Definición de koala

El koala es un animal mamífero que se asemeja a un oso de tamaño pequeño. Se trata de un marsupial: tras el parto, la hembra incuba a sus crías en una bolsa ventral donde se encuentran las mamas.

De nombre científico Phascolarctos cinereus, el koala es una especie endémica de Australia que es calificada como arborícola ya que vive en los árboles. Por lo general mide unos 70 centímetros y puede llegar a pesar hasta 15 kilogramos.

Entre las principales características físicas del koala aparecen su cabeza de gran tamaño, su nariz grande, sus orejas redondeadas y su cuerpo robusto que carece de cola y que está cubierto por un pelaje marrón o grisáceo. En cuanto a su comportamiento, son seres poco sociables.

El principal hábitat del koala son los bosques de eucaliptos, y se alimenta especialmente de las hojas de este árbol. Por la baja cantidad de calorías y nutrientes que consume, es un animal sedentario que puede dormir unas 20 horas diarias.

Por su apariencia, los koalas suelen convertirse en las estrellas de los zoológicos donde se encuentran en cautiverio. Similares a los peluches infantiles, es habitual que se los nombre como “osos koalas”, aunque en realidad no son osos. Cabe destacar que, gracias a su popularidad, los koalas son un símbolo de Australia y un atractivo turístico en dicha nación.

De acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el koala es una especie vulnerable. Esto se debe sobre todo a la destrucción del hábitat causada por el avance de la urbanización, la agricultura e incluso los incendios forestales. Sin embargo, el koala tiene pocos depredadores naturales.

A pesar de ser tan adorables y de despertar sensaciones tan positivas en la gente por su aspecto extremadamente peculiar y su actitud apacible, quedan muy pocos koalas en el mundo. Tan pocos, que la Fundación Australiana del Koala (que se conoce por su sigla AKF) lo considera «funcionalmente extinto«. Los expertos estiman que el número total no supera los ochenta mil y que su papel en los ecosistemas australianos del Este se ha reducido al mínimo.

Esto no sólo resulta agravante y triste sino que nos demuestra una vez más la crueldad y la soberbia del ser humano: mientras que hay millones de personas buenas para nada, viviendo del dinero ajeno y sin levantarse del sofá para hacer algo útil con su tiempo a quienes nadie llama «funcionalmente extintos», el pobre koala se considera casi irrelevante para la naturaleza sólo porque nuestra especie ha reducido su población a un número demasiado bajo.

Uno de los problemas que llevan al uso de esta clasificación es que con una población tan pequeña no se puede asegurar que haya muchas más generaciones. Además, dado que su ecosistema se encuentra tan deteriorado, no será viable por mucho más tiempo y el rol del koala en las cadenas alimenticias ha disminuido hasta perder importancia.

En el año 2013, la compañía Nature publicó los resultados de un estudio que se enfocó en la investigación del impacto que las extinciones funcionales tienen en diferentes cadenas tróficas. Tomaron como referencia ciertas especies e intentaron estimar las consecuencias de su mortalidad en el ecosistema entero. El término «funcional» lo usaron para la desaparición que se produce por la reducción de su población; la extinción «numérica», en cambio, es la que consiste en que la especie desaparezca por completo.

Se cree que hace millones de años, el koala tenía en Australia la función de ser alimento de la megafauna. Hoy en día colaboran con la fertilización de los mismos bosques que les sirven de alimento. Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, el ser humano asesinó a más de ocho millones de koalas por medio de la cacería, y ése fue tan sólo uno de los muchos atentados por parte de nuestra especie hacia la suya.

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