Adultez temprana: qué es, características y efectos en la mente y el cuerpo
La adultez temprana es el período que viene después de la adolescencia y antes de la adultez intermedia, comprendiendo entre los 18 y 40 años más o menos. Es un periodo en el que gozamos de buena salud, plena independencia y mayor autonomía para explorar el mundo que nos rodea.
Esta etapa se caracteriza por una serie de aspectos físicos, psicológicos, cognitivos y comportamentales que a continuación vamos a explorar, además de comprender la importancia de cuidar nuestra salud física y mental en este período para evitar presentar problemas de salud más adelante.
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¿Qué es la adultez temprana exactamente?
Los adultos jóvenes son personas que ya han pasado por la adolescencia, pero que todavía no han entrado en la madurez plena o adultez intermedia. La adultez temprana es el período de edad entre la adolescencia y la adultez intermedia cuyas edades se ha consensuado que van desde los 18 años hasta los 40, aunque cabe decir que hay diversidad de opiniones al respecto de sus límites.
Sean cuales sean sus límites, lo que podemos afirmar es que la adultez temprana es uno de los periodos más largos de la vida y, también, de los que más cambios incluyen.
Cabe mencionar que no ha sido hasta hace relativamente poco que se sabe qué es lo que sucede durante este período, pues la psicología del desarrollo ha tenido cierto sesgo centrándose más en la infancia y la adolescencia que no en lo que sucede a la adultez. Afortunadamente, en las últimas décadas ha crecido el interés por conocer cuáles son los rasgos que definen a la adultez como tal, y a la adultez temprana en particular.
En esta etapa, los jóvenes adultos están llenos de energía, tienden a desarrollar ambición y gozan de un gran potencial creativo, que están por desarrollar con el ingreso a la educación superior u otras formas de especialización posteriores a la educación secundaria. Aunque con cierta incertidumbre y puede que hasta miedo ante lo desconocido, lo habitual es que esta etapa se comience con emoción, ganas de disfrutar de su independencia y descubrir cómo son realmente, dejando atrás la etapa de gran confusión que es la adolescencia.
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Características físicas y psicológicas de esta fase de la vida
Al entrar en la adultez temprana, las personas dejan atrás el proceso de desarrollo primario. Es decir, se entiende que sus habilidades físicas y cognitivas están completamente desarrolladas o, como mínimo, están casi a punto.
Características físicas
Los jóvenes adultos están en el punto de desarrollo físico más alto y, por tanto, gozan del momento en el que mejores capacidades físicas presentan. La fuerza y la resistencia muscular son las más altas de toda su vida, y la pueden mejorar si saben cómo cuidarse. Otros factores, como las habilidades sensoriales, el tiempo de reacción o la salud cardiovascular se encuentran al máximo, siempre y cuando no se incurra en conductas perjudiciales para el organismo como fumar, beber o consumir drogas.
Es también en este periodo de nuestras vidas cuando se tienen los niveles de energía más altos, motivo por el cual la mayoría de los atletas profesionales se encuentran dentro de este rango y rara vez superan los 35 años de edad sin estar retirados. Gracias a disponer de un nivel mayor de energía, provocado en gran parte por presentar mayores niveles de testosterona, los adultos jóvenes son propensos a explorar.
Hacia el final de esta etapa, especialmente entre los 35 y 40 años, el cuerpo comienza a envejecer lentamente. Al principio los cambios serán sutiles, poco perceptibles, pero cuanto más nos acercamos a la adultez intermedia, se notarán cada vez más. Por ejemplo, se van perdiendo las energías, la visión empeora, el pelo comienza a caerse y al sistema inmunitario le cuesta más protegernos de ciertas enfermedades. Hacia el final de esta etapa también se comienza a perder un poco de densidad ósea y masa muscular, y resulta más fácil acumular grasa corporal.
Características cognitivas y psicológicas
En la adultez temprana las capacidades cognitivas empiezan a estabilizarse. Existe cierto debate sobre cuándo se alcanza el pleno desarrollo cognitivo, habiendo expertos que consideran que sería en torno a los 35 años.
Durante esta época es cuando se consolida el pensamiento relativo, una característica que en general está ausente en la infancia y empieza a emerger de forma más o menos tímida durante la adolescencia. Esto se traduce como que los adultos jóvenes se dan cuenta de que las cosas no siempre son dicotómicas, de color blanco o negro, sino que existen ciertos matices que relativizan qué es correcto y qué no.
Así pues, podemos afirmar que los adultos jóvenes empiezan a mirar cada problemática desde varias perspectivas, y entendiendo que no siempre hay una respuesta única y clara. La reflexión crítica se vuelve especialmente importante durante esta época.
La adultez temprana también coincide con el desarrollo del pragmatismo. Durante la infancia y la adolescencia, apenas nos enfrentamos a problemas serios en el mundo real. No obstante, llegados a la adultez temprana, la necesidad de conseguir cada vez mayor independencia hace que necesitemos buscar maneras de cumplir nuestras metas y objetivos, personales, laborales y académicos, incluso cuando no lo sabemos todo o no tenemos un buen plan de acción.
Durante la adultez temprana se asientan los fundamentos de las creencias que guían el comportamiento de la persona, sus valores y su manera de interpretar las cosas. También se va dando una forma casi definitiva a la ideología política y a la visión de lo que se considera un mundo ideal para el individuo. Esto, naturalmente, se ve influenciado por el tipo de educación recibida desde el hogar y el nivel de estudios, además de las experiencias vitales vividas, pero lo que sí comparten todos los individuos es que la adultez temprana toma mucha forma cuál es su visión política y moral.
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Características comportamentales y relacionales
Como hemos comentado, el cuerpo se encuentra en su momento más álgido de desarrollo en la adultez temprana. La antropología y la biología evolutiva han hipotetizado que los humanos no estamos preparados biológicamente para sobrevivir mucho más allá de esta etapa. Si bien esta afirmación es un tanto debatible, sí que es cierto que todos nuestros sistemas se encuentran a pleno rendimiento entre los 18 y 40 años y se cree que es para garantizar que aprovechamos al máximo nuestra existencia.
Tanto los hombres como las mujeres presentan sus niveles más altos de testosterona durante esta etapa. Esto se relaciona con una mayor fuerza física, más energía y más propensión a realizar actividades arriesgadas, motivados en parte por el deseo de sentir como la adrenalina fluye por sus venas. Además, la fertilidad es también mayor en esta época, lo cual se evidencia en el hecho de que las personas menores de 40 años tienen mayor deseo sexual.
Una de las características comportamentales más destacables de la adultez temprana es la independencia, o al menos un primer acercamiento hacia ella. Si bien es cierto que algunos jóvenes no se mudan de casa de sus padres, ya sea porque no pueden o porque no quieren, su independencia es visible en cosas como, por ejemplo, tener su economía propia trabajando, ayudando al hogar comprando la comida o pagando las facturas, y también en forma de independencia académica, estudiando los estudios superiores de preferencia.
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Sexualidad
Si bien ya lo hemos sugerido en el apartado anterior, cabe entrar en detalle sobre cómo se da la sexualidad en la adultez temprana pues al fin y al cabo, es una de las áreas más importantes de la vida de la mayoría de las personas, algo que se vuelve especialmente evidente durante la adultez temprana. Por lo general, el deseo sexual durante esta etapa es mayor debido al aumento de las hormonas sexuales.
La manera en la que se expresa la sexualidad en esta época varía mucho de cultura en cultura. En las sociedades más conservadoras, las personas al principio de esta etapa tienden a buscar parejas estables y comenzar una familia, mientras quienes viven en entornos más liberales suelen postergar estos eventos hasta más tarde, a partir de los 35. También cabe la posibilidad de no buscar pareja estable nunca, simplemente buscar parejas sexuales o interesarse meramente en el placer sexual.
Es común que las personas deseen tener el mayor número de parejas posibles, tanto para probar suerte y encontrar a la idónea como, también, por el mero placer hedonista de satisfacer la necesidad sexual. A partir de los 30 y, especialmente, a partir de los 35 esta tendencia tiende a disminuir y hay un mayor interés por buscar a una pareja definitiva y establecer una vida estable con ella.
La adultez temprana es especialmente significativa para las personas no heteronormativas, especialmente si vienen de entornos muy conservadores donde se ha reprimido su ser. Los adultos jóvenes homosexuales y bisexuales comienzan a explorar su sexualidad justo en esta etapa, coincidiendo con una mayor independencia y autonomía, además de que suele ser a principios de la edad adulta cuando uno conoce cuál es su orientación sexual.
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Salud física y mental
La salud física y mental en la adultez temprana es más fuerte en comparación con otras etapas, pero también puede condicionar notoriamente como será la de edades posteriores. La adultez temprana es el período en el que mayor desarrollo físico poseemos y podremos poseer. En caso de no cuidar adecuadamente nuestro cuerpo, incurriendo a conductas nocivas como tomar alcohol con frecuencia, fumar o consumir drogas, además de no hacer deporte ni vigilar la dieta, esto nos pasará factura en la adultez intermedia y, sobre todo, en la tardía.
En cuanto a la salud mental, cabe decir que en este período es especialmente sensible. Si la persona no posee los recursos psicológicos para hacer frente a las adversidades como conflictos relacionales, tensiones emocionales o problemas laborales y académicos, tarde o temprano se pueden desarrollar problemáticas psicológicas e, incluso, trastornos mentales.
Si bien es en la infancia y la adolescencia cuando se siembran las semillas para presentar trastornos mentales, muchas veces es en la adultez cuando pueden brotar intensamente en forma de problemas de ansiedad y estrés, fobias, aislamiento social, depresión y otros trastornos.
Estos problemas pueden ser especialmente graves en la adultez temprana, pero sin lugar a dudas van a empeorar más adelante a medida que se envejezca. Es por este motivo que es tan importante cuidarnos cuando todavía estamos a tiempo, haciendo actividad física con frecuencia y acudiendo al psicólogo para tratar de forma profesional cualquier problema emocional que nos angustie.
También se debe acudir al médico para hacerse chequeos con cierta frecuencia, a fin de identificar cualquier enfermedad que pudiera empeorar como la diabetes o problemas cardiovasculares. La prevención siempre es la mejor medicina.