Definición de inmoral
Inmoral es un adjetivo que se utiliza para nombrar a aquél o aquello que se opone a la moral. La moral, por su parte, está formada por el conjunto de los valores, las costumbres, las creencias y las normas de una persona o de una comunidad.
Por ejemplo: “Varios grupos religiosos calificaron la publicidad como inmoral al presentar a dos mujeres y un hombre en una situación íntima”, “La banda de rock brindó un espectáculo inmoral que indignó al público presente”, “Ser millonario en un país tan pobre es algo inmoral”.
Lo inmoral, por lo tanto, es aquello que se aleja de las buenas costumbres o de las acciones que son consideradas como correctas. Se espera que las personas respeten una especie de guía de convivencia y actuación que esté regida por la moral: cuando se apartan de sus postulados, incurren en comportamientos inmorales.
Es importante destacar que la moral depende de cada cultura o grupo social, por lo que algo que es inmoral para algunos puede no resultarlo para otros. La sexualidad y la religión suelen ser objetos de debate moral.
En algunos grupos, que una mujer heterosexual tenga relaciones sexuales con un hombre diferente cada semana puede considerarse como algo inmoral. En otros contextos, en cambio, un comportamiento de este tipo no implica nada anormal o reprobable, ya que es una decisión que compete a su esfera íntima.
También puede acusarse de inmoral a aquél que tiene dos parejas sentimentales simultáneas, o a quien no asiste al servicio religioso indicado por las autoridades eclesiásticas. Resulta evidente que la acusación de inmoral, por lo tanto, depende de múltiples factores, desde culturales hasta generacionales.
La moral es uno de esos elementos que, a pesar de haber sido inventados por el ser humano, rigen nuestras vidas como si se tratara de verdades irrefutables, de componentes de la naturaleza que estuviéramos condenados a aceptar. Un ejemplo similar es la culpa, y ambos conceptos están relacionados: nuestros mayores nos enseñan a sentirnos culpables si no respetamos una serie de mandatos, muchos de los cuales están relacionados con la moral, y la mayoría no consigue salirse de este sistema macabro y retorcido.
Para una mente pensante, basta con advertir que una misma acción puede ser catalogada de inmoral en una cultura y de aceptable en otra para entender que se trata de un concepto absurdo y caprichoso. Siempre que nuestro comportamiento no invada la libertad de los demás, los seres vivos deberíamos tener derecho a hacer lo que quisiéramos con nuestros cuerpos y nuestras mentes. ¿Qué lleva a una persona a criticar severamente las acciones de otra, a pesar de que éstas no tengan ninguna repercusión directa en su vida? Probablemente, el miedo.
¿Qué es lo inmoral, sino un nombre que decidimos darle a aquello que nos da miedo, que no entendemos o que deseamos probar pero no nos atrevemos? La Real Academia Española relaciona el término «moral» con la bondad y la malicia, como dos extremos que sirven para medir las acciones de una persona y así poder determinar cómo calificarlas. Sin embargo, en el habla cotidiana no es tan común que la moral aparezca en descripciones de hechos criminales como sí lo es verla en relación con la homosexualidad y la vida íntima de una mujer heterosexual: dos hombres o dos mujeres que caminan de la mano por un parque son inmorales, y así también lo es una mujer libre.
Lo más irónico de las buenas costumbres que pretende proteger la moral es que no incluyen la bondad hacia los animales, ni la aceptación de los demás seres humanos o la igualdad de condiciones y derechos para todos: ningún periódico tacha de inmoral a un hombre que deja a su perro todo el día en un apartamento de 30 metros cuadrados y que lo pasea atado diez minutos cuando vuelve de trabajar, ni a uno que le exige a su esposa que mantenga la casa y que cocine, como si él fuera incapaz de realizar las mismas tareas.