Definición de sacrificio
Sacrificio es una noción que procede de la lengua latina (sacrificium) y que tiene varios usos. Puede tratarse de un homenaje u ofrenda que se le realiza a una divinidad con la intención de rendirle tributo. En estos casos, el sacrificio incluye dar muerte a un ser humano o a un animal. Por ejemplo: “Algunos pueblos precolombinos solían asesinar niños para entregarlos en sacrificio a sus dioses”, “Los pobladores locales entregaron tres cabras en sacrificio para la Pachamama”, “Los sacrificios humanos están prohibidos por ley desde hace siglos”.
Los sacrificios humanos se desarrollaban en la antigüedad con la intención de lograr que las divinidades estuvieran contentas y no descargaran su ira contra el pueblo. En el caso del sacrificio de animales, la matanza buscaba pedir el favor de los dioses (se mataba un animal con la intención de solicitar algo a cambio, como una buena cosecha).
La noción de sacrificio también se emplea para nombrar a un gran esfuerzo que realiza una persona, ya sea para alcanzar un objetivo, ayudar a otro sujeto, etc. Sacrificarse, en este sentido, puede llegar a implicar poner en riesgo la propia vida o incluso entregarla: “Tuve que hacer el sacrificio de no dormir durante tres noches para cuidarla”, “El joven ingresó a la casa en llamas para rescatar al niño y no pudo salir: su sacrificio es motivo de orgullo para todos sus vecinos”, “No vale la pena trabajar tanto para recibir tan poco, es demasiado sacrificio”.
En general, se entiende que el sacrificio es un camino para llegar a una meta. La persona que se sacrifica estudiando durante años, por citar un ejemplo, confía en graduarse y obtener un título que le permitirá crecer a nivel profesional y personal.
Cuando el sacrificio no representa la muerte de alguien sino el rechazo voluntario a ciertas actividades en pos de un gran objetivo, el término no tiene una connotación negativa, aunque esto no significa que describa una decisión fácil; por el contrario, decir que no al ocio, a las salidas con amigos, al descanso por las tardes para, en cambio, estudiar y perfeccionarse en una determinada disciplina, es tan difícil que tan sólo un pequeño porcentaje de la población mundial parece dispuesto a hacerlo.
Por otro lado, la noción puede usarse para reprochar a otra persona por no haber correspondido una serie de grandes esfuerzos de la manera esperada. Muchos padres dejan de lado parte de su vidas y sus intereses para enfocarse en la educación de sus hijos y no aceptan la falta de gratitud o la negación a seguir el camino que planearon para ellos.
La mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli, famosa no sólo por poseer una virtuosísima voz sino por sus peculiares repertorios, lanzó en el año 2009 un cd titulado «Sacrificium» (que, como se indica al comienzo de esta definición, es la palabra latina de la cual deriva «sacrificio»). A lo largo de las más de diez piezas que conforman este álbum, muchas de las cuales no habían sido grabadas anteriormente, Bartoli deslumbra a su público con la agilidad que la caracteriza, pero al mismo tiempo denuncia los sacrificios a los que fueron sometidos tantos cientos de miles de niños, los castrati, para satisfacer la retorcida búsqueda de nuevas voces.
Nápoles fue la ciudad en la cual más se practicó la castración, y esto tuvo lugar durante más de cien años. Dadas las habilidades vocales y la cualidad sonora de los pocos castrati que llegaron a la fama, es fácil pasar por alto el sacrificio que debe haber representado para ellos tal acto de crueldad, sobre todo si consideramos que eran sus padres quienes lo avalaban. Además, la música escrita para estos brillantes jóvenes no tiene parangón: exige una respiración impecable, agilidad que permita saltar con comodidad de un extremo al otro de la voz y una gran velocidad para hacer justicia a los pasajes más ornamentados.