¿Cómo ser un buen coach? Las 11 competencias del coach
Diversas asociaciones han intentado definir las competencias del coach que son necesarias para el buen desempeño de su labor. El término competencia está muy extendido en el entorno laboral ya que es un predictor del buen rendimiento en el puesto de trabajo en el que se labora.
Aunque el concepto de competencia es utilizado en el campo ocupacional, también se emplea en otras esferas como el desarrollo de personal y la educación.
Las competencias del coach: ¿cuáles son?
El presente artículo se presentan las 11 competencias del coach más extendidas, y para ello se emplea la lista de la International Coach Federation (ICF). Estas competencias se han establecido con distintos fines: para aportar un marco de referencia para el buen desempeño profesional o para comparar y mejorar un programa de formación del coaching.
- Para saber más sobre el concepto de competencia, podéis leer nuestro artículo: “Cómo afrontar una entrevista por competencias: 4 claves para conseguir el trabajo”.
Cómo ser un buen coach
Tras aclarar que son las competencias del coach, a continuación se muestran las habilidades, las destrezas y las actitudes necesarias para una buena labor profesional:
1. Respetar las normas éticas y deontológicas
Esta competencia se refiere a la habilidad para comprender la ética y los estándares profesionales del coaching, así como adherirse al código deontológico de la profesión. No solamente es necesario comprender estas normas y valores, sino que es necesario aplicarlos para una buena práctica profesional. Además, el código deontológico es específico y es un aspecto importante de las competencias del coaching, ya que comunica con claridad las diferencias entre coaching, consultoría, psicoterapia y otras profesiones de apoyo.
2. Establecer el acuerdo de coaching
Es la habilidad de comprender lo que se requiere en cada interacción concreta coach-coachee y de establecer un acuerdo con el cliente sobre el proceso y la relación de coaching. Por tanto, el coache que domina esta competencia, comprende y presenta eficazmente al cliente las pautas y los parámetros concretos de la relación de coaching (logística, tarifas, calendario, participación de terceros, etc.). También logra un acuerdo sobre lo que es y lo que no es apropiado en la relación, sobre el servicio que va a ofrecer el coach y el método que utilizará.
3. Establecer confianza e intimidad con el cliente
Es la capacidad de crear un entorno propicio que contribuya al desarrollo del respeto y la confianza mutua. Esta competencia se manifiesta porque el coach da muestras de interés genuino por el cliente, demuestra continuamente integridad profesional y personal ,establece acuerdos claros, demuestra respeto por las opiniones del ciente, apoya al cliente en sus decisiones y respeta en todo momento la intimidad del coachee (cliente del coach).
4. Estar presente en el coaching
Es la habilidad de ser plenamente consciente y de crear una relación espontánea con el cliente utilizando un estilo abierto, flexible y seguro. El coach utiliza su intuición y confía en su saber interno, es capaz de reconocer que no lo sabe todo y demuestra confianza cuando trata con emociones fuertes. El coach tiene el autocontrol necesario para guiar al cliente sin verse desbordado.
5. Escucha activa
El coach sabe centrarse completamente en lo que dice y lo que no dice el cliente, y comprende el significado de sus palabras en su contexto. Esta es una de las competencias del coach que tienen que ver con las habilidades comunicativas, ya que a través de la escucha activa se presta mayor atención a lo que el cliente dice, pero también ayuda al coachee a expresarse.
6. Cuestionar con fuerza
Esta es una de las competencias del coach más representativas de su trabajo, ya que éste debe realizar preguntas potentes, es decir, preguntas que revelen la información necesaria para sacar el mayor beneficio para el coachee. Este tipo de preguntas hacen reflexionar al coachee, es decir que favorecen el autoconocimiento y la autorreflexión y ayudan a que el cliente se comprometa con la acción. En el coaching se emplean las preguntas socráticas.
7. Comunicación directa
Es la capacidad de comunicar de manera efectiva durante las sesiones de coaching y la habilidad de utilizar un lenguaje que sea positivo y eficiente en la relación con el coachee. El coach que domina este tipo de competencia realiza un feedback efectivo, es claro y directo, indica claramente los objetivos de la relación coach-coachee y utiliza un lenguaje apropiado y respetuoso, fomentando un excelente rapport.
8. Crear conciencia
Es la habilidad de integrar y evaluar con precisión distintas fuentes de información y de hacer interpretaciones que ayuden al cliente a ser consciente y de esa manera cumplir las metas acordadas. El coach crea conciencia de distintas maneras, por ejemplo, proponiendo reflexiones en busca de una mayor comprensión por parte del coachee o ayudando al coachee a identificar las creencias limitantes que no le permiten crecer.
9. Diseñar las acciones
Capacidad de crear oportunidades de aprendizaje continuo con el cliente durante el coaching y en el trabajo y la vida en general. Esta competencia se refiere a la labor del coach que debe facilitarle al coachee el conocimiento de nuevas acciones que conduzcan de la forma más eficaz a los resultados pactados del coaching. De esta manera, el coach ayuda al coachee a definir nuevas acciones que le permitan demostrar, profundizar y adquirir nuevos aprendizajes. También compromete al cliente a explorar nuevas ideas y situaciones alternativas, promocionando oportunidades para el aprendizaje experiencial.
10. Planificar y establecer metas y objetivos
Es la capacidad de desarrollar y mantener un plan efectivo de coaching con el coachee. El coach consolida la información recogida y establece un plan de coaching para lograr los objetivos. Los objetivos son alcanzables, medibles, específicos y se consiguen en un tiempo determinado. El buen coach posee la capacidad de hacer ajustes a lo planificado y ayuda al cliente a acceder a los recursos necesarios para la adquisición y cumplimiento de metas.
11. Gestionar el progreso y la responsabilidad
Dentro de las competencias del coach, es la capacidad de mantener la atención en lo que es importante para el cliente y de trasladar la responsabilidad de la acción al éste. Para ello, el coach plantea y pide al cliente acciones que lo dirigen a la meta deseada y planeada, promueve la autodisciplina del coachee, da feedback eficiente y afronta positivamente al cliente cuando no cumple con las acciones acordadas.