Psicología educativa

Convivencia sana: qué es, cómo lograrla, valores, reglas, ejemplos


¿Qué es una convivencia sana?

Una convivencia sana es aquella en la cual las personas tienen la libertad de expresar diversas maneras de pensar y de sentir sin temor a ser juzgadas y excluidas por ello. Está basada en valores como el respeto, la tolerancia y la empatía.

Una convivencia sana no está exenta de conflictos. Pero estos se resuelven desde el diálogo, el respeto a la diferencia y al derecho de los individuos a tomar decisiones autónomas dentro del marco de la legalidad.

Las sociedades donde reina una convivencia sana ofrecen a sus individuos mayores oportunidades de crecimiento personal, pues en lugar de intentar acallar los conflictos por medio de la exclusión y la represión, estos se discuten abiertamente, dando voz a diversas perspectivas y generando cambios profundos y duraderos.

La formación de ciudadanos para una sana convivencia comienza en el hogar. Los padres son los primeros encargados de encarnar los valores del respeto y la tolerancia y al mismo tiempo establecer reglas claras e inculcar el sentido de la responsabilidad y la honestidad.

Cómo lograr una convivencia sana

Respetar los límites

Se suele repetir que “mi libertad termina donde comienza el derecho del otro”. Y, en efecto, tener la capacidad de percibir esa línea limítrofe entre mi libertad para actuar y el respeto por la dignidad del otro es fundamental para una convivencia sana.

Colaborar

Aunque somos individuos únicos, no vivimos aislados ni podríamos hacerlo. Para tener una vida mental y físicamente sana necesitamos la ayuda de los demás, así como ellos necesitan de nuestra colaboración.

Ser educado

Dar los buenos días, pedir permiso para pasar, dar las gracias y pedir por favor son muestras de educación y formas de manifestar respeto por quienes nos rodean.

Cuidar el hogar y los espacios públicos

Mantener limpia nuestra habitación y el resto del hogar, cuidar los útiles escolares, no tirar basura en las calles, no rayar las paredes ni la superficie de las mesas. En pocas palabras, cuidar nuestro entorno es una muestra del respeto hacia lo que nos rodea.

Cuidar el lenguaje

Las groserías o expresiones soeces pueden herir la sensibilidad de muchas personas, no solo aquellas a la que están dirigidas. Por eso es importante eliminarlas completamente de nuestro vocabulario, emplear un lenguaje moderado.

Gestionar correctamente las emociones negativas

La relación con los demás puede darnos razones legítimas para sentirnos iracundos o decepcionados. Pero, aunque estas emociones son válidas, debemos manejarlas de modo que no se tornen destructivas y dañen la convivencia.

Valores para una convivencia sana

Respeto

Es la consideración hacia la integridad de los demás, por la cual aceptamos sus acciones y opiniones sin reaccionar de manera agresiva o despreciativa, y expresamos nuestros desacuerdos de manera cuidadosa y asertiva.

Honestidad

Nuestras relaciones con los demás deben estar basadas en la sinceridad y la asertividad, es decir, en expresar nuestras opiniones y sentimientos sin faltar el respeto a otras personas.

Responsabilidad

Consiste en reflexionar sobre las posibles consecuencias de nuestros actos y en hacernos cargo de las consecuencias cuando estas no son las esperadas.

Confianza

Es el producto de la aplicación constante de los valores anteriores. Si en un grupo de personas existe el respeto, la honestidad y la responsabilidad, entonces surgirá la confianza entre ellas.

Empatía

Es la capacidad de aceptar y, hasta donde nos sea posible, comprender los sentimientos de los demás, sin juzgar y sin intentar cambiarlos.

Solidaridad

Consiste en sensibilizarse respecto a los problemas de los demás y prestarles la ayuda que necesiten. A través de la solidaridad expresamos la conciencia de que no vivimos aislados, sino en una sociedad que nos necesita y a la que necesitamos.

Tolerancia

No solo consiste en comprender que otros puedan pensar y opinar de forma muy diferente a nosotros, sino también en reconocer lo valioso del punto de vista del otro e iniciar con él un diálogo constructivo. Tolerancia no se trata, pues, de “soportar” al otro, sino de aceptar las diferencias como parte de la vida.

Reglas para una convivencia sana

Respetar y obedecer a nuestros padres

Esto no significa que no podamos expresar desacuerdo, pero sí debemos hacerlo desde el respeto y la confianza en que las decisiones de nuestros padres están motivadas en nuestro propio bien.

Cumplir con las obligaciones

Ya sea en casa, en la escuela o en el ambiente laboral, las obligaciones son nuestros aportes personales al bienestar de nuestra familia, comunidad o país. Si dejáramos de cumplir con ellas, la convivencia sana no sería posible.

Acudir en ayuda de quienes sufren accidentes

Si andando en la calle presenciamos que alguien sufre una caída, se desmaya o es arrollado por un vehículo, debemos prestar el socorro que podamos mientras llega la ayuda médica. Es algunos países este tipo de conductas están contempladas en la ley.

Relacionarnos con los demás a partir de la honestidad

Esto implica no mentir, no hurtar, no actuar con intenciones ocultas y hablar siempre desde la sinceridad y la asertividad.

Respetar los gustos, opiniones y decisiones ajenas

Aunque no estemos de acuerdo con la forma en que piensan o se comportan los otros, la convivencia sana depende de que seamos capaces de respetar el derecho de cada persona a tomar decisiones autónomas.

Evitar los juicios de valor debido al aspecto o la orientación sexual

Los prejuicios originados en el aspecto físico u orientación sexual de una persona constituyen graves peligros para la convivencia. Es importante hacerse una idea de las personas a partir de sus palabras y actos, dejando a un lado la apariencia.

Ejemplos de convivencia sana

– Dar los buenos días al subir al autobús.

– Cumplir con las normas peatonales: cruzar la calzada por la zona rayada cuando la luz del semáforo esté en rojo.

– Pedir “por favor” cuando necesitamos de la ayuda de otra persona.

– En clase, levantar la mano si se desea intervenir, y esperar a que el profesor conceda el turno de palabra.

– Al pasear a nuestra mascota, llevar una bolsa para recoger las deposiciones del animal.

– En casa, al terminar de jugar, guardar los juguetes en el lugar correspondiente.

– Dar las gracias cuando una persona nos ha prestado ayuda o nos ha hecho un presente.

– Prestar atención a quien nos habla y no estar pendientes del móvil en una conversación.

– Si discutimos con nuestros hermanos o con amigos, estar dispuestos a reconocer nuestros errores, aceptar las disculpas o disculparnos, desde la sinceridad.

Referencias

  1. (2009). Valores para una buena convivencia. Federación de Enseñanza de Andalucía. Tomado de feandalucia.ccoo.es.
  2. (2016). Acuerdos de convivencia Sana. Tomado de orientacionandujar.es.
  3. (2016). Pasos para crear reglas familiares. Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades. Tomado de cdc.gov.
  4. Folgado Caraballo, A. (2002). 10 reglas básicas de convivencia para niños. Tomado de guiainfantil.com.