Definición de sequía
La sequía es, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el tiempo seco de larga duración. Durante la sequía, el agua disponible de una determinada región geográfica se ubica por debajo de los parámetros habituales; por lo tanto, no resulta suficiente para satisfacer las necesidades de los seres humanos, los animales y las plantas.
La causa más habitual de la sequía es la falta de precipitaciones. Cuando no llueve por períodos muy prolongados, surge la sequía meteorológica y, si se mantiene, deriva en una sequía hidrológica.
Existe, en tiempos de sequías, una desigualdad entre la disponibilidad natural de agua y la demanda. La sequía afecta gravemente a la agricultura (no existe el agua suficiente para el desarrollo de los cultivos) y la ganadería (los animales se deshidratan), causando pérdidas millonarias a estos sectores económicos.
Al secarse las fuentes de agua, es probable que también se reduzca el suministro de agua potable. Resulta importante, por lo tanto, limitar y controlar el consumo durante todo el año, pero especialmente en las estaciones secas.
La aridez puede generar la desertización de un terreno, que supone que el suelo de las zonas áridas, semiáridas o subhúmedas secas terminan adquiriendo las características de los desiertos ante la degradación del terreno. Esta degradación puede tener múltiples causas; entre ellas, la falta de agua.
Es importante que las autoridades tomen medidas para evitar la sequía, evitando las conductas que contribuyen al cambio climático y gestionando adecuadamente el manejo del agua (por ejemplo, a través del control de los canales de riego).
Existe en España una organización denominada Observatorio Nacional de la Sequía (ONS), creado como resultado de una iniciativa conjunta de varios organismos y comunidades, con el propósito de unir todas las administraciones hidráulicas del territorio nacional que tengan competencia en materia de aguas, para construir un centro de investigación que sea capaz de anticiparse a las sequías, así como estudiarlas y hacer un seguimiento de sus consecuencias.
Todos los años, los vientos monzones llevan a Asia sus lluvias estacionales, que son de gran importancia para un 50% de la población de nuestro planeta; cuando éstas no llegan, el mundo entero pasa hambre. Según una publicación de la revista Science, una investigación centrada en la observación de 300 árboles asiáticos reveló que en el último milenio tuvieron lugar cuatro megasequías que impactaron en la población mundial.
El estudio logró reconstruir tres fenómenos climáticos esenciales de los últimos mil años: el ocaso de la Anomalía Climática Medieval, la Pequeña Edad de Hielo y el cambio climático de nuestros tiempos. La información se obtuvo de la lectura de las marcas en forma de anillos que se hacen cada año en los troncos de los árboles, cuyas dimensiones suelen ser determinadas por las lluvias.
A lo largo de más de 15 años, los científicos analizaron ejemplares de árboles lo suficientemente añejos como para haber superado intensas sequías, en una superficie que abarca desde el norte de Australia hasta Siberia. La primera de las grandes sequías que se descubrieron en esta fructífera investigación data de mediados del siglo XVII, y está íntimamente relacionada con la caída de la dinastía Ming; según los anillos de los árboles, parece haber durado tres años y haber afectado especialmente el noroeste de China, cerca de Pekín.
Un siglo más tarde, a partir de 1756 y hasta 1768, momento histórico que vio caer los reinos de los actuales Tailandia, Birmania y Vietnam, la segunda de las sequías registradas azotó especialmente a Siberia y el oeste de la India. Para el año 1790, la tercera coincidió con levantamientos y rebeliones de la talla de la Revolución Francesa. Por último, entre 1876 y 1878, la conocida como «Gran Sequía» castigó las zonas tropicales y generó hambrunas devastadoras, que se cobraron más de 30 millones de vidas.