dimensiones, deberes e implicaciones de la ética profesional son elementos que configuran los parámetros aplicados en el desarrollo de una determinada actividad laboral. También se pueden definir como los rasgos generales que constituyen la razón de ser de cada una de las profesiones.
Es importante destacar que la ética profesional consiste en un conjunto de valores que optimizan la realización de distintas actividades profesionales. Por lo tanto, se encarga de establecer ciertas pautas empleando valores universales que son inherentes a todos los seres humanos. Dependiendo de la profesión, estos valores pueden ser aplicados mediante distintas perspectivas y objetivos.
Así mismo, la ética laboral debe estar presente en cualquier empresa y empleado; esto garantiza un ambiente favorable de trabajo y en muchas ocasiones representa una garantía del correcto funcionamiento del sistema productivo. Algunos valores que conforman la ética laboral pueden ser la puntualidad, la constancia, la responsabilidad, la discreción, entre otros.
La autora Teresa Yurén, en su texto Ética profesional y praxis (2011), establece que la ética laboral forma parte de una cultura profesional que incluye un grupo de valores, saberes, creencias y esquemas de acción, cuyo objetivo es orientar las prácticas dentro del campo de trabajo.
Al formar parte de la cultura, la ética profesional es transmitida de generación en generación a través de un proceso de socialización. Por consiguiente, sus elementos son compartidos por aquellos individuos que reconocen tener derechos y deberes para ejercer durante su desarrollo profesional.
Como se mencionó anteriormente, la ética profesional está compuesta de tres elementos: las dimensiones, deberes e implicaciones. En el primer caso se trata de la magnitud que abarcan los valores éticos dentro del campo laboral; el segundo hace referencia a las pautas que son obligatorias para todo trabajador. El tercer elemento se refiere al efecto o a las consecuencias que resultan de participar en la ética profesional.
Índice del artículo
Dimensiones, deberes e implicaciones
Dimensiones
Al hablar de las dimensiones de la ética profesional se hace referencia a los límites que existen entre los parámetros laborales y la moral individual. En algunas ocasiones pueden surgir conflictos entre la ética personal y la ética laboral, ya que cada persona tiene el derecho de ejercer los valores que desee desde su individualidad.
Dentro del ámbito profesional cada trabajador debe esforzarse por adecuarse a las reglas éticas de la empresa u organización. No obstante, toda persona tiene el derecho de tomar la decisión de participar o no de esas responsabilidades.
La autora Guadalupe Ibarra, en su texto Ética y valores profesionales (2007) propone que, si bien la ética profesional agrupa una serie de criterios y principios, la adhesión a ellos conlleva a la libre elección por parte del profesional, lo que constituye un ejercicio de independencia y libertad.
Por lo tanto, la ética profesional se puede catalogar como una ética afirmativa, ya que detrás de sus principios le plantea al trabajador la posibilidad de ejercer su autonomía y libertad en la elección de los valores profesionales.
Según Guadalupe Ibarra, el quehacer ético y profesional no solo consiste en el acatamiento de las reglas, sino que más bien se define como la actuación de acuerdo con los valores de cada quien. En este caso, los valores funcionan como un filtro que hace que la ética laboral no se imponga de forma autoritaria.
En conclusión, las dimensiones de la ética profesional abarcan todo el ambiente laboral. Sin embargo, sus reglas no son impuestas de manera obligatoria, ya que cada persona puede decidir si desea comprometerse en el cumplimiento de estos parámetros.
Aunque la ética profesional sea empleada únicamente en el lugar de trabajo, se puede afirmar que su alcance no solo llega a los trabajadores, sino a toda la sociedad; esto se debe a que el fin de toda profesión es contribuir con el bien común.
Deberes
Los deberes se pueden definir como las responsabilidades que posee un individuo frente a otro. Este último puede ser una persona jurídica —organización/empresa—o una persona natural. Los deberes son establecidos previamente antes de aceptar la responsabilidad y se espera que el individuo desarrolle acciones para favorecer el cumplimiento de dichos deberes.
En el caso de no cumplir con los deberes estipulados, se pueden colocar sanciones o castigos. Dentro de la ética profesional, cada trabajador se compromete a cumplir con las responsabilidades asignadas a su profesión. Aunque cada trabajo o cargo cuente con sus propios deberes, todas las profesiones comparten algunos lineamientos en común, como por ejemplo:
– Todo trabajador debe tratar con rectitud, respecto e imparcialidad a las personas con las que mantenga una relación fomentada por el ejercicio de su profesión.
– El trabajador se compromete a no ejecutar actos que perjudiquen las buenas costumbres y la moral dentro de su área de trabajo.
– El profesional debe interesarse por el bien común. Por lo tanto, tiene que colocar sus capacidades, experiencias y conocimientos al servicio de la humanidad.
– El profesional tiene que participar en el progreso de la comunidad. Esto lo consigue aportando su colaboración material o intelectual en las obras culturales, las investigaciones científicas o la ciencia aplicada.
– El trabajador se compromete a esforzarse al máximo dentro de su área laboral. Es decir, todo profesional tiene el deber de ofrecer lo mejor de sus habilidades, evitando la mediocridad o el incumplimiento de sus tareas.
Implicaciones
El autor José Luis Fernández, en su texto Ética de las Profesiones (1994), asegura que la esencia del quehacer profesional radica en la manera en la que se contribuye a incrementar el grado de humanización de la vida social y personal.
Por ello, se puede establecer que el cumplimiento de la ética laboral implica necesariamente el progreso tanto del individuo como de la sociedad para la cual ejerce su profesión. Esto quiere decir que al momento de aceptar un trabajo el individuo está asegurando que sus acciones van a contribuir con el desarrollo del bien común, además de elevar su bienestar propio.
Por ejemplo, ejercer la ética profesional implica que el médico anteponga el bienestar del paciente, que el profesor se ocupe de la educación de sus alumnos y que el juez se esfuerce por impartir justicia. En conclusión, cada profesión tiene que proporcionar servicios y bienes que justifiquen su existencia como conjunto profesional dentro de una sociedad moderna.
Además, cuando una persona afirma ser ética —tanto a nivel personal como a nivel laboral— está reconociéndose como miembro de una comunidad en la cual existen derechos y deberes.
De igual forma, ejercer la ética profesional implica que la persona sea competente en las actividades laborales. Es decir, que cuente con destrezas, conocimientos y actitudes que le permitan desempeñarse adecuadamente en el cargo que ocupa.
Referencias
- Abbot, A. (1983) Profesional ethics. Recuperado el 28 de noviembre de 2019 de journals.uchicago.edu
- Durkheim, E. (2018) Professional ethics and civic morals. Recuperado el 28 de noviembre de 2019 de taylorfrancis.com
- Fernández, J. (1994) Ética de las profesiones. Recuperado el 28 de noviembre de 2019 de Universidad Pontificia Comillas de Madrid.
- Ibarra, G. (2007) Ética y valores profesionales. Recuperado el 28 de noviembre de 2019 de Redalyc: Redalyc.org
- Yurén, T. (2011) Ética profesional y praxis. Recuperado el 28 de noviembre de 2019 de Scielo: scielo.org
- Zaldívar, D. (s.f.) La ética profesional. Recuperado el 28 de noviembre de 2019 de pepsic.bvsalud.org