Qué es Dorar la píldora:

“Dorar la píldora” significa suavizar, disimular o dulcificar una mala noticia.

La expresión es de antigua data en la lengua española. Ya Sebastián de Covarrubias en el siglo XVI apuntaba que los boticarios, para disimular el sabor amargo de las píldoras, solían recubrirlas con una sustancia dulce.

Las píldoras, después, eran llevadas al fuego para dorarlas. De ahí que dorar la píldora sea prepararla para evitarle el trago amargo al enfermo.

Así, pues, la locución “dorar la píldora” se estableció para indicar el hecho de atenuar el efecto negativo de una noticia desagradable, mitigándola con otro tipo de artificios que la hicieran más llevadera para la persona.

Dorar la píldora es, pues, hacer menos ingrata o amarga una novedad o acontecimiento, incluso para evitar que la persona a quien le es comunicada pueda tener una reacción muy fuerte.

Le doramos la píldora, por ejemplo, al niño que tenemos que llevar al dentista, prometiéndole que luego lo llevamos al parque a jugar.

Doramos la píldora, por ejemplo, cuando le compramos un regalo a un amigo antes de comunicarle la nueva no tan buena de que tiene que desocupar el apartamento que compartimos.

De esta forma, dorar la píldora también es presentar algo duro de manera más suave como precaución ante una mala reacción de la persona.

En inglés, una posible traducción para “dorar la píldora” podría ser “soften the blow”, que significa ‘suavizar el golpe’.