Definición de inserción
Inserción es el acto y el resultado de insertar o de inserir. El verbo insertar refiere a introducir o incluir, mientras que inserir hace alusión a injerir (injertar, meter).
La noción de inserción, por lo tanto, puede aparecer en diferentes contextos y con distintas acepciones, aunque similares entre sí. En el terreno de la sociología, por ejemplo, es habitual que aparezca la idea de inserción social.
Se entiende por inserción social a la integración de un sujeto o de un conjunto de individuos a la sociedad. Aquel que vive “fuera” de la comunidad no goza de mecanismos de contención, no tiene los mismos derechos que el resto y, en ocasiones, no comparte los mismos valores.
Supongamos que una persona nace en la pobreza extrema y nunca va a la escuela. De esta manera no solo padece la vulneración de sus derechos, sino que además le resultará imposible progresar. Para lograr su inserción social, el Estado debe brindarle asistencia y facilitarle el acceso a recursos que le permitan integrarse y desarrollar su potencialidad.
En una sociedad ideal, el concepto de inserción no debería existir, ya que todos los ciudadanos gozarían de los mismos recursos y derechos. Si echamos un vistazo al resto de las especies, notaremos que se organizan de una manera mucho más justa que nosotros, en especial porque cada individuo parece recibir lo que se merece una vez que alcanza la adultez y comienza a formar parte de su grupo como un par. En la naturaleza no parece haber privilegios o favores como sí podemos ver en el mundo humano: cada uno debe probar su valía para ganarse el respeto de sus compañeros, tanto de sus pares como de sus superiores.
Si lo mismo ocurriera en nuestras sociedades, no existiría el desequilibrio que tanto las caracteriza, con extremos de pobreza y riqueza, niños a quienes se los priva de una infancia sana y feliz viviendo en el mismo país que aquellos que nacen en «una cuna de oro».
La reinserción social, en tanto, apunta a reincorporar a la sociedad a quien estuvo privado de su libertad por haber cometido un delito. Dicha reinserción debe empezar a fomentarse en la cárcel para que, al cumplir su condena, el ex reo tenga las herramientas necesarias para mantenerse dentro de los márgenes de la ley, conseguir empleo, etc.
Es muy importante señalar que los presidiarios suelen vivir situaciones que los desmoralizan a diario, que atentan contra sus deseos de reformarse y comenzar una vida nueva, y éstas pueden echar a perder cualquier esfuerzo por alcanzar la reinserción social. La cárcel no es diferente del resto de los organismos del Estado en cuanto al grado de corrupción que puede tener lugar en su funcionamiento: si bien se presenta como un espacio donde los delincuentes reciben las herramientas para convertirse en mejores personas, capaces de respetar las leyes y las normas de convivencia una vez completen sus sentencias, la realidad suele distar mucho de esta premisa.
Debemos destacar, por otra parte, que la cárcel no es una sola persona, una sola ideología, sino que en ella actúan varios grupos de manera simultánea y, en el mejor de los casos, orgánica, cada una aportándoles a los internos diferentes recursos que deberían servirles para aceptar sus errores, comprender por qué los han cometido y ser capaces de recorrer un camino de justicia en el futuro. Esto quiere decir que la corrupción puede tener lugar tan sólo en una parte del personal, aunque afecte negativamente al resto y atente contra cualquier intento de reinserción social.
La inserción laboral y la inserción profesional son otras clases de inserción que, si bien están vinculadas a la inserción social, se relacionan con cuestiones más específicas.