Tópicos Pareja Amor y sexo Emoción

En pareja: ¿Persigues o evitas?


Por lo general, en nuestras relaciones lo hacemos lo mejor que podemos. Y aun así, especialmente con nuestra pareja, aparecen momentos en los que discutimos porque pensamos diferente o sentimos que la otra persona no nos entiende, no nos acepta o no nos quiere tal y como somos.

Cuando esto se repite una y otra vez a lo largo del tiempo, nos descubrimos repitiendo la misma discusión en diferentes situaciones, haciendo y diciendo las mismas cosas una, y otra, y otra vez. Esto nos duele, nos hace sentir mal, nos aleja de la persona que queremos, y reaccionamos de la misma manera para protegernos nosotros mismos y protestar ante la desconexión.

En la Terapia Focalizada en las Emociones (TFE) para parejas entendemos que esta tendencia de acción que se repite en cada persona de la pareja crea un ciclo negativo en el que cada una puede expresarse desde dos posiciones principales: evitar y perseguir.

Dinámicas de evitación y persecución en las discusiones de pareja

La repetición de las conductas que solemos tener en pareja, especialmente en momentos de crisis, tienen una razón de ser: están siempre asociadas a cómo nos sentimos y a lo que pensamos tanto de nuestras parejas como de nosotros mismos. "Me comporto así porque es mi manera de protegerme ante lo que siento". Nuestra conducta activa una reacción por parte de la otra persona, que también quiere defenderse.

Convivencia en pareja

De esta manera, estos patrones de conducta se vuelven automáticos y se activan cada vez que aparece un conflicto. Desafortunadamente, esta forma de interactuar con el fin de protegernos, resulta muchas veces en una mayor desconexión de la otra persona.

Una dinámica de gestión de conflictos disfuncional

En la TFE para parejas, uno de los ciclos negativos repetitivos en una pareja es el de evitar-perseguir. Ocurre cuando una de las personas de la pareja quiere hablar y reconectar (perseguidor/a) mientras que la otra quiere dejarlo y retirarse de la discusión (evitador/a).

En este artículo nos centraremos en la persona que persigue, en una segunda parte en la persona que evita, y en el siguiente en la importancia de la interacción de ambos.

Usualmente, las personas que en TFE se llaman perseguidoras son individuos que se sienten solos, tristes, lastimados. Tienen miedo de ser rechazados y de no ser importantes para el otro.

Estas emociones que sienten por dentro se activan durante el conflicto o discusión, y por eso insisten, exigen, critican, culpabilizan, demandan y pueden parecer hostiles, porque se enfadan abiertamente, pelean. Sus parejas pueden describirlas como intensas, que regañan, agresivas o implacables en sus argumentos y formas porque buscan recursos para "arreglar" la situación.

Estas acciones suelen realizarse con el fin de mantener la interacción porque así sienten que pueden hacer algo para recuperar y no perder la conexión. Necesitan sentirse escuchadas y comprendidas por la pareja y necesitan luchar y hacer algo para salvar la situación (y la relación); por esto pueden activarse cuando su pareja quiere retirarse.

A menudo son personas que temen ser abandonadas por su pareja porque se sienten poco importantes para ella. Según John Bowlby, esta forma de comportarse son gritos desesperados para recibir atención, amor y cuidados; lo que necesitan es sentirse importantes, amadas y ser prioridad para su pareja.

¿Cómo se interviene en terapia ante estos problemas?

Durante el proceso de terapia TFE, se trabaja siempre para despenalizar los comportamientos a la hora de comprender el ciclo negativo y la posición de cada persona de la pareja dentro del mismo.

El objetivo primero es ayudar a ambas partes de la pareja a ver su comportamiento y el impacto que tiene en la otra persona. Se parte de la base que las acciones de cada persona se activan por las acciones de la otra, y en ambos casos tienen siempre una emoción vulnerable de base.

De esta manera, el objetivo con una persona en la posición de perseguir, es que durante el proceso se dé cuenta de sus emociones y sus miedos y pueda compartirlos con su pareja en el espacio seguro de la sesión, de una manera diferente, más calmada, más vulnerable.

Somos seres emocionales, cuando encontramos a la persona que amamos y empezamos una vida compartida, empieza -como diría Sue Johnson- un baile y “este baile, el entrar y salir de la conexión, es un proceso normal y parte de todas las relaciones saludables”. La TFE acompaña a la pareja en su baile, al ritmo de la persona que persigue y también al ritmo de la persona que evita: es esencial escuchar a los dos, así co-creamos un camino seguro de regreso el uno al otro.