Historia

Revoluciones liberales: antecedentes, causas y consecuencias


Las revoluciones liberales fueron una serie de movimientos revolucionarios que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XIX. Se produjeron en tres oleadas diferentes: en 1820, 1830 y 1848. Tenían como motivo principal recuperar los ideales de la Revolución francesa.

Frente a los intentos del antiguo régimen de regresar a las monarquías absolutistas previas, la aparición de ideologías como el nacionalismo y el liberalismo pretendieron cambiar el sistema por uno que respetara la libertad individual, los valores de la Ilustración y el establecimiento de fronteras no sujetas a los acuerdos entre las casas reales.

En el ámbito económico su antecedente más cercano fue la Revolución Industrial, que dio pie a la aparición de una clase burguesa con posibilidades de estudiar y formarse, y que adquirió poder económico. Además, conllevó también que surgiera el movimiento obrero, con lo que sus reivindicaciones empezaron a ser escuchadas.

Aunque se trató de un fenómeno europeo, sus consecuencias llegaron pronto a otros territorios, especialmente a América. Parte de los movimientos independentistas bebían de esta influencia liberal.

Índice del artículo

Antecedentes

Independencia de los Estados Unidos y Revolución francesa

Medio siglo antes de que comiencen las revoluciones liberales se dieron grandes movimientos políticos y sociales que son los antecedentes más claros de lo que luego ocurrió.

En 1700, las ideas de la Ilustración se habían hecho un hueco importante entre los intelectuales y pensadores de la época. Su propósito final era acabar con el antiguo régimen, eliminando las estructuras de la monarquía absoluta.

El primer gran suceso histórico relacionado con estas ideas fue la Guerra de la Independencia en los Estados Unidos. Aunque la chispa que hizo que estallara fueron los impuestos que la Corona británica quería que pagaran, las ideas nacionalistas y liberales jugaron el papel más importante.

La Declaración de Independencia (1776) y la Constitución elaborada (1787) están repletas de referencias liberales, apuntando la idea de libertad e igualdad entre los hombres. De igual manera, es significativo su establecimiento como República Federal.

Poco después, el descontento y la mala situación en la que vivía la mayoría de la población en Francia provocó la Revolución francesa. El lema “Igualdad, libertad y fraternidad”, la lucha contra nobles, religiosos y monarquía y la preponderancia de la razón, hicieron de esta Revolución un punto de inflexión histórico.

Napoleón, como heredero de la Revolución, se enfrentó con los países absolutistas durante varios años de guerra. Aparte del enfrentamiento territorial, también existió un claro conflicto ideológico.

Revolución Industrial

Otra revolución, en este caso no política, también ejerció una gran influencia en los cambios que se darían a continuación. Así, la Revolución Industrial —que comenzó en Inglaterra— produjo una gran transformación en la sociedad y en la economía.

Además de la consolidación del capitalismo y el liberalismo como sistema económico, en el plano político-social fue importante el relevante papel que la burguesía empezó a tener.

Junto a esta se organizó un movimiento obrero con sus propias peticiones. Aunque ambas clases eran opuestas en muchas cuestiones, tenían en común estar en contra de los estados absolutistas.

Cortes de Cádiz en España

Opuestos tanto al absolutismo de Fernando VII como al imperialismo de Napoleón, las Cortes de Cádiz redactaron la Constitución de 1812. Esta era totalmente liberal, con mucha influencia de la estadounidense y de la Revolución francesa.

Congreso de Viena

Frente a todos estos antecedentes, las monarquías absolutas trataron de frenar el liberalismo. En el Congreso de Viena, entre 1814 y 1815, diseñaron un mapa europeo basado en las antiguas estructuras.

Una vez que Napoleón fue derrotado, los vencedores intentaron regresar a sus antiguos privilegios y borrar la herencia republicana y liberal. El resultado de las negociaciones en Viena fue una redistribución del territorio basada en los intereses de las casas reales.

Liberalismo y nacionalismo

El surgimiento de estas dos ideología fueron fundamentales para las revoluciones liberales del siglo XIX. Ambas coincidían en oponerse a la vuelta a los sistemas absolutistas pretendida por el Congreso de Viena.

Así, pedían que aparecieran sistemas liberales, además de que las naciones ocupadas u oprimidas consiguieran sus derechos.

El liberalismo era una ideología que se basaba en la defensa de las libertades individuales y en la igualdad entre los seres humanos ante la ley. Por esto, no admitían que los nobles y el rey estuvieran por encima de la Constitución o de las otras leyes.

El nacionalismo basaba la idea de nación en la comunidad y la historia, luchando contra las fronteras que las casas reales habían creado a lo largo de los siglos.

Por ejemplo, pusieron énfasis en las unificaciones alemanas e italianas y apoyaron que los pueblos que pertenecían al Imperio austriaco pudieran independizarse.

Objetivos de las revoluciones liberales

Las revoluciones liberales tenían como meta la prosecución de los siguientes objetivos políticos:

– Igualdad jurídica de todos los ciudadanos ante los entes reglamentarios.

– Libertad al derecho de pensamiento y expresión.

– Derrota de la monarquía mediante el ejercicio de la soberanía nacional.

– División de poderes para evitar la concentración del poder en un solo organismo político.

– Estado de derecho garantizado por una Carta Magna, constitución o ley fundamental.

Causas de las revoluciones liberales

Factores políticos

Para entonces existía una fuerte inestabilidad política, dado el apogeo de la burguesía como contraparte de la clase privilegiada que sostenía el poder. En consecuencia, surgieron nuevas doctrinas políticas, como el liberalismo y el nacionalismo.

En el caso del pensamiento liberal, este defiende la preponderancia de la razón y del conocimiento, por lo que todas las ideas debían ser respetadas y tomadas en cuenta, sin importar su origen.

En paralelo, se originó el nacionalismo. Esta doctrina defiende el derecho de las naciones de ejercer el poder sobre el territorio, en el marco de la soberanía e independencia política.

Factores socio-económicos

La Revolución Industrial encaminó a la sociedad hacia un proceso de cambio en el cual el movimiento obrero tomó la iniciativa desde el punto de vista social.

Se evidenciaron crisis alimentarias por malas cosechas que indujeron un aumento en la oferta de los alimentos, y en consecuencia, una importante crisis económica que derivó en un estallido social.

¿Cuáles fueron las revoluciones liberales?

A partir de la segunda década del siglo XIX tuvieron lugar tres oleadas revolucionarias diferentes, cada una afectando a varios países. La primera tuvo lugar entre 1820 y 1824, la segunda en 1830 y la última en los años 1847 y 1848.

Revoluciones de 1820

Esta primera ola de revoluciones liberales no fue protagonizada por el pueblo; en realidad se trató de golpes militares en contra de los gobernantes absolutistas. Muchos historiadores señalan la importancia de sociedades secretas (como los carbonarios) en estos movimientos.

El comienzo de esta oleada tuvo lugar en España, cuando el coronel Rafael de Riego se levantó contra Fernando VII y lo obligó a jurar la Constitución de 1812.

El resultado fue el Trienio Liberal, que acabó con la petición de ayuda del rey a las potencias aliadas, que enviaron a los llamados Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar el absolutismo.

Otros lugares en los que se vivieron intentos similares fueron en Portugal y Nápoles. En esta última, los carbonarios consiguieron que el rey aceptara una Constitución. Los austriacos se encargaron de acabar con esta experiencia.

También en Rusia —con una rebelión de parte del ejército contra el Zar en 1825— y en Grecia se produjeron levantamientos. Mientras que en la primera fracasó, en la segunda desembocó en una guerra de independencia contra el Imperio otomano y con la recuperación de su soberanía.

También en América tuvieron lugar revoluciones durante esa década. Con diferentes resultados, los criollos de Argentina (que triunfaron) y los de México (que fracasaron) se levantaron contra la Corona española.

Siguiendo el impulso, en pocos años Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile, México, Perú y Bolivia consiguieron la independencia.

Revoluciones de 1830

El origen de los movimientos en 1830 se ubicó en Francia. La crisis económica más la oposición a los intentos de Carlos X de instaurar una monarquía absolutista, hizo que estallara una revolución ampliamente apoyada. El monarca se vio obligado a dejar el trono y, en su lugar, Luis Felipe de Orleans implantó una monarquía constitucional.

Mientras tanto en Bélgica se produjo un levantamiento independentista contra Holanda, a la que pertenecía. Con el apoyo británico, consiguieron la soberanía con un rey que juró la Constitución.

Otros lugares en los que los revolucionarios consiguieron sus objetivos fueron en Suiza, en España y en Portugal, países que eliminaron el absolutismo.

Sin embargo, en Polonia (que intentó independizarse de Rusia), en Italia (por la intervención de Austria) y en Alemania (que no logró la unidad) los levantamientos no fueron exitosos.

Revoluciones de 1848

Las de 1848 fueron revoluciones mucho más populares, con unos propósitos democráticos mucho más marcados. De hecho, se comenzó a pedir el sufragio universal en el sistema de elección.

Una de las novedades es la participación del proletariado, que aportó un carácter social a las peticiones. Era una época en la que los obreros sufrían condiciones miserables, sin ningún derecho laboral. Los incipientes movimientos obreros empezaron a movilizarse.

Como en la anterior oleada, esta comenzó en Francia. La labor de Luis Felipe era contestada por la pequeña burguesía, los campesinos y los obreros.

Las elecciones se regían por un sistema censitario en el que solo 200 000 personas entre 35 millones podían votar. Una gran coalición de diferentes sectores solicitó mayor libertad al rey, pero este se negó.

Para empeorar la situación, dos años de cosechas malas provocaron una gran crisis económica. En febrero de 1848 una serie de revueltas obligaron a abdicar a Luis Felipe. Tras su gobierno, dio comienzo a la II República.

La unidad entre los revolucionarios no duro mucho y el poder fue ocupado por Luis Napoleon Bonaparte, que volvió a acabar con las libertades logradas y declaró el Segundo Imperio.

En el resto de Europa se sucedieron los levantamientos, con más o menos éxito. Así, en el Imperio austriaco, a pesar de los avances iniciales, el absolutismo sobrevivió gracias a la ayuda rusa. En Italia, solo Piamonte logró una Constitución liberal.

Por último, en Alemania el temor al creciente movimiento obrero hizo que la burguesía no continuara con las reformas, a pesar de que 39 estados se dotaron de Constitución.

Consecuencias de las revoluciones liberales

Secuelas políticas

Las revoluciones liberales fomentaron la aparición de los ideales democráticos que impulsarían la participación de las masas, sin discriminación de ninguna índole.

La clase trabajadora tomó fuerza como partido político, y se definieron principios como la igualdad social, la soberanía popular, y la práctica del voto universal para elegir a los gobernantes por mandato popular.

Lo anterior en el marco de la independencia y autonomía política de los territorios. Por ende, muchos países latinoamericanos se valieron de estas revueltas para inspirarse y luchar por su propia emancipación.

Secuelas socio-económicas

La burguesía se consolidó como el sector de mayor poder económico. Sin embargo, las diferencias de clase entre la pequeña y la gran burguesía fueron evidentes durante todo el siglo XIX.

Por su parte, el proletariado y el campesinado fueron considerados de forma activa en las consultas políticas.

Referencias 

  1. Wikillerato. Las Revoluciones liberales de 1820, 1830 y 1848. Obtenido de wikillerato.org
  2. Palanca, Jose. Lo contemporáneo y las revoluciones. Obtenido de lacrisisdelahistoria.com
  3. EcuRed. Revoluciones burguesas. Obtenido de ecured.cu
  4. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Revolutions of 1848. Obtenido de britannica.com
  5. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Revolutions of 1830. Obtenido de britannica.com
  6. Liberal History. Impact of the French and American Revolutions. Obtenido de liberalhistory.org.uk
  7. Rose, Matthias. Liberal Revolutions in the 19th Century. Recuperado de rfb.bildung-rp.de
  8. Schmidt-Funke, Julia A. The Revolution of 1830 as a European Media Event. Obtenido de ieg-ego.eu