Definición de virilidad
Virilidad, que proviene del vocablo latino virilĭtas, es la condición de viril. Este término se emplea para nombrar a aquello vinculado al varón (en el sentido de ser humano perteneciente al género masculino).
Se conoce como edad viril a la etapa en la que un hombre ya alcanzó la totalidad del vigor que puede adquirir y aún no empezó a perderlo. Un sujeto en edad viril, por lo tanto, está en condiciones de reproducirse y de desarrollar diferentes tipos de actividades que implican el uso de la fuerza física.
La idea de virilidad, por extensión, suele asociarse a esta fuerza o a la energía de un hombre joven. También se vincula a aquellas características que se le suelen atribuir a los varones: un cierto aspecto físico, una forma de vestir, determinados intereses, etc.
La virilidad de un joven que se viste con ropa de color rosa, es fanático de cantantes melódicos, disfruta las películas románticas y detesta el fútbol puede ser puesta en duda por sus vecinos o conocidos. Por prejuicio, sus allegados podrían pensar que el muchacho es homosexual. Más allá de que esta afirmación sea o no correcta, es importante tener en cuenta que el hecho de ser viril no tiene por qué estar vinculado a la orientación sexual. Un hombre homosexual puede tener más fuerza o energía que un hombre heterosexual, por citar un caso.
De todos modos, cuando se asocia la virilidad a las cualidades o características típicas de un varón, se vincula al cabello corto, la abundancia de vello corporal y la voz grave, entre otras cuestiones generalmente relacionadas con el hombre heterosexual.
Hablando específicamente de las relaciones sexuales, se conoce como potencia viril a la fuerza que muestra el hombre durante el coito, a su capacidad de mantener la erección y de satisfacer a su pareja con su miembro viril, es decir, con su pene. Si bien esta propiedad presenta diferencias en cada individuo, se espera que tenga su auge durante la adolescencia y la juventud, y que decaiga a medida que el hombre se acerca a los 50 años aproximadamente.
Es importante señalar que la potencia viril, así como la virilidad en general, no se trata simplemente de algo que traigamos en nuestros genes y que debamos aceptar sin más, sino que existe un gran número de factores que influyen directa o indirectamente en dicha fuerza y en el rendimiento sexual de un varón.
En primer lugar se encuentra la alimentación, y no debería sorprendernos, ya que se trata de una de las fuentes principales de nuestra subsistencia, así como el oxígeno: comer demasiado, poco o ingerir productos nocivos para nuestra salud puede ser muy perjudicial en este aspecto. Es sabido que el sobrepeso afecta nuestra agilidad y nuestra resistencia física, y del mismo modo el desempeño durante una relación sexual sufre las consecuencias de este trastorno.
Si bien conseguir una alimentación balanceada no es tarea fácil, ya que exige un profundo compromiso y una constancia férrea, los beneficios son tantos que el esfuerzo se ve ampliamente recompensado. Por otro lado, no debemos olvidar la necesidad de beber una buena cantidad de agua al día, para mantener limpio el organismo.
El descanso también es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Si dormimos la cantidad de horas recomendada para nuestra edad, rendiremos mejor en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, y nuestra virilidad también se verá potenciada.
Cualquier persona, sin importar su sexo, que desee llevar una vida plena debe alejarse de los vicios, y en este caso son los productos tales como el tabaco y el alcohol dos de los peores, ya que repercuten negativamente en la salud física, por lo cual afectan la virilidad de manera inevitable.