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Sal rosa del Himalaya: ¿es cierto que tiene beneficios para la salud?


La sal es y ha sido a lo largo de la historia un elemento fundamental en nuestra dieta, sirviendo tanto en la elaboración de platos como a la hora de conservar los alimentos. Se trata, al menos en el caso de las que se utilizan para el consumo, de cloruro sódico, un componente necesario para la vida y el equilibrio electrolítico del organismo (si bien ya está presente en los alimentos de forma natural).

Sin embargo, tal y como ya sabemos, un exceso de sal en la dieta es tremendamente perjudicial y puede llevar a generar condiciones y estados de salud peligrosos para la vida. Es por ello que la existencia de alternativas que aparentemente tienen menor nivel de sodio y son más saludables resulta deseable, siendo dichas alternativas cada vez más populares.

Un ejemplo de ello lo encontramos en la cada vez más habitual sal rosa del Himalaya, de la que vamos a hablar en este artículo.

La sal rosa del Himalaya

Recibe el nombre de sal rosa del Himalaya un tipo de sal de coloración rosácea que a pesar de su nombre no procede de dicha cordillera sino de la mina de sal de Khewra, en Pakistán. Se trata de un tipo de sal de roca, ya que procede de minas y no del mar, que es ampliamente vendida por todo el mundo como una de las sales más naturales y sanas, e incluso se le atribuyen propiedades medicinales.

Es una sal natural y no refinada, algo que le ha valido la admiración de muchos. Asimismo, suele ser más cara que la normal, siendo considerada a menudo como un tipo de sal gourmet exótica.

Generalmente se dice que posee alrededor de 84 componentes esenciales para nuestra dieta, si bien algunos estudios parecen indicar que de ellos solo se han encontrado alrededor de una decena en las muestras analizadas. Concretamente, se ha observado que cloruro sódico (siendo este el componente mayoritario), magnesio, potasio, hierro, cobre, cobalto, cromo, zinc, flúor, oro, calcio, manganeso y yodo. Además de ello, también se han observado la presencia de impurezas en forma de yeso (y en algunos casos, aunque en una proporción despreciable, plomo, mercurio o arsénico).

Su uso principal es en cocina, en la cual resulta especialmente atractiva tanto por su aspecto diferente al de la sal común como por los beneficios que se considera que tiene. También se ha empleado como elemento decorativo, como elemento para añadir al agua cuando nos bañamos e incluso existen lámparas de este tipo de sal.

Sus supuestas propiedades

Desde que que el también llamado oro rosa fuera nombrado e introducido por Peter Ferreira en Alemania, se ha hablado de las supuestas propiedades medicinales de este tipo de sal.

Entre ellas destacan la presunta capacidad de reducir la ateroesclerosis, regular la tensión arterial y prevenir las arritmias, además de contribuir a tratar el asma o la osteoporosis (supuestamente fortaleciendo los huesos). También se ha dicho que este tipo de sal favorece el equilibrio ácido-base de la sangre y que tiene acción antibacteriana y antiinflamatoria, y que ayuda a regular la cantidad de glucosa en sangre (algo que sería útil para diabéticos), a prevenir calambres y a mejorar la líbido y el sueño. Asimismo también se dice que mejora la funcionalidad de los riñones, previene retención de líquidos y facilita la hidratación.

Lo que los estudios parecen indicar

Tal y como hemos indicado en el anterior apartado las que se han indicado hasta el momento son propiedades que se le han atribuido. Aunque algunas de ellas sí son ciertas, otras parten de la existencia de minerales concretos que para generar un verdadero efecto positivo exigiría de un consumo masivo de sal (que por otro lado generaría efectos adversos). Lamentablemente y según se deduce de algunos estudios realizados, detrás de muchas de dichas ventajas podemos encontrar una estrategia de marketing considerable.

Sí es cierto que estamos ante un tipo de sal natural y no refinada, no siendo procesada y por lo tanto no manipulándose químicamente sus propiedades, algo que por otro lado puede permitir que sus impurezas nos lleguen a la mesa. Sin embargo, existen autores que indican que en realidad la sal rosa debe su coloración a un proceso de elaboración, no siendo tan natural o pura como se pretende.

Otro punto destacable es que a pesar de que su composición es prácticamente la misma que la de otras sales y está formada principalmente por cloruro de sodio, sí que es cierto que tiene un sabor más salado (algo que hace que nos echemos menos) y que al partir de grandes bloques de sal la cantidad de sodio en cada porción es menor. En último término ello sí puede tener un efecto positivo o, mejor dicho, no afectar tanto a la salud como otras sales a nivel vascular.

Además, al igual que otras sales también participa en regular el equilibrio electrolítico del organismo y contribuye a la retención de líquidos. Asimismo también tiene sentido el hecho de que pueda ayudar a prevenir calambres, dado que algunos de ellos son causados por bajos niveles de electrolitos. En lo que respecta al resto de supuestas propiedades, será necesario un mayor nivel de investigación para valorarlas, no existiendo por el momento suficiente evidencia al respecto o considerándose directamente falsas.

Referencias bibliográficas:

  • Hall, H. (2017). "Pink Himalayan Sea Salt: An Update". Science-based Medicine.