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Sé lo que es bueno para mí... ¿Por qué no lo hago? Cómo implementar cambios


"Tengo claridad sobre qué cosas me harían muy bien en mi vida ahora mismo pero… realmente, ¿por qué no consigo implementarlas en mi vida? ¿Por qué no lo hago sabiendo que es lo mejor para mí?".

En muchas ocasiones fallamos a la hora de empezar un cambio que de manera deliberada queremos llevar a cabo. Lo pensamos e incluso lo decidimos pero al final, nada de esto ocurre.

Quiero, quiero, quiero y no hago: ¿cómo salir del bucle?

Es fácil hablar sobre lo que queremos cambiar pero verdaderamente implementar los cambios no es una tarea tan sencilla. No obstante se puede, mucha gente lo consigue entonces, la pregunta es ¿Qué puedo hacer para yo también ser de esas personas?

Aquí te dejo algunas pautas que puedan ayudarte a implementar los cambios que necesitas en tu vida.

1. El compromiso

Empezar por revisar este punto es fundamental ya que no empezamos a implementar cambios hasta que no nos comprometemos realmente con ellos.

¿Qué es comprometerse? Comprometerse es tener claridad de que eso es importante para ti y sobretodo decidir con voluntad que eso lo vas a priorizar en tu vida.

El hecho de llevar a cabo un cambio, por pequeño que sea, lleva implícito un esfuerzo y eso a nuestra mente no le gusta. La mente siempre se pone en modo supervivencia y vuelve a lo conocido porque es más fácil. Es decir, siempre va tender a llevarte hacia lo que está acostumbrada porque a corto plazo le genera menos esfuerzo y menos gasto de energía.

Puede ser que no te estés comprometiendo porque el malestar aún es soportable y eso hace que postergues el empezar a implementar. Pero… ¿Es necesario esperar a no poder más para empezar a tomar acción?

Comprometerse con algo es decir con decisión a tu mente (y a ti) que a partir de ahora las cosas van a ser diferentes aunque eso suponga un poco de esfuerzo y energía al principio.

2. La intención

Comprometerse es el primer paso y algo que nos puede ayudar a comprometernos y empezar a tomar acción es conocer nuestras intenciones con profundidad. Es decir, desde dónde tomamos la decisión y desde dónde queremos implementar las cosas.

Para ello puedes hacer una lista de tus porqués. ¿Por qué llevar a cabo un cambio en esta dirección? ¿Por qué es algo que quiero para mí?

En muchas ocasiones nos parecen obvias las razones del porqué movernos hacia una dirección es bueno y conveniente para nosotros pero ponerlo en papel nos ayuda a encontrar claridad, motivación y un mayor compromiso.

Por otro lado, es necesario conectar con nuestro interior para conocer desde dónde estamos trabajando; ¿Trabajamos desde la autoexigencia o desde el amor propio? Es decir, no es lo mismo imponernos las cosas como si fuésemos nuestros sargentos y dictadores a regalarnos los cambios desde el cuidado a nosotros mismos. Para ello puedes empezar a cambiar tus “deberías” por “quiero”, “me gustaría”, “decido”, “me regalo”, “me doy la oportunidad de….”

3. Los valores

Los valores son las direcciones hacia las que nos dirigimos en nuestra vida, por eso, nos ayudan a tomar decisiones alineadas con lo que es importante para nosotros.

En conexión con nuestra intención y nuestros porqués, revisar nuestros valores puede ser de gran ayuda. ¿Qué valores tienes en tu vida?¿Los cuidas? Puede ser que sea este punto el que está fallando, quizá no has definido tus valores o quizá los cambios que quieres no están tan alineados como creías con ellos. Trabaja en profundizar en tus valores.

4. La definición de objetivos

En este punto es en el que muchos fallan ya que para definir tus objetivos y siguientes movimientos necesitamos aceptar cuál es nuestro punto de partida y ajustarnos a él. Acepta dónde estás aquí y ahora y a raíz de esto traza un plan de acción hacia tus metas.

Puede que una de las razones por las que no llegas a implementar un cambio en tu vida es porque no eres capaz de ajustarse a la realidad. Desde el perfeccionismo te gustaría estar ya en el punto al que quieres llegar y por eso te bloqueas, te desmotivas y abandonas rápido. Es decir, cómo no puedes partir desde un ideal, decides directamente no seguir, abandonar o pensar que eso no es para ti.

En muchas ocasiones vemos tan lejano este ideal que procrastinamos el comienzo o nos desilusionamos porque sentimos que no estamos a la altura. Probablemente te estés centrando demasiado en el objetivo final y te cueste aceptar tu presente, algo que no va a ayudarte a empezar a implementar.

Necesitamos hacer una buena exploración del punto de partida. ¿Dónde estoy ahora mismo? para desde ahí planificar un plan de acción que te vaya acercando a tu ideal.

Céntrate en tu aquí y ahora. No necesitas empezar por grandes cosas simplemente tomar decisiones pequeñas a implementar, decisiones que no supongan un cambio radical de un día para otro sino que poco a poco te lleven hacia tus objetivos. Los cambios son progresivos no debemos olvidar esto.

5. La motivación

Muchas personas olvidan que cuando algo requiere un esfuerzo es importante saber cómo motivarse y además, hacerlo a menudo. Cada persona se motiva de una forma por lo que en este sentido conocernos a nosotros mismos es de gran ayuda.

Podemos empezar por preguntarnos ¿Qué me ha servido para motivarme en otras ocasiones? Y también por: ¿qué hago para motivarme ahora?

Además, aprender a focalizar nuestra atención en nuestros porqués y en lo gratificante de llevar a cabo este cambio para nosotros es el secreto.

Como decía al principio, nuestra mente siempre va a intentar llevarnos a lo conocido, creará excusas y maneras de evitar gastar energía en hacer algo de forma diferente esta vez. Por eso, entrenar la atención y dirigirla hacia lo que nos aporta el cambio en positivo es una buena forma de aprender a automotivarse.

6. La compasión, y aprender a trabajar sin compararse

No vas a hacerlo perfecto. Los principios a veces son duros por eso partir de un trabajo desde la autocompasión, desde el amor hacia tu persona nos ayuda a acompañarnos en nuestro proceso. A veces te saldrá mejor, otras peor y no pasa nada. Siempre ten tus intenciones presentes y no te castigues y autofustigues por no estar aún dónde te gustaría estar o por fallar de vez en cuando porque de esa manera será muy dificil que consigas perseverar con el cambio.

Eres humano y cómo tal todos necesitamos nuestros tiempos, los cuales pueden varían entre personas. Deja atrás el compararte con otros. Nadie es mejor o peor que tú, integra el hecho de que cada uno está en su camino, cada uno tiene sus vivencias y cada uno es sólo responsable de su propio progreso.

Por último quiero recordarte que la repetición es la llave hacia el cambio. Repite aquello que quieres implementar una y otra vez hasta que esto se vuelva fácil para tu organismo y tu mente. Y no olvides pedir ayuda de un profesional si lo necesitas.