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Amitriptilina: usos, efectos secundarios y precauciones


Aunque la tendencia actual se dirija hacia la utilización mayoritaria de los antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) en detrimento de los antidepresivos tricíclicos, todavía quedan algunos de estos últimos que gozan de gran popularidad.

Uno de estos fármacos es la amitriptilina, un antidepresivo muy utilizado en casos de depresión mayor, y con una gran variedad de usos tanto en el tratamiento como en la prevención de ciertas alteraciones tanto físicas como psicológicas.

¿Qué es la amitriptilina?

La amitriptilina, conocida comercialmente bajo algunos nombres como Elavil, Sarotex o Tryptizol, es un fármaco de acción antidepresiva. Concretamente, la amitriptilina se categoriza dentro de los antidepresivos tricíclicos. Este tipo de medicación antidepresiva se distingue por inhibir, en las mismas cantidades, la recaptación de serotonina y norepinefrina.

Por lo tanto, al inhibir la recaptación de estos neurotransmisores, los niveles de estos aumentan. De esta manera, la amitriptilina facilita el mantenimiento de un equilibrio emocional, el cual se ve disminuido en los trastornos depresivos, entre muchos otros.

A diferencia de otros antidepresivos tricíclicos, la amitriptilina presenta prácticamente la misma eficacia que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, por lo que se ha constituido como uno de los antidepresivos más utilizados dentro de su categoría.

¿En qué afecciones se utiliza?

Al igual que otros de sus muchos equivalentes antidepresivos, la amitriptilina se administra para el tratamiento de una gran variedad de trastornos mentales.

Uno de los principales focos de administración es el tratamiento de los síntomas del trastorno depresivo mayor. Este trastorno emocional se caracteriza por provocar profundos sentimientos de angustia y tristeza, unidos a una baja autoestima y que permanecen a largo plazo, provocando grandes interferencias en la vida cotidiana de la persona.

Además, también presenta una comprobada eficacia en el tratamiento de algunos trastornos de ansiedad tales como fobias específicas o trastornos de pánico y en el tratamiento de trastorno por déficit de atención e hiperactividad o trastorno bipolar en aquellos pacientes que no presentan mejoras con los tratamientos tradicionales para estas afecciones.

En mucha menor medida, este antidepresivo tricíclico se administra en algunos casos de trastornos de la alimentación y la neuralgia postherpética, una enfermedad causada por ciertos tipos de herpes y que ocasiona grandes sensaciones de dolor en aquel que la padece.

Muchas investigaciones han demostrado que la amitriptilina puede resultar particularmente útil en la prevención de ciertas dolencias o afecciones. Entre algunas de ellas se incluyen:

  • Migrañas.
  • Cefaleas por tensión.
  • Dolor neuropático por fibromialgia.
  • Neuropatía diabética.
  • Enuresis nocturna.
  • Insomnio.
  • Algunos síntomas de psicosis como la esquizofrenia o la depresión psicótica.

¿Cómo se administra?

Por el momento, la amitriptilina solamente está disponible en tabletas para su consumo por vía oral. Aunque habitualmente se recomienda administrarla en cuatro tomas diarias y aproximadamente siempre a la misma hora, el médico pertinente puede indicar la manera de consumo que más crea conveniente para cada paciente en concreto.

A continuación, describimos una serie de indicaciones genéricas que si bien pueden ser utilizadas como guía para su consumo, siempre es más conveniente seguir las instrucciones del facultativo o en su defecto acudir a él ante la aparición de cualquier duda acerca del tratamiento.

Por regla general, y como ocurre con la mayoría de medicación psiquiátrica, es recomendable iniciar el tratamiento con amitriptilina de manera progresiva, empezando por dosis más reducidas y distanciadas que se incrementan con el progreso del tratamiento.

Es necesario recalcar que, aunque en un principio el paciente no experimente los efectos esperados, este nunca debe alterar o modificar las dosis recomendadas, ni por exceso ni por defecto. Esto significa que en ningún caso el paciente puede tomarse la libertad de tomar más o menos medicación de la recomendada.

En aquellos casos en los que el paciente decida alterar la dosis o dejar de tomar la amitriptilina, este puede experimentar síntomas propios del síndrome de abstinencia, así como cambios graves y bruscos del estado de ánimo o problemas de sueño entre muchos otros.

¿Qué efectos secundarios puede provocar este fármaco?

Debido a sus efectos como antidepresivo tricíclico inhibidor de la recaptación de serotonina y norepinefrina, la amitriptilina puede llegar a ocasionar una gran variedad de efectos secundarios en en el paciente. A pesar de esto, este no deberá dejar de consumirla por su cuenta, sino que es recomendable que, ante la aparición frecuente o prolongada de estos informe al médico que las recetó, para así ajustar o cambiar el tratamiento.

En el listado de efectos secundarios más frecuentes pero poco graves se encuentran:

  • Sensación de debilidad, falta de energía o cansancio.
  • Somnolencia.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Cefaleas.
  • Alteraciones del sueño y/o pesadillas.
  • Sensación de confusión.
  • Sequedad bucal.
  • Problemas de visión o visión borrosa.
  • Alteraciones gástricas con o sin estreñimiento.
  • Problemas de micción.
  • Sensación de dolor o entumecimiento de manos o pies.
  • Hiperhidrosis o aumento de la sudoración.
  • Alteraciones en el deseo y/o el rendimiento sexual.
  • Alteraciones en el apetito y cambios en el peso.

Aunque no es lo habitual, la amitriptilina también puede provocar una serie de efectos secundarios graves, los cuales pueden comprometer el estado de salud de la persona. Si alguno de ellos aparece, el paciente deberá contactar con el médico de manera inmediata. Entre ellos se incluyen:

  • Mareos y desmayos.
  • Habla lenta o dificultades en el habla.
  • Debilidad o adormecimiento de un brazo o pierna completo.
  • Dolor o presión pectoral fuerte.
  • Alteraciones o inestabilidad del ritmo cardíaco.
  • Alteraciones cutáneas como sarpullidos o urticarias.
  • Coloración de la piel con un tono amarillento.
  • Temblores incontrolables.
  • Espasmos en mandíbula, cuello o espalda.
  • Derrames o cardinales sin causa aparente.
  • Convulsiones.
  • Alucinaciones.

¿Qué precauciones se deben tomar con su consumo?

Antes de iniciar el tratamiento con amitriptilina, el paciente deberá informar de cualquier condición especial de salud en la que se encuentre, sobre todo si esta está relacionada con cualquier tipo de afección cardíaca.

Además, también se deberá comunicar si el paciente posee cualquier tipo de alergia, así como el consumo de algún otro tipo de medicación, suplemento dietético o vitamínico. Finalmente, existen algunos compuestos realizados con hierbas naturales, tales como la hierba de San Juan, que también pueden interferir con el tratamiento.

En aquellas pacientes embarazadas con previsión de embarazo o en periodo de lactancia, también deberán de informar al médico de su estado, puesto que la amitriptilina puede ocasionar alteraciones fetales o una vez nacido el bebé.

En cuanto a las precauciones que se deban tomar debido a los efectos sedantes de la amitriptilina, aquellos pacientes en que su rutina diaria implique la conducción o el manejo de maquinaria pesada deberán prestar especial atención a los efectos de este e, incluso, evitar este tipo de tareas o actividades.