Qué es Caudillo:
Un caudillo es un líder militar, político o social que tiene gran poder e influencia sobre un grupo importante de personas. La palabra, como tal, proviene del latín capitellus, que significa ‘pequeña cabeza’ o ‘cabecilla’.
En este sentido, el caudillo es la persona que ejerce su liderazgo ejerciendo las funciones de guía y conductor dentro de una organización, una comunidad o una nación entera.
En la historia de Latinoamérica, el caudillo es una figura que se asocia al fenómeno político y social conocido como caudillismo. El caudillismo es producto de la inestabilidad institucional y la inmadurez política que siguió a las independencias de los nuevos Estados americanos soberanos. Como tal, las luchas internas de poder y el proceso de reordenación política fueron el escenario propicio para la dinámica del caudillismo.
La dinámica política del caudillismo consistía en el ascenso al poder, por cualquier medio, que bien podía ser la lucha armada, el golpe de Estado o la rebelión, de un hombre al cual se le atribuía la capacidad para resolver los problemas comunes de la nación y representar los intereses de los grupos de poder. Esta dinámica creó un clima de constante inestabilidad política que afectó a la mayoría de los países latinoamericanos desde el siglo XIX, cuando se produjo la emancipación de España, hasta el siglo XX e inicios del XXI.
Vea también Caudillismo.
El caudillo, en Latinoamérica, fue una figura fundamental para justificar innumerables dictaduras, represiones, guerras y desmanes de toda clase a lo largo de la historia política del continente americano.
Los caudillos, por lo general, se han caracterizado por ser hombres de armas, carismáticos, con un fuerte liderazgo y una ascendencia indiscutible, que han gozado de gran popularidad y apoyo por parte de las masas, todo lo cual les ha permitido acumular en torno a sí gran poder. No obstante, los caudillos, más que representar una expresión racional de liderazgo, son un sentimiento popular, con enorme arraigo emotivo en sus seguidores, y son un síntoma claro de inmadurez política y debilidad institucional en un país.