Diego Noboa: biografía, presidencia y obras
Diego María de Noboa y Arteta (1789-1870) fue un prócer, político y comerciante ecuatoriano que ocupó la silla presidencial de Ecuador en el año 1851. Este personaje patriótico participó en la Revolución del 9 de octubre de 1820. En esta fecha, Guayaquil proclamó su independencia de España tras apresar al gobernador de la entidad. Este proceso dio inicio a la Guerra de Independencia de la Real Audiencia de Quito.
Además, Diego Noboa jugó un papel clave en la Revolución Marcista, que marcó el final del gobierno de Juan José Flores, primer presidente de la República del Ecuador. Estalló el 06 de marzo de 1845 en Guayaquil. Luego de una dura guerra civil, Flores es derrocado. Se forma entonces un triunvirato conformado por Noboa junto con José Joaquín de Olmedo y Vicente Ramón Roca.
Al final, tras haber participado activamente en la vida política y haber ocupado altos cargos en la administración pública, se retiró. No obstante, su descendencia continuó haciendo historia en Ecuador.
Entre ellos, destacan dos de sus tataranietos: Gustavo Noboa Bejarano y Ernesto Noboa Bejarano. El primero fue presidente de la nación ecuatoriana. El segundo se ha desempeñado como director de la Junta de Beneficencia de Guayaquil en los últimos años.
Índice del artículo
- 1 Infancia
- 2 Contacto con ideas revolucionarias
- 3 Período 1820-1845
- 4 Período 1845-1851
- 5 Últimos días y muerte
- 6 Referencias
El prócer y político Diego Noboa nació en la provincia de Guayaquil un 15 de abril de 1789. Sus padres, Ramón Ignacio de Noboa y Unzueta y Ana de Arteta y Larrabeitia, eran ricos terratenientes.
Cursó sus estudios en la ciudad de Quito. Se graduó de bachiller en uno de los dos colegios preferidos por las familias adineradas, el Colegio de San Luis.
Siendo muy joven, le tocó presenciar momentos decisivos en la historia ecuatoriana. Uno de ellos fueron los sucesos del 10 de agosto de 1809, considerado el primer grito de independencia de Ecuador.
Un año más tarde vivió uno de los eventos más sangrientos de esa nación: el Asesinato de los Patriotas Quiteños. Toda la América hispana reaccionó ante esta masacre y las ideas independentistas tomaron auge.
Diego Noboa regresó a Guayaquil a finales de 1813 contagiado con ideas revolucionarias e independentistas. Al poco tiempo fue nombrado Regidor del Cabildo de la ciudad.
A Guayaquil llegaban por ese tiempo los rumores de las primeras luchas por la libertad de los pueblos de América. El guayaquileño se identificó con la causa libertaria desde el primer momento.
En 1920, participó en la reunión secreta conocida como “La Fragua de Vulcano”. En ella se prepararon los detalles de la independencia de la ciudad de Guayaquil.
El 09 de octubre de 1820 acompañó a los patriotas que proclamaron la independencia del yugo español. Más tarde, también suscribió el Acta de Independencia.
Al proclamarse la independencia de Guayaquil, se formó una Junta de Gobierno conformada por Olmedo, Jimena y Roca. Esta junta comisionó a Diego Noboa para ir a Manabí y organizar el régimen constitucional que se había establecido en Guayaquil.
El 8 de noviembre de 1820, el Colegio Electoral de la provincia libre de Guayaquil se reunió, y Noboa fue elegido diputado por Guayaquil.
Noboa era partidario de la independencia política de la República de Guayas. Sin embargo, en 1822, el Libertador Simón Bolívar ordenó la incorporación de la provincia de Guayaquil a la República de Colombia. Fue nombrado entonces Tesorero Departamental. En los años siguientes ocupó otros cargos públicos.
Después, durante la invasión de los peruanos al puerto guayaquileño, se desempeñó como gobernador. Esta ocupación tuvo lugar desde el 1° de febrero hasta el 21 de julio de 1829.
En 1830 ya había sido instaurada la República del Ecuador. Por sus buenas relaciones con Perú, el presidente Juan José Flores envió a Diego Noboa a Lima para firmar un acuerdo de paz y comercio. Aunque este acuerdo fue ratificado por ambos países, el general Flores lo desconoció poco después.
Luego, participó en los Congresos de 1832 y 1833, ambos reunidos en Quito. El próximo presidente del Ecuador acudió en calidad de senador para el Congreso Ecuatoriano del año de 1837.
Hasta entonces había mostrado afinidad con las ideas políticas del presidente Flores. Pero luego, formó parte de la Revolución Marcista en 1845, movimiento que derrocó al general y significó una nueva era en la historia ecuatoriana.
Tras la revolución del 6 de marzo de 1845, Diego Noboa, José Joaquín de Olmedo y Vicente Ramón Roca conformaron un gobierno provisional. Este triunvirato gobernó hasta el 8 de diciembre de ese año.
Entonces, Roca fue nombrado Presidente Constitucional de la República por la Convención Nacional. Este gobernó hasta el 15 de octubre de 1849.
Después, el Congreso de la República se reunió para elegir un nuevo presidente. Cuando no hubo un claro ganador entre Noboa y el General Antonio Elizalde, el Congreso se disolvió. El poder fue entregado al coronel Manuel Ascázubi, Vicepresidente de la República. Noboa regresó a Guayaquil y se dedicó a sus asuntos personales.
Pero, el general José María Urbina lo proclama Jefe Supremo el 2 de marzo de 1950. Las provincias Cuenca y Manabí respaldan a Elizalde, pero este declina en pro de la estabilidad nacional.
Convocó entonces una Asamblea Constituyente. Esta inicia sus funciones el 8 de diciembre de 1850, nombrándolo Presidente Interino. La asamblea sanciona una nueva constitución y lo elige Presidente Constitucional de la República.
No obstante, su mandato duró solo cuatro meses. A petición de Urbina, el general Francisco de Robles lo apresó en Guayaquil el 17 de julio de 1851. Urbina se había auto-proclamado Jefe Supremo. Una embarcación en el río Guayas llevó a Diego Noboa fuera del país.
Durante los primeros años del gobierno de Uribe, Noboa permaneció en el Perú. En 1855, regresa a su tierra natal, pero se aleja de la política. Muere el 03 de noviembre de 1870.
En vida, había arrendado sus minas de sal al Tesoro Nacional. Dispuso en su testamento una cuarta parte de la deuda por ese arrendamiento para ser invertida en la construcción de la carretera nacional de Quito.
También, destinó parte de ese dinero para ser utilizado en alguna obra de beneficencia para Guayaquil.
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