Qué es Aleph:
Aleph es el nombre de la primera letra del alefato, o, lo que es lo mismo, la primera de las consonantes en el alfabeto hebreo. Es representada con el signo gráfico “א” y, según la Real Academia de la Lengua, en español debe escribirse y pronunciarse “álef”.
Álef es también la primera letra del alfabeto persa, así como álef (o alif) es la primera letra del alfabeto arábigo.
Como Aleph también se conoce al códice Sinaítico, un manuscrito de la Biblia que fue escrito alrededor del siglo IV después de Cristo.
Origen
Se registra el origen de la letra álef en la Edad de Bronce, unos mil años antes de Cristo, en el alfabeto protocananeo, que es el antecedente más lejano de nuestro alfabeto actual. Inicialmente, álef era un jeroglífico que representaba a un buey, y de allí pasó al alfabeto fenicio (’alp), al griego (A), al cirílico (A) y al latino (A). De hecho, si invertimos una A mayúscula podemos reconocer aún la cabeza de un buey y sus cuernos.
Álef en Matemáticas
En Matemáticas, álef es el signo gráfico, correspondiente a la letra hebrea א, empleado por Georg Cantor en la formulación de su teoría de conjuntos para representar la cardinalidad de los números infinitos, es decir, para ordenar los números transfinitos y así diferenciar los distintos tamaños de infinito. En este sentido, por ejemplo, álef cero sería el número cardinal de la serie de los números enteros; es el mayor de los números finitos cardinales y el menor de los números transfinitos cardinales.
Álef en Literatura
Como “El Aleph” se titula un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges, al igual que el libro donde aparece recogido. Borges describe el Aleph como “una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor”, cuyo diámetro sería “de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba allí, sin disminución de tamaño”. Según Borges, el Aleph es el punto mítico del universo donde todos los actos, todos los tiempos (presente, pasado y futuro), ocupan “el mismo punto, sin superposición y sin transparencia”. De lo cual se desprende que el Aleph representa, tal como en Matemáticas, el infinito y, por extensión, el universo.
Aleph es también el título de una novela de Paulo Coelho, que se deriva de una interpretación mística del cuento de Jorge Luis Borges.