Historia

Invasiones Inglesas: antecedentes, causas, consecuencias


¿Qué fueron las Invasiones Inglesas?

Las Invasiones Inglesas fueron dos intentos de conquistar el virreinato del Río de la Plata, entonces en manos de la Corona española. Ambas expediciones, que tuvieron lugar en 1806 y 1807 respectivamente, acabaron en fracaso. Las dos acciones militares se englobaron en el marco de los conflictos que estaban sucediendo en Europa.

Las guerras napoleónicas estaban enfrentando a Francia contra la mayoría de los países del continente, entre ellos el Imperio británico. Por diversas circunstancias, España apoyó a los franceses, entrando en guerra contra Inglaterra. En este contexto los factores económicos fueron muy influyentes.

La Revolución Industrial hizo que Inglaterra comenzara a producir muchísimo más, por lo que era fundamental encontrar nuevos mercados. La independencia de los Estados Unidos afectó a su posición global, por lo que su mirada se dirigió hacia Latinoamérica.

De esta manera, no solo encontraría nuevas zonas donde expandirse económicamente, sino que también debilitaría a uno de sus grandes rivales: España.

Antecedentes

La primera década del siglo XIX en Europa estuvo marcada por las guerras entre la Francia dirigida por Napoleón y el resto de las potencias continentales. Este conflicto se extendió también a Sudamérica, en aquel momento perteneciente a la Corona española.

Tratado de Utrecht

El antecedente más lejano de las Invasiones Inglesas fue el Tratado de Utrecht, firmado en abril de 1713. Mediante este acuerdo, que cerraba la Guerra de Sucesión Española, se repartían las áreas de influencia en el mundo.

Uno de los artículos del tratado concedió a Inglaterra el derecho a enviar un barco mercante cada año a los dominios españoles en América.

Los británicos empezaron a realizar este comercio de manos de la Compañía de los Mares del Sur. Una de las rutas más importantes terminaba en Buenos Aíres, que se convirtió en uno de los mercados más potentes de la zona.

La hoy capital argentina era el destino de muchos barcos que transportaban esclavos. Aparte, los europeos se abastecían de muchos productos de la zona, cambiándolos por manufacturas propias.

La Guerra de los Siete Años colocó a ingleses y españoles en bandos opuestos y provocó la primera expedición militar británica a la región rioplatense. En 1763 una coalición anglo-portuguesa trató de conquistar el Río de la Plata, pero fue rechazada por los españoles.

Conflicto en Europa

Un nuevo conflicto en Europa estalló en los primeros años del siglo XIX. Napoleón Bonaparte lanzó su campaña de conquistas por todo el continente, enfrentándose a las potencias monárquicas de la época.

Uno de los objetivos perseguidos por los franceses era la invasión de Inglaterra. Con ese propósito planeó un ataque desde el Canal de la Mancha.

Sin embargo, los ingleses reaccionaron y sorprendieron a la flota francesa en Trafalgar. Allí, en una famosa batalla, hundieron una gran cantidad de barcos franceses y de sus aliados españoles.

La consecuencia fue el dominio británico del Atlántico en perjuicio de la Corona española. Enseguida pensaron en aprovechar esa circunstancia enviando una expedición al cabo de Buena Esperanza. Su pretensión era hacerse con las colonias holandesas de la zona.

Una vez logrado, y ante la debilidad española, la flota inglesa se dirigió hacia el Río de la Plata, buscando su conquista.

Primera invasión inglesa

Los rumores de un posible ataque británico ya corrían por las calles de Buenos Aires a finales de 1805. En esos momentos la ciudad era uno de los puertos más ricos de todo el continente, pero la sublevación indígena liderada por Túpac Amaru II había provocado que no estuviera correctamente protegida.

Ante la posibilidad de que llegaran los ingleses, los administradores de la ciudad solicitaron refuerzos, pero la única respuesta obtenida fue que entregaran armas al pueblo para que se defendieran. Sin embargo, el virrey no deseaba armar a los criollos, que ya empezaban a mostrar ambiciones independentistas.

Ataque inglés

Finalmente, una escuadra inglesa dotada con 1600 soldados llegó a la bahía de Montevideo en junio de 1806. La ciudad contaba con unas impresionantes fortificaciones que la convertían en un objetivo muy complicado. Ante eso, el comodoro Popham —quien dirigía la expedición— decidió poner rumbo a Buenos Aires.

A finales de ese mes, el 25 de junio, los marinos británicos desembarcaron en Quilmes, cerca de la capital bonaerense.

“El inepto virrey Sobremonte”

Al conocer la llegada de los británicos, el virrey del Río de la Plata, el marqués de Sobremonte, decidió huir de Buenos Aires hacía Córdoba.

Además, con él se llevó las reservas del Tesoro. A partir de ese hecho la población lo comenzó a llamar “el inepto virrey Sobremonte“, apodo con el que ha pasado a la historia.

Ante la deserción del mandatario, fueron los vecinos los que tomaron la iniciativa. Obligaron al virrey a que pasara el mando del gobierno militar a Santiago de Liniers. A pesar de la inicial negativa, el marqués tuvo que ceder y se marchó a Montevideo con el dinero del Tesoro.

Con la sola resistencia de sus ciudadanos armados, la conquista de Buenos Aires no presentó muchas dificultades para los británicos.

Así, el 27 de junio los dirigentes del virreinato rindieron la ciudad a los invasores. Estos desplegaron la bandera del Reino Unido, que permaneció allí otros 46 días.

Contraataque

Precisamente, la hoy capital de Uruguay tuvo un papel fundamental en la reconquista de Buenos Aires. Cuando esta última ciudad cayó en manos inglesas, los habitantes de Montevideo comenzaron a planear cómo expulsar a los invasores.

Sin la ayuda de las autoridades españolas, se organizaron para enviar una expedición de reconquista. Santiago de Liniers, que había reunido un ejército de 1500 hombres, se unió a las fuerzas de Montevideo.

El propio Liniers llegó al norte de Buenos Aires con sus tropas el 4 de agosto. Mientras tanto, el ejército que buscaba la reconquista iba creciendo en hombres. Unos días después, el 12 de agosto, comenzó el ataque a la ciudad.

Los británicos plantaron cara, pero fueron retrocediendo hasta tener que refugiarse en el fuerte. Liniers sitió la fortaleza y exigió su rendición. Ante la superioridad de los atacantes, los británicos tuvieron que aceptar.

Segunda invasión inglesa

Después de ese primer intento fallido de invasión, ambos bandos se prepararon para un inminente segundo intento. Los británicos decidieron enviar otras dos flotas, que reforzaron el contingente que ya estaba en la zona. Con estos refuerzos, el ejército llegó a contar con 12 000 hombres.

Por su parte, Liniers procedió a repartir armas a su población. En un documento fechado el 6 de septiembre de 1806, pidió que se crearan milicias organizadas ante la perspectiva de un nuevo ataque.

Ataque a Montevideo

En esta ocasión la ofensiva de los europeos comenzó por Montevideo. Un poderoso ataque naval buscó rendir la resistencia de la ciudad que, en un primer momento, consiguió que los británicos se retiraran a Maldonado en espera de más refuerzos.

El 15 de enero de 1807 se produjo un nuevo intento. Unos 100 barcos ingleses fondearon frente a la ciudad, mientras que las tropas desembarcaron en sus proximidades. Esto provocó que Montevideo quedará sitiada por mar y tierra, sufriendo bombardeos durante dos semanas.

Los intentos de defensa de la ciudad fueron en vano, y de nuevo, el marqués de Sobremonte protagonizó otro episodio que enervó a la población al retirarse de la lucha.

Buenos Aires trató de enviar ayuda, pero los soldados no llegaron a tiempo. El 3 de febrero los invasores lograron abrir una brecha en las murallas, entrando en la ciudad. El gobernador Ruiz Huidobro se vio obligado a firmar la rendición.

Buenos Aires

Cuando la noticia de la caída de Montevideo llegó a Buenos Aires, el cabildo se reunió para organizar la resistencia. Lo primero que hicieron fue destituir como virrey a Sobremonte y nombrar en su lugar a Liniers.

Mientras tanto, los británicos solicitaron más refuerzos para el definitivo ataque a Buenos Aires. Cuando los nuevos contingentes llegaron a América, el ejército inglés duplicó sus efectivos.

El primer movimiento fue realizado a finales de junio de 1807. Las tropas británicas desembarcaron cerca de Buenos Aires y comenzaron a avanzar hacia la ciudad. Liniers, al mando de un ejército, salió a su encuentro.

La batalla fue muy confusa y pasó por varias etapas. Finalmente, a pesar de que estuvieron a punto de ser derrotados, los defensores consiguieron vencer a los atacantes. La rendición británica se firmó el 6 de julio de 1807.

Victoria rioplatense

Aunque en un principio pareció que los bonaerenses se iban a conformar con la retirada de los británicos de los alrededores de la ciudad, después les exigieron que también liberaran Montevideo.

De esta manera acabó el dominio británico sobre la capital uruguaya, retirándose definitivamente en septiembre de ese mismo año.

Causas de las Invasiones Inglesas

Revolución Industrial

Inglaterra vivió durante todo el siglo XVIII un gran cambio en el paradigma económico que tuvo implicaciones en todos los ámbitos sociales. La aparición de maquinaria y de mejores técnicas productivas provocó un gran aumento de la producción y una mayor necesidad de materias primas.

Una consecuencia directa de esto fue la necesidad de buscar nuevos mercados, teniendo en cuenta que, además, el país perdió su colonia americana, Estados Unidos.

Por otra parte, la guerra con Francia duró casi 20 años, con las consiguientes consecuencias económicas. Napoleón impuso un bloqueo comercial, lo que afectó a la llegada de materias primas a las islas.

Todo esto obligó al Reino Unido a buscar expandir sus territorios coloniales, poniendo la vista en América. Además, era una buena manera de debilitar a otro tradicional enemigo: España.

Guerras napoleónicas

El intento de Napoleón de dominar el continente europeo provocó la reacción de las potencias monárquicas del continente. Entre estas se encontraba Inglaterra, cuya invasión era uno de los grandes objetivos de los franceses.

Ante la dificultad de la intervención militar —agravada por la derrota de la flota franco-española en Trafalgar—, Napoleón optó por la guerra económica. Así, mediante el Decreto de Berlín de 1806 declaró un bloqueo comercial al Reino Unido.

Esto, como se comentaba anteriormente, hizo que los británicos tuvieran que encontrar la manera de mantener su economía mirando a otros lugares fuera de Europa.

Consecuencias de las Invasiones Inglesas

Organización de los criollos

Una de las consecuencias más importantes de las Invasiones Inglesas fue propiciar un primer paso en la concienciación de los criollos. Estos se vieron obligados a organizar la defensa del Río de la Plata por sí mismos, ya que España fue incapaz de enviar ayuda.

De hecho, ocurrió algo tan inhabitual como que los ciudadanos destituyeran y sustituyeran a un virrey por su comportamiento poco honorable.

De esta forma, los criollos comenzaron a participar en las decisiones políticas y militares. Se suele apuntar que las milicias formadas para la defensa de Buenos Aires son el antecedente más directo de lo que sería el brazo armado durante la Revolución.

Por otra parte, cuando los británicos comenzaron a publicar en Montevideo el periódico La Estrella del Sur, por primera vez los habitantes tuvieron la oportunidad de entrar en contacto con un mundo y unas ideas que desconocían.

Rivalidad entre Buenos Aires y Montevideo

Curiosamente, a pesar de haberse ayudado mutuamente durante las invasiones, el conflicto supuso un aumento de la tradicional rivalidad entre ambas ciudades.

Por una parte, Montevideo había sido convertido por los invasores en un puerto bastante próspero y había favorecido a los comerciantes. Al ser expulsados, parece que dejaron atrás una gran cantidad de mercancías y Buenos Aires, como ciudad dirigente, impuso un impuesto del 52 % sobre esos artículos.

Esto provocó la protesta de los comerciantes de Montevideo, que se consideraron agraviados por la decisión.

Otro hecho anecdótico contribuyó a esa tensión. Los bonaerenses se tomaron como un agravio el hecho de que Montevideo se proclamara como “Muy fiel y reconquistadora”.

Al final, estas divergencias fueron creando una ambiente de diferenciación. Los sentimientos nacionales empezaron a acentuarse, lo que tuvo sus repercusiones durante la búsqueda de la independencia.

Relaciones con Inglaterra

Gran Bretaña había sufrido dos derrotas importantes en su intento por conquistar el Río de la Plata. Esto le llevó a adoptar otra estrategia para aprovechar las oportunidades económicas que ofrecía la zona.

A partir de su fracasó comenzó a usar la diplomacia para ganar influencia. Este nuevo método le dio bastantes buenos resultados, especialmente con la Banda Oriental.

De esta forma, fue capaz de aprovechar los movimientos independentistas apoyándolos en algunos momentos para conseguir beneficios en su política comercial.