Definición de diácono

El vocablo griego diákonos, que se traduce como “sirviente”, llegó al latín tardío como diacŏnus. A nuestra lengua la noción arribó como diácono, un concepto que se emplea en el terreno de la religión.

Se llama diácono al eclesiástico que, de acuerdo a la rama cristiana, puede cumplir con distintas funciones. Por lo general el diácono se encarga de brindar asistencia al sacerdote durante la celebración de la misa.

Se trata, en este marco, de un grado inferior al que obtiene el religioso que recibe el sacramento del Orden Sagrado. San Francisco de Asís, San Lorenzo y San Esteban son algunas figuras históricas del cristianismo que fueron diáconos.

El Concilio Vaticano II se dedicó a definir la posición de los diáconos en la estructura de la Iglesia católica, señalando que se encargan de recibir la imposición de las manos en orden al ministerio, no al sacerdocio. Un diácono sirve a los fieles en la caridad, la palabra y la liturgia.

Muchas son las personas que vienen a confundir lo que es el diácono con el sacerdote. Por ese motivo, se hace necesario descubrir sus principales diferencias, entre las que podemos destacar las siguientes:
-Mientras que el sacerdote sí tiene las llamadas potestades sacramentales, el diácono no las posee.
-El sacerdote puede oficiar la gran mayoría de los sacramentos y el diácono no. No obstante, a este último se le puede permitir dirigir un funeral. En una misa se encargará de, por ejemplo, leer el Evangelio.
-El sacerdote utiliza distintos tipos y colores de vestimenta en base a la ceremonia que vaya a oficiar o a su grado. Sin embargo, el diácono siempre usa una dalmática y una estola cruzada.

Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto otra serie de aspectos relacionados con el diácono, entre los que se encuentran los siguientes:
-Su servicio es a la palabra de Dios y a la Eucarística así como en favor de la caridad, la paz y la justicia.
-Por regla general, la formación que debe llevar a cabo un hombre para convertirse en diácono se compone de tres fases o etapas: el aspirantado, que se compone de nueve meses de duración; la candidatura, que dura cuatro años y que es un periodo de formación muy intenso; la formación diaconal continua, que viene a hacer referencia a lo que es todo el periodo activo de aquel. Una formación donde será fundamental tanto la espiritual como la pastoral y la humana.

Es posible diferenciar entre el diácono transitorio y el diácono permanente. Al diácono transitorio se le otorga el ministerio durante un tiempo limitado y luego el obispo lo ordena presbítero. El diácono permanente, en cambio, mantiene ese grado, por eso se puede conferir esta ordenación a hombres que han contraído matrimonio.

La Iglesia ortodoxa, la Iglesia copta y la Iglesia anglicana también cuentan con diáconos, por lo general dedicados a asistir a la comunidad de distintas maneras. En el caso de los diáconos anglicanos, pueden casarse tras la ordenación, a diferencia de lo que ocurre con los diáconos católicos y ortodoxos.

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