Historia

Cultura hebrea: historia, ubicación, religión, literatura


La cultura hebrea se asentó en la región de Oriente Medio en el segundo milenio a. C. En esa época, la zona que habitaron los hebreos era llamada Canaán y se encuentra ubicada en la actual región de Palestina, al sur de Siria.

Los conocimientos sobre esta cultura se han establecido partiendo de dos fuentes fundamentales: la tradición oral y la Biblia, cuyo contenido sobre los hebreos aparece también en la Torá. Esto implica que mucha de la información mezcle referencias históricas con aquellas que hacen referencia a la religión judía y cristiana.

Según esas fuentes, el origen de los hebreos se encuentra en Mesopotamia. Se trataba de un pueblo semita nómada y ganadero. El legado más importante dejado por este pueblo es el monoteísmo. A diferencias del resto de pueblos de la época, los hebreos adoraban a un único Dios, cuyos mandatos regían todos los aspectos de la vida.

Los dos reinos que habían formado fueron conquistados por los asirios, en el caso de Israel, y por Nabucodonosor, en el caso de Judá. Más tarde, sobre el año 70 a. C., el emperador romano Tito saqueó Jerusalén y obligó a un gran número de hebreos a marcharse a otras zonas del imperio.

Índice del artículo

Historia del pueblo hebreo

De acuerdo a las fuentes tradicionales sobre el pueblo hebreo, la Biblia, la Torá y los relatos orales, su origen se sitúa en Mesopotamia. En esa primera época de su historia, tenían un modo de vida nómada y se dedicaban al pastoreo.

Antecedentes históricos

Palestina fue habitada por los cananeos, de origen semita, sobre el tercer milenio a. C. Después de resistir los ataques de las tribus del desierto, la llegada de los hebreos acabó con su dominio en la zona entre los siglos XIV y XV a. C.

Los hebreos, también semitas, habían llegado desde la región de Ur, en Mesopotamia. En el 2000 a. C. dejaron esa zona y se trasladaron junto con sus rebaños a Canaán.

Período de los Patriarcas

En este período, las tribus hebreas estaban gobernadas por los patriarcas. Esta figura, siempre un anciano, tenía todos los poderes. Además del político, era también la máxima autoridad jurídica, religiosa y militar.

Según las fuentes mencionadas, el primer patriarca fue Abraham. La Biblia relata que, cuando tenía 75 años, Dios le ordenó guiar a su pueblo desde Ur hasta la tierra prometida: Canaán. Como ocurre con muchos otros personajes de esta cultura, no existen evidencias históricas sobre su existencia. Los historiadores estiman que la migración se produjo sobre el 2500 a. C.

Otro de los patriarcas importantes fue Jacob, también llamado Israel. Sus doce hijos fueron los fundadores de las 12 tribus israelitas.

Bajo el mando de Jacob, algunas tribus se trasladaron a Egipto, donde vivieron durante los cuatrocientos años en los que ese país estuvo dominado por los hicsos. Cuando estos últimos fueron expulsados, los hebreos comenzaron a ser perseguidos.

El líder que libró a los hebreos de esa opresión fue el patriarca Moisés. El relato en la Biblia incluye como Dios desató siete plagas contra los egipcios para que dejaran ir a los hebreos.

Moisés condujo a su pueblo hacia Canaán, en un episodio conocido como el Éxodo. De acuerdo con los libros sagrados judíos y cristianos, durante ese trayecto Jehová entregó a Moisés los Diez Mandamientos, un conjunto de reglas morales, religiosas y de conducta que reforzaban el monoteísmo.

Moisés falleció antes de llegar a Palestina y fue su sucesor, Josué, quien lideró la última etapa del camino. Al llegar a Canaán, los hebreos se enfrentaron a los pueblos que ocupaban la región. Para esas batallas, los patriarcas dejaron el mando de su pueblo a los jueces, jefes militares.

Período de los Jueces

Durante esta etapa, los hebreos abandonaron definitivamente su vida nómada. Las doce tribus se establecieron en Palestina y nombraron a los Jueces como máximas autoridades.

Entre los jueces más conocidos se encuentra Gedeón, quien derrotó a los madianitas, un pueblo que habitaba la parte central de Palestina. Igualmente, se le atribuye la destrucción del altar de Baal, al que algunos hebreos estaban rindiendo culto. Otro de los jueces más importantes fue Sansón, que se enfrentó con dureza con los filisteos.

Junto a los dos anteriores, otro juez destacado fue Samuel, el último en ocupar ese cargo en el siglo VI a. C. Durante su mandato, los hebreos derrotaron definitivamente a los filisteos. Después, Samuel unificó a su pueblo y creó un estado monárquico cuyo primer rey fue Saúl.

Período de los reyes

A pesar de las victorias anteriores, los hebreos aún tenían que defenderse de los filisteos de la costa y de las tribus nómadas del desierto. Establecer una monarquía unificada y centralizar los poderes militares, políticos y religiosos fue una de las vías para fortalecer el control en la zona.

Como se ha mencionado, Saúl fue el primer monarca hebreo. A este le sucedieron David y, en el 966 a. C., Salomón. Para ese momento, la administración, el gobierno y el ejército se encontraban ya centralizados.

A pesar de que esa centralización favoreció a Salomón, la situación económica le obligó a subir los impuestos, lo que causó un gran rechazo en la población.

Al morir Salomón, la monarquía hebrea se dividió en dos reinos diferentes: Israel, formada por diez tribus y con capital en Samaria; y Judá, constituida por dos tribus y con capital en Jerusalén.

Dispersión de los Judíos

En el 721 a. C., el reino de Israel fue conquistado por los asirios y, uno doscientos años más tarde, Judá corrió la misma suerte a manos de los babilonios de Nabucodonosor II. Comenzó entonces el período llamado “cautiverio de Babilonia”.

Los hebreos fueron dominados a partir de ese momento por varios pueblos, como los persas, los griegos de Alejandro Magno y, finalmente, los romanos. Estos convirtieron Palestina en una provincia del imperio.

La decadencia hebrea afectó a la vida religiosa de la comunidad y aparecieron varias sectas enfrentadas entre sí, como las de los saduceos, los esenios y los fariseos.

La diáspora

El emperador romano Tito castigó duramente una rebelión independentista judía. Esta se produjo en el año 70 a. C. y terminó con el saqueo de Jerusalén por parte de las tropas romanas.

Tito ordenó que muchos de los habitantes de la entonces provincia romana fueran vendidos como esclavos, mientras que otros fueron expulsados a otras partes del imperio.

A pesar de eso, la cultura hebrea no desapareció, ya que los judíos la mantuvieron en cada uno de los países que habitaban.

Ubicación geográfica

Los hebreos eran un pueblo semita nómada que se trasladó desde Mesopotamia hasta la zona de Palestina. Allí ocuparon una región situada al sur de Fenicia.

La zona que habitaron limitaba con el mar Mediterráneo, al oeste, el río Jordán y el mar Muerto, al este, las montañas del Líbano, al norte y con la península del Sinaí al sur.

Aunque era un territorio bastante menos fértil que Mesopotamia o Egipto, esa zona tenía algunas llanuras aptas para el cultivo y el pastoreo, lo que la convirtió en un importante objetivo para las tribus del desierto.

En la época, la región era conocida como país de Canaán, ya que sus primeros habitantes fueron los cananeos. En el 1500 a. C., los filisteos, una tribu de origen ario, llegó a esa zona y la bautizó como Philistina.

Religión hebrea

Los hebreos, al contrario que el resto de los pueblos contemporáneos, eran monoteístas y no adoraban imágenes. Su único dios era Jehová o Yahvé, aunque los creyentes no mencionan su nombre de manera deliberada.

Según su religión, Yahvé no tiene forma humana ni tampoco es naturaleza, sino el creador de todo. Se trata de una deidad todopoderosa, eterna y espiritual. Los hebreos evitan representarlo en imágenes.

Pacto y Alianza

Según la tradición hebrea, Yahvé estableció un pacto con Abraham, quien actuó como representante de su pueblo: a cambio de su fidelidad y de aceptar su voluntad divina, la deidad se comprometió a protegerlo, ayudarlo y otorgarle la tierra prometida.

El pacto se selló mediante el rito de la circuncisión. Con ello, el pueblo hebreo demostraba su sumisión y fidelidad a Yahvé.

Esta alianza fue ratificada más tarde en el monte Sinaí, cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley que contenían los Diez Mandamientos.

Mesianismo

La futura llegada de un Mesías es una de las bases de las creencias de los hebreos. Ese Mesías debe pertenecer a su pueblo, ya que es el elegido de Dios.

Diez Mandamientos

La moral juega un papel muy importante dentro de la religión hebrea. Según el Pacto, Yahvé tiene derechos sobre los hombres al ser su creador y, por lo tanto, puede establecer las prohibiciones que considere oportunas. Junto a esto, establece una serie de normas para que el hombre alcance su plenitud.

Según sus creencias, Moisés recibió una tabla en la que vienen recogidos los mandamientos de Dios. Los principales son la prohibición del politeísmo y la idolatría, así como de matar, robar, mentir, codiciar los bienes ajenos o jurar en falso. Igualmente, establecer que se debe honrar a los padres y observar el día de descanso.

Literatura hebrea

La gran mayoría de las obras literarias producidas por la cultura hebrea en la antigüedad se recopilaron en el período de los reyes.

Entre los géneros más importantes destacan los salmos, los proverbios, los cantos del Cantar de los Cantares y las crónicas. Otras obras, de contenido religioso, fueron el Génesis, el Éxodo, los Jueces, los Reyes o el Eclesiastés.

La religión, como se ha señalado, fue la base de la producción literaria hebrea. Su punto focal fueron las Sagradas Escrituras, en las que se relatan las experiencias de los hebreos y su relación con Dios. Además, con estas obras se trataba de educar al pueblo y comunicarles cómo debían comportarse para honrar el pacto con Dios.

Estos relatos están agrupados en el Antiguo Testamento, compuesto por la Torá y la Tanaj. El primero de esos términos, Torá, se refiere al Pentateuco, los cinco libros de Moisés, mientras que el segundo engloba los 24 libros de la Biblia hebrea.

Economía hebrea

Los hebreos cambiaron sus actividades económicas cuando se asentaron en Canaán. Mientras que en Mesopotamia habían sido pastores nómadas, en su nuevo territorio se dedicaron a la agricultura y se volvieron sedentarios. Muchos de ellos se enriquecieron y acumularon grandes extensiones de tierra, con esclavos y servidumbre.

Aunque buena parte de la tierra era desértica, los hebreos aprovecharon las zonas fértiles para cultivar olivos, trigo, cebada, vid e higueras. Igualmente, se dedicaron a pastorear cabras, bueyes, ovejas y asnos.

Comercio

Durante la época del rey Salomón, la industria y el comercio ganaron en importancia. Los hebreos transportaban sus mercancías por tierra, mediante caravanas, y por mar. Sus embarcaciones alcanzaron el Mediterráneo oriental y el mar Rojo gracias a la guía de los fenicios.

Los hebreos llevaban trigo, miel y aceite a Fenicia y, a cambio, importaban algunos productos manufacturados. De Ophir, en las costas africanas, traían piedras preciosas y oro, mientras que conseguían incienso y especias en el reino de Saba.

Tradiciones y costumbres

Muchas de las tradiciones y costumbres hebreas tienen su origen en la religión, ya que esta tiene un componente moral y limita ciertos comportamientos.

Familia patriarcal

La sociedad hebrea se estructuraba en torno a la familia, en la que el padre ejercía de máxima autoridad.

Los hebreos vivían en grupos familiares que fueron evolucionando hasta convertirse en clanes. En ellos, la persona de más edad se encargaba de administrar justicia, organizar los oficios religiosos y dirigir las guerras.

Idioma

Este pueblo tiene como idioma principal al hebreo. Se trata de una lengua semítica que, hoy en día, cuenta con unos seis millones de hablantes. El hebreo es, igualmente, la lengua sacra del judaísmo.

A lo largo de la historia, los hebreos han protagonizado numerosas migraciones y exilios que les han llevado a multitud de países. Por ese motivo, su lengua se adaptó a las circunstancias y, durante distintas épocas, hablaban judeoárabe, yiddish, ladino, judeogriego o arameo.

Arte

Además de la ya mencionada producción literaria, los hebreos también destacaron en la música. Esta era empleada, sobre todo, en las ceremonias religiosas.

Por otra parte, la prohibición religiosa sobre la representación figurativa provocó que apenas elaboraran máscaras o esculturas, para ellos géneros relacionados con la idolatría.

La consecuencia fue que su arte visual fuera, por lo general, de tipo geométrico y, poco a poco, fue tendiendo a la abstracción.

En cuanto a la arquitectura, los hebreos dedicaron casi todos sus esfuerzos a los templos, cuyo mejor ejemplo era el de Jerusalén. Otros tipos de edificios que también tuvieron importancia fueron los palacios y las viviendas de los nobles.

Matrimonio

Ambos novios deben profesar la religión judía, aunque algunas congregaciones aceptan la conversión del novio o la novia.

Para esta cultura, el matrimonio no solo significa la unión de dos personas, sino la de dos almas que eran parte de un alma original que se separó al bajar a la Tierra. Esta ceremonia debe celebrarse debajo de la jupá, un palio formado por cuatro pilares y una tela que hace de techo. Esta jupá simboliza la casa judía.

Los novios no pueden verse durante la semana anterior a la boda. Al llegar a la ceremonia, tienen que saludar a los invitados por separado. Después, las madres rompen un plato como símbolo de que aquellos que se rompe nunca puede repararse del todo.

Una de las partes más significativas de la boda es la ruptura de una copa con el pie. La copa se envuelve con un pañuelo blanco y al romperlo se simboliza la destrucción del templo de Jerusalén.

Circuncisión

Todos los niños varones judíos son circuncidados a los ocho días de su nacimiento. El rito se denomina Berit Milá, el pacto de la circuncisión. Mediante este acto se recuerda el pacto entre Dios y Abraham.

Shabat

El shabat es el día sagrado del judaísmo. Comienza con el atardecer del viernes y durante esas horas está prohibido realizar cualquier trabajo.

Alimentos prohibidos

Como ocurre con los musulmanes, los judíos tienen prohibido comer cerdo, ya que está considerado como un animal impuro.

Igualmente, la Torá también prohíbe consumir la sangre. De esta forma, los embutidos no están permitidos, al igual que el resto de los alimentos que puedan contener ese elemento. Incluso para consumir carne, los judíos deben sangrar al animal previamente.

Otros alimentos prohibidos son los mariscos y los crustáceos. Algunos vinos, los considerados kosher, puede ser consumido, pero en general es una bebida que no debe ser tomada por los que siguen esta religión.

Referencias

  1. Historia Universal. Cultura hebrea. Obtenido de mihistoriauniversal.com
  2. Mundo Antiguo. Hebreos| Origen, cultura, religión y organización social. Obtenido de mundoantiguo.net
  3. EcuRed. Cultura hebrea. Obtenido de ecured.cu
  4. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Hebrew. Obtenido de britannica.com
  5. National Social Science Press. Ancient Hebrews. Recuperado de nsspress.com
  6. Laure, Gerald A. Ancient Jewish History: Who Were the Hebrews?. Obtenido de jewishvirtuallibrary.org
  7. Independence Hall Association in Philadelphia. Hebrews and the Land of Milk and Honey. Obtenido de ushistory.org