La hipérbole es una figura retórica o literaria que consiste en exagerar un elemento de la realidad para dar mayor fuerza expresiva al mensaje.

La exageración puede consistir en magnificar o disminuir una característica o cualidad atribuida a una cosa, persona o situación. Además de enfatizar su significado, la hipérbole ayuda a crear efectos como el humor y la ironía.

Hipérboles en el habla cotidiana

El lenguaje cotidiano es una fuente de abundantes ejemplos de hipérbole, es decir, de exageraciones que enfatizan el significado de una frase. Presentamos aquí algunos ejemplos frecuentes, y resaltamos en negrita las palabras en que reside la hipérbole o exageración.

  1. Te lo he dicho un millón de veces. (Quiere decir que los llamados de atención han sido demasiados).
  2. Me muero de amor por ti. (Que sufre mucho por el amor que siente hacia la persona en cuestión)
  3. Con esa nariz tan grande le saca un ojo a cualquiera. (Que esa nariz es muy grande)
  4. Tengo tanta hambre que me comería una vaca. (Que tiene mucha hambre)
  5. Me van a salir raíces de tanto esperar. (Que tiene mucho tiempo esperando)
  6. Primero muerto antes que comer hígado de pollo. (Que se resiste a comer hígado de pollo por el desagrado que le causa)
  7. Te he llamado miles de veces. (Que le ha llamado muchas veces)
  8. No hay día en que no deba repetirte lo mismo. (Que está cansado de repetirle la misma instrucción)
  9. Todo el mundo está pendiente de lo que hago. (Que se siente observado por las personas que le conocen)
  10. Tengo un millón de cosas por hacer el día de hoy. (Que está agobiado de ocupaciones)
  11. Hace quinientos años que espero una respuesta a mi solicitud. (Que tiene mucho tiempo esperando respuesta)
  12. El carro estaba tan caliente que se podría freír un huevo en el capó. (Que el calor en el interior del vehículo es demasiado)
  13. Tengo tanta sed que me tomaría un barril de agua. (Que tiene mucha sed)
  14. Había diez mil personas antes que yo en la fila del banco. (Que había mucha gente en el banco)
  15. Me derrito de calor. (Que siente mucho calor)
  16. A este ritmo, demoraremos una eternidad en concluir el trabajo. (Que están demorando más de la cuenta en el cumplimiento de sus obligaciones laborales)
  17. Está petrificado del miedo. (Que el miedo lo ha incapacitado para reaccionar)
  18. Si ese atleta sigue corriendo así, en cualquier momento comenzará a volar. (Que el atleta es sorprendentemente veloz)
  19. Ver las noticias me enferma. (Que las noticias le indisponen)
  20. No hay nada que se le escape. (Que habitualmente está atento a las cosas o detalles importantes)
  21. Estoy tan fatigado que me duele hasta el alma. (Que la fatiga le causa muchos dolores)
  22. Eso le pasa por hacer veinte cosas a la vez. (Que sufre las consecuencias de hacer demasiadas cosas a la vez)
  23. Estoy congelada. (Que siente mucho frío)
  24. Eres la mujer más hermosa del mundo. (Que le parece que la mujer en cuestión es hermosa)
  25. Esta bolsa de mercado pesa una tonelada. (Que el saco está muy pesado)
  26. La noche se hizo eterna. (Que sintió que la noche pasó lentamente)
  27. No hay nadie que no sepa su nombre. (Que muchas personas conocen al sujeto en cuestión)
  28. Me muero de la risa. (Que un asunto le hace reír mucho)
  29. Cada minuto del día lo dedico a pensar en ti. (Que piensa frecuentemente en la persona en cuestión)
  30. No me casaría contigo ni que fueras el último hombre sobre la Tierra. (Que no quiere comprometerse con esa persona)

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Hipérboles en la poesía

En la literatura podemos encontrar numerosos ejemplos de poemas con hipérboles que hacen uso de esta figura literaria.

1

Con mi llorar las piedras enternecen
su natural dureza y la quebrantan...
Garcilaso de la Vega, de Égloga I

2

El día que me quieras tendrá más luz que junio
(...) y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.
Amaro Nervo, del poema El día que me quieras

3

Vuestros ojos tienen
d´amor no sé qué,
que me yelan, me roban,
me hieren, me matan,
que me matan, me matan a fe.
Del un poema anónimo español del siglo XVII

4

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba.
Francisco de Quevedo, del soneto A un hombre de una gran nariz

5

Nada más cimbrador que tu cadera,
rebelde a la presión del atavío…
Carlos Pezoa Véliz, del poema A una morena

6

Al verte sonreír en la ventana
póstrase de rodillas el creyente...
Carlos Pezoa Véliz, del poema A una rubia

7

Mi sed, mi ansia sin límite, ¡mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
Pablo Neruda, del libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada.

8

Todo era fuego en aquel tiempo. Ardía
la playa en tu contorno.
Rafael Alberti, del poema Retornos del amor tal como era

9

El cielo pienso que se viene al suelo,
y hiciera mal, señor (si ser pudiera
que al suelo se viniera)
que no está el suelo ya para vivirle.
Lope de Vega, de la obra Amar, servir y esperar.

10

Ha convertido el caudal de sus lágrimas
en el agua de los ríos que cruzan las dos Castillas,
capaces de provocar inundaciones...
Francisco de Quevedo

Hipérboles en la narrativa

En las novelas y los cuentos también podemos encontrar el uso frecuente de la hipérbole literaria. Señalamos aquí algunos ejemplos de importantes autores hispanoamericanos.

1

En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio.
De Miguel de Cervantes, de la novela Don Quijote de la Mancha.

2

...conservaba su fuerza descomunal, que le permitía derribar un caballo agarrándolo por las orejas.
Gabriel García Márquez, de la novela Cien años de soledad.

3

Pero en el fondo no podía concebir que el muchacho que se llevaron los gitanos fuera el mismo atarván que se comía medio lechón en el almuerzo y cuyas ventosidades marchitaban las flores.
Gabriel García Márquez, de la novela Cien años de soledad.

4

Pero la tribu de Melquíades, según contaron los trotamundos, había sido borrada de la faz de la tierra por haber sobrepasado los límites del conocimiento humano.
Gabriel García Márquez, de la novela Cien años de soledad.

5

Era difícil admitir que aquel anciano irreparable fuera el único saldo de un hombre cuyo poder había sido tan grande que alguna vez preguntó qué horas son y le habían contestado las que usted ordene mi general.
Gabriel García Márquez, novela El otoño del patriarca.

6

El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil.
Mario Vargas Llosa, de la novela La guerra del fin del mundo.

7

Uno podría quedarse toda la vida oyendo el nocturno, y el scherzo estaba tocado como por manos de hadas. A la Beba le gustaba más Strauss porque era fuerte, verdaderamente un Don Juan alemán, con esos cornos y esos trombones que le ponían carne de gallina -cosa que me resultó sorprendentemente literal.
Julio Cortázar, del cuento Las ménades.

8

No atardecía nunca, la vibración del sol sobre la pista y las carrocerías dilataba el vértigo hasta la náusea.
Julio Cortázar, del cuento La autopista del sur

9

Ella conocía, pues lo había sentido en carne propia, lo poderoso que puede ser el fuego de una mirada. Es capaz de encender al mismo sol.
Laura Esquivel, de la novela Como agua para chocolate.

10

Después de esa escrutadora mirada que penetraba la ropa ya nada volvería a ser igual.
Laura Esquivel, de la novela Como agua para chocolate.

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