Qué es Amor a Dios:
Amor a Dios se refiere aconectar la mente, el corazón y el alma para hacer todo aquello que haga feliz a Dios, de allí que sea el primer y más importante mandamiento para los cristianos.
Amar a Dios es una actitud que implica voluntad, reflexión y compromiso, es decir, proyectar el amor que él nos da a través de nuestro espíritu y acciones diarias.
Cabe destacar que Dios es amor, y que su amor lo demostró a través de Jesucristo. Por tanto, amar a Dios es aceptar que él está en nuestro espíritu.
Cuando un individuo ama es porque reconoce su voluntad por ser sincero y por realizar sacrificios a fin de hacer feliz al ser amado, lo que implica aceptar que no siempre se puede hacer lo que genere gozo o disfrute. Por ello, amar a Dios se refiere a hacer su voluntad y fundamentar nuestros deseos y actos en sus mandamientos y palabra.
En este sentido, hay que amar a Dios como él quiere ser amado y no como nosotros queramos amarlo. Por ejemplo, en una relación las personas suelen ser cariñosas, atentas y obsequian aquello que le gusta a su pareja a fin de agradarla y hacerla sentir especial, por tanto, no se da aquello que queremos o nos gusta a nosotros mismos.
Por ello, la mejor manera de demostrar el amor a Dios es alineando lo que sentimos y deseamos a través de nuestra mente, corazón y alma (ya que trabajan juntos) y, de esta manera fundamentar nuestra voluntad a la de Dios.
Ahora bien, si por el contrario se desvía la mente, el corazón o el alma, es porque el individuo está cayendo en pecado y no es capaz de reflejar y demostrar los mandamientos y palabra de Dios. No obstante, se puede volver a la voluntad de Dios a través de la oración, la confesión o de la comunión.
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Mente, corazón y alma
Es necesario que el amor a Dios se dé a través de la mente, el corazón y el alma porque son tres partes complementarias que trabajan juntas a fin de integrar aquello que pensamos, sentimos y reflejamos al exterior.
Amor a Dios y la mente
La mente está compuesta de emociones y voluntad. La mente es donde se toman las decisiones y se distingue lo correcto de lo incorrecto, y la verdad de la mentira.
Por tanto, la mente es un espacio espiritual de reflexión y entendimiento, por lo que es importante que mente y espíritu estén conectados, en especial con el amor a Dios, de esta manera se sentirá paz y armonía.
Amor a Dios y el corazón
El corazón funciona junto con la mente porque está conectado con la voluntad, nos permite sentir amor, miedo o culpa: es donde fluyen todas las emociones.
El corazón es esencial para vivir y experimentar el sentimiento de amor a Dios, que luego será expresado a través de acciones. Dios entra en nuestro corazón a través de la mente y nuestras reflexiones.
Amor a Dios y el alma
El alma es el reflejo de nuestro corazón, sentimientos y creencias. A través del alma nos expresamos y exponemos nuestra personalidad, por eso es tan importante que la mente, el corazón y el alma estén alineados o conectados, porque el resultado final, es decir, las acciones, son las que exteriorizan nuestro amor a Dios.
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