La importancia de poner límites y su relación con la autoestima
El decir “no” es una habilidad que se tiene que entrenar. Debe ser practicada en numerosas ocasiones, para finalmente sentirnos cómodos con ella.
Si no estamos acostumbrados a decir que no, uno mismo se puede sentir raro en un inicio, y los de alrededor también, al haber estado acostumbrados a tu predisposición continua.
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Decir siempre que sí
Está bien decir que sí, en relación a estar abiertos a aspectos que antes no contemplábamos, para poco a poco poder ir construyendo una mentalidad más abierta y flexible.
Pero cuando decimos que sí solamente por agradar, se convierte en un problema. Porque lo hacemos en respuesta a lo que necesitan los demás y no a lo que necesita uno mismo.
El decir que sí es una postura muy cómoda donde uno no se cuestiona nada. Porque escucharse a uno mismo y cuestionar sus propias necesidades es más complejo... y requiere de darle valor a aquello que necesitas. Dejas de escucharte a ti mismo para cubrir las necesidades de los demás; entonces, en cierto sentido te estás descuidando y olvidando de ti.
Es ineficiente invertir energía en aspectos que sabemos que no nos importan o no nos llenan. Sobre todo, porque aunque digamos que sí, en el fondo, estamos sintiendo que no... y no nos está llenando. Y la actitud con la que realizamos actividades que no nos gustan, al final también hace que eso se vuelva contraproducente.
Además, es interesante reflexionar sobre el coste que nos puede generar intentar poder con todo y cubrir todas las necesidades de todo el mundo.
Por qué es importante poner límites
Es muy habitual poner por delante de nuestras propias necesidades las necesidades de los demás, porque queremos agradar o porque tenemos la autoexigencia de tener que cuidar de los demás antes que de uno mismo.
También, en muchas ocasiones, tener autoestima se ve como una posición egocentrista y se confunden estos dos términos, cuando realmente no tienen nada que ver. Veamos las principales diferencias:
Tener una sana autoestima es saber cuidarse a uno mismo, y para conseguirlo, es necesario dedicar tiempo para satisfacer y agradar aquello que necesitamos por nosotros mismos. Y en caso de no poder “autocubrir” ciertas necesidades (afecto, amor… son aspectos que necesitamos de otras personas), darle el valor y no menospreciar o quitarle importancia a aquello que necesitamos.
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Decir que no y la culpa
Cuando empecemos a practicar esta habilidad de decir que no, nos podemos sentir malas personas al no cubrir necesidades de los demás. Pero es normal, puesto que no estamos acostumbrados a ello, y los de tu alrededor menos. Incluso, cuando comenzamos a decir que no, puede ser que los demás, se quejen y nos exijan cosas... porque como siempre lo hemos hecho, esperan lo mismo de nosotros.
Por ello es totalmente normal que en un inicio sintamos cierta culpa, pero es importante discernir que no es objetiva. Además, siempre brindemos nuestra ayuda, a los demás les viene genial, pero a nosotros quizás... no tanto.
Por ello es importante gestionar la posible culpa que pueda aparecer en un inicio, para no ceder una vez más y empezar a tenernos primero en cuenta a nosotros mismos. Para ello, puedes recordarte y decirte a ti mismo/a “me respeto y me acompaño”. Ser consciente de que decir que no es algo bueno para uno mismo, física y emocionalmente.
El desarrollo de una sana autoestima y autonomía
Antes que nada, es importante saber que somos los responsables, en mayor medida, de hacer que nos sentamos bien, y para ello es necesario que los primeros que nos cuidemos seamos nosotros mismos. A continuación se describe la manera de cultivar esta sana autoestima.
- Reflexionar sobre los valores de uno mismo, de los demás, y saber diferenciarlos: ¿Qué valoro yo? ¿Cuáles son mis necesidades? ¿Qué es importante para mi y qué no? ¿Qué valoran los otros? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Podré cubrirlas mejor cuando cubra primero las mías?
- Priorizar y darle el valor que se merecen a nuestros propios valores.
- Saber decir que no asertivamente (ni pasivo, ni agresivo) a aquellos aspectos que no nos llenan.
- Aceptar la incomodidad que pueda resultar a la hora de dar una negativa a otra persona y saber que su reacción no es “culpa de uno”. Gestionar la posible culpa.
- Disfrutar de haberte elegido a ti primero.
Si comenzamos a realizar este proceso, nos daremos más importancia a nosotros mismos y sentiremos que valemos más de lo que hasta ahora habíamos hecho. Solo entonces empezaremos a construir una sana autoestima.
Como último apunte, hay que recordar la importancia de no juzgarse cuando uno no pone límites, porque también tenemos derecho a ello. Es normal que en el camino demos algunos pasos hacia atrás. Para tener buena autoestima, es importante no castigarse.