Definición de illuminati
Illuminati es un término latino que se traduce como “iluminado”. El concepto suele emplearse para aludir a la Orden de los Iluminados, una sociedad secreta surgida en 1776 en Baviera.
Los illuminati se oponían a la Iglesia católica y aspiraban a la construcción de una sociedad regida por la ciencia y la lógica. Una década después de su fundación el grupo se disolvió, aunque con el tiempo aparecieron otros movimientos que reivindicaron sus proclamas o tenían aspiraciones similares.
La sociedad illuminati de Baviera fue creada por el profesor Adam Weishaupt junto a dos de sus alumnos en la Universidad de Ingolstadt. Weishaupt, cautivado por la Ilustración, se propuso brindar conocimientos a sus estudiantes y abstraerlos de los jesuitas que dominaban la formación intelectual y el ambiente universitario de la época.
De a poco la logia fue creciendo, difundiendo sus ideas anticlericales. Ante los rumores de que los illuminati estaban detrás de asesinatos para socavar el orden tradicional y las versiones de que se habían infiltrado en el Estado para modificar sus cimientos, las autoridades bávaras prohibieron las fraternidades y sociedades creadas sin su autorización.
Los illuminati, al igual que los masones, comenzaron a ser perseguidos y hasta se dictó la pena de muerte a quienes reclutaban miembros para estas agrupaciones. Ese primer grupo de illuminati, que llegó a contar con unos 2000 integrantes, finalmente fue desarmado antes del final del siglo XVIII.
Existen evidencias de que con el correr de la historia aparecieron otros movimientos de seguidores de los illuminati. Incluso hay numerosas teorías conspirativas sobre la supuesta influencia de estas sociedades en las esferas del poder.
La teoría de la conspiración según la cual los illuminati tienen en sus manos el control del mundo y actúan en secreto persiguiendo el nacimiento de un nuevo orden es tan particular que ninguna tiene tanta fuerza ni consigue tanta atención. Algunos estudiosos aseguran que toda esta paranoia surgió en la década de 1960 casi por accidente, como resultado de una obra de ficción.
Si esto fuera así, entonces nos enfrentaríamos una vez más a la facilidad con la que los seres humanos confundimos la ficción con la realidad y permitimos que las ideas de los demás nos influencien al punto de condicionar nuestra vida. En la actualidad, los individuos que son etiquetados de illuminati poco tienen que ver con los antiguos integrantes de la sociedad bávara, y de hecho no existen pruebas fehacientes que los relacionen con ningún tipo de actividad conspiratoria, sino que sus nombres se ven mezclados en esta teoría porque así lo deciden los creadores de noticias falsas.
Una vez que el público cae en la trampa de estas noticias, ya es demasiado tarde para intentar aclarar los hechos: la velocidad y la fuerza con la que se esparcen los rumores relacionados con los illuminati son tales que superan de manera considerable la magnitud de las noticias originales.
De acuerdo con el trabajo de investigación del autor y locutor David Bramwell, quien dedicó gran parte de su vida a la documentación del verdadero origen de este mito, no se trata de una evolución de la sociedad secreta del pasado sino el resultado de una combinación de obsesiones culturales de los años 60, tales como el consumo de LSD, la fuerza de la contracultura y la atracción por la filosofía oriental.
Para Bramwell, por lo tanto, la teoría conspiratoria que tiene a los illuminati como personas que buscan en secreto hacerse con el poder del mundo para crear un nuevo orden no tiene una base sólida sino que surgió tras la mala interpretación de un texto titulado «Principia Discordia», un libro en tono de parodia acerca de una religión que proponía adorar a la diosa del caos, Eris.