Definición de sindicalismo
Sindicalismo es el movimiento y el sistema que permite la representación de los obreros a través de una institución conocida como sindicato (organización que reúne a los trabajadores para la defensa de sus intereses).
El sindicalismo aspira a optimizar la situación de los trabajadores en el mercado laboral. De este modo, sus dirigentes desarrollan negociaciones con las autoridades laborales del gobierno y con las empresas para lograr mejoras en el trabajo (incremento de salarios, reducción de horarios, mayor protección social, etc.).
Aunque la labor del sindicalismo se vincula a la política, su finalidad no es representar políticamente a los trabajadores ya que los sindicatos no son partidos políticos. La esencia del sindicalismo radica en la defensa de los intereses de clase de los obreros en el plano laboral.
El desarrollo del sindicalismo se vincula a la industrialización. En la primera mitad del siglo XIX, los obreros comenzaron a organizarse para defender sus derechos en las flamantes industrias, algo que, por diversos motivos, no ocurría entre los campesinos. De este modo comenzó a formarse lo que hoy conocemos como sindicalismo.
Con los años empezaron a surgir múltiples corrientes del sindicalismo. Algunos grupos del sindicalismo son cercanos al poder político y actúan como contención de las protestas obreras, proporcionándoles a los trabajadores mejoras superficiales. Otras vertientes, en cambio, son revolucionarias y combaten al Estado y a las patronales.
Es importante destacar que, a través de la acción del sindicalismo, los trabajadores suelen decretar paros y huelgas para ejercer presión y lograr respuestas a sus reclamos laborales.
En este punto podemos hablar del sindicalismo revolucionario, una corriente que lo considera una institución fundamental para la protección de los trabajadores frente a los abusos de sus empleadores y el Estado mismo, pero también para ayudarlos a mejorar la organización de su vida a nivel productivo en el marco de la sociedad a la que pertenecen.
Por lo general, toda corriente sindical radicalizada que se encuentra opuesta al sistema parlamentario democrático y, en ciertas ocasiones, a la sujeción de los empleados se considera dentro del grupo del sindicalismo revolucionario. Uno de sus rasgos más destacados es defiende la autonomía de la liberación de los trabajadores, según se manifiesta en el lema de la Asociación Internacional de Trabajadores, según el cual deben ser ellos mismos los únicos artífices de su lucha.
En la historia del sindicalismo, algunos de los que se han sentido parte de esta corriente revolucionaria han negado pertenecer a algún partido, a menos que se tratara de uno trotskista, comunista, maoísta, guevarista, o socialista revolucionario.
En ciertas partes del mundo, el sindicalismo revolucionario sirvió como fuente de inspiración para el anarcosindicalismo, y llegó un punto de la historia en el cual la gente llegó a relacionar ambos conceptos. Tanto fue así, que incluso hoy en día se consideran sinónimos en varios países, por ejemplo, del occidente de Europa.
Por otro lado tenemos el sindicalismo unitario, una vertiente que surgió en Francia y algunos países de América del Sur partiendo del marxismo, para dar lugar a una serie de sindicatos que contaban con autonomía de los partidos políticos y que daban lugar a la coexistencia de varias corrientes ideológicas.
El peronismo, también conocido con el nombre de justicialismo, es un movimiento que surgió en Argentina durante la década de 1940 en torno al expresidente Juan Domingo Perón que concedió una gran importancia a la justicia social. Pues una de sus mayores influencias fue el sindicalismo revolucionario. También en Argentina, el comunismo guevarista se vio enriquecido de estas ideas, y por eso se pueden apreciar en algunas organizaciones y sindicatos relacionados con el Che Guevara.