Definición de afrenta
Afrenta es el deshonor y la vergüenza resultante de un cierto dicho o hecho. Se trata de un ultraje, un agravio, una ofensa, una ignominia o una injuria. Por ejemplo: “No puedo aceptar una afrenta semejante: le exijo que se retracte”, “El señor Cautore deberá responder ante la Justicia por las afrentas injustificadas que pronunció”, “La mala utilización de los símbolos patrios es una afrenta para toda la nación”.
Es habitual que se hable de lo que se da en llamar afrenta pública. Como su propio nombre indica, se trata de una ofensa personal que se realiza sobre alguien en concreto y que es conocida por todo el mundo que pertenece a esa comunidad. Población esta que no duda en condenar a aquella.
La afrenta, por lo tanto, puede producirse con ciertas declaraciones o expresiones. El concepto no tiene una definición precisa, ya que puede solaparse con otras nociones. Una afrenta puede expresar una verdad o una mentira, e incluso puede convertirse en un delito (si se trata de una calumnia o una injuria). Si un intelectual comenta, ante los casos de sacerdotes pedófilos, que los religiosos son abusadores por naturaleza, estará cometiendo una afrenta.
Un entrenador de fútbol puede asegurar que las palabras de un periodista deportivo son una afrenta si dicho reportero informa sobre el poco apego del director técnico al trabajo responsable.
Una acción también puede convertirse en una afrenta. Un cantante de rock que quema la bandera de un país en el escenario o un pintor que rompe una imagen de Jesucristo en una conferencia de prensa estarán realizando afrentas que generarán la reacción de mucha gente.
Además de todo ello, tendríamos que establecer que el término que nos ocupa se convierte en parte del título de uno de los capítulos más importantes de la obra “El Cantar del Mío Cid”, datada en el año 1200 y que relata las aventuras del caballero Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid). En concreto, se trata del capítulo tercero y se denomina “Cantar de la afrenta de Corpes”.
Los protagonistas de ese tercer cantar son los infantes de Carrión que sufren una deshonra cuando dejan patente su cobardía, tanto ante un león como frente a los árabes contra lo que se lucha en ese momento. Por ello deciden vengarse y lo que hacen es viajar con sus esposas, las hijas de El Cid, para en un lugar determinado azotarlas y dejarlas abandonadas.
El padre de las muchachas pide justicia al rey y lo logra. Se vengan de los maridos y las bodas se anulan, por lo que poco después las mujeres se verán nuevamente comprometidas, en ese caso con los infantes de Aragón y Navarra.
En la antigüedad, los hombres que se sentían afrentados solían retar a duelo a sus críticos. Se trataba de una manera de defender el honor, exigiendo una retractación o arriesgando la vida por el conflicto. Espadas, revólveres o pistolas fueron algunas de las armas que se usaron con mayor frecuencia dentro de este tipo de duelos a muerte.