Qué es El hábito no hace al monje:
El refrán “el hábito no hace al monje” se refiere a que las personas no deben ser juzgadas por su apariencia, sino que es necesario distinguir su comportamiento y los valores con que se orientan. Otro modo de decirlo es que “no todo es lo que parece”.
El refrán también aplica para advertir que si alguien desea llegar a ser considerado un digno representante de algo, puede ser una autoridad, una profesión, un oficio, un valor o un rol social, no bastan las apariencias o los títulos, sino que tiene que haber una coherencia genuina en la conducta, hábitos y costumbres que lo demuestren.
La palabra “hábito” en este refrán se refiere a la vestimenta que “habitualmente” usan los monjes de los monasterios, debido a sus votos de pobreza y a la necesidad de identificarse como comunidad con sus colegas y con su misión espiritual. De allí que al ver una persona vestida de hábito, se presuma que es una persona de oración y espiritualidad. Sin embargo, puede que su comportamiento no rinda honor a su atuendo, y hasta puede que el atuendo no pase de ser un disfraz. Por eso, es necesario aprender a no juzgar por los signos exteriores.
Existen otros refranes con sentido equivalente, tales como "Caras vemos, corazones no sabemos", “Seda y raso no dan estado”, “Aunque la mona se vista de seda mona se queda”, “Debajo de buen sayo a veces hay un hombre malo” o “Aunque vestido de lana, no soy borrego”.
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