Por qué hay que dejar de buscar siempre la aprobación de los demás
La naturaleza humana nos impulsa a satisfacer el deseo de pertenecer a un grupo social. Ya sea nuestra familia, el grupo de amigos, en el trabajo, tendemos a hacer cosas para sentir que pertenecemos a un grupo y así sentirnos seguros.
Tener esta necesidad es normal. Que tomemos ciertas actitudes o costumbres para estrechar vínculos está bien. Pero en algunas ocasiones esta actitud se vuelve extrema y comenzamos a sentir que necesitamos continuamente la aprobación de los demás para hacer las cosas, o tomar decisiones o ser de tal o cual forma. Esta necesidad extrema no es saludable y nos anula como individuos.
Revisemos algunas razones de por qué no es bueno buscar siempre la aprobación de los demás.
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Por qué no es bueno buscar siempre la aprobación de los demás
Estos son algunos motivos por los cuales resulta dañino estar siempre pendientes de lo que los demás opinen de nosotros.
1. Nos genera ansiedad
Cuando nos sentimos constantemente juzgados y esto nos afecta, buscamos entonces la aprobación de otros para eliminar ese juicio negativo; sin embargo, aun cuando obtengamos aprobación, no dejamos de lado la percepción de que los demás nos están criticando y volvemos constantemente a buscar aprobación.
Este círculo vicioso genera ansiedad. Nos encontramos en un constante estrés hasta sentir que nunca tenemos satisfechos a los demás y lejos de dejar de intentarlo, nos preocupamos más por buscar la aprobación social.
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2. Perdemos libertad
Nuestras decisiones dejan de ser nuestras para convertirse en la decisión de los demás sobre nosotros. Esto es perder libertad, pues no estamos ejerciendo nuestra capacidad de decisión, que es resultado de la voz interna que nos dice qué quiere hacer y a dónde llegar, para dar paso a la voz externa que nos indica por dónde ir.
Si nos guiamos únicamente por la opinión de los demás sobre nuestra vida, estaremos permitiendo que todas las barreras limitantes de la sociedad se impongan sobre nosotros, y dejaremos de actuar en libertad.
3. Nos sentimos agotados
Vivir con la constante tensión de estar haciendo las cosas conforme a los deseos de los demás es muy agotador.
Mentalmente es muy cansado estar pensando en qué van a pensar los demás si actuamos de tal forma, y muy devastador cuando lo que hacemos no es aprobado por otros y eso nos afecta sobremanera. Esto termina por manifestarse físicamente y comenzamos a sentir agotamiento, lo cual se traduce en pesar en la espalda y falta de energía para hacer las cosas cotidianas.
4. Disminuye la confianza en nosotros mismos
Cuando tomamos decisiones y éstas resultan favorables, adquirimos seguridad en nosotros. Si estas decisiones no resultan como esperábamos, esta seguridad se ve mermada, pero asumir las consecuencias de una mala decisión nos permite recobrar la confianza y volver a intentarlo.
Esto nos ayuda a adquirir autoconfianza y autosuficiencia permitiéndonos ir por la vida con mayor seguridad. Necesitar la constante aprobación de otros nos hace sentir que no podríamos hacer nada sin la afirmación de los demás, y que nuestros logros no son fruto de nuestro esfuerzo o buen actuar; sino del exterior.
5. Olvidamos nuestras necesidades
Para tomar una decisión debemos considerar, entre otras cosas, nuestros deseos y necesidades. Pero si estamos buscando la aprobación de los demás, olvidamos eso y damos paso a los gustos y deseos de los otros.
Esto nos va provocando que frente a una decisión que tenemos que tomar, antes que pensar en qué podría funcionarnos bien, les damos a otros el poder de decisión y ya en este punto habremos olvidado cuáles eran nuestras necesidades.
6. Dejamos de entender que existen diferentes formas de ver la vida
Nos convertimos en lo que no nos gusta, y dejamos de entender que hay una diferencia de opiniones y sentimos que los otros; los que toman decisiones ajenas a lo que el grupo dicta, están mal y desconfiamos de ellos y los juzgamos.
Pensar que debemos decidir basados en la aprobación de otros resulta en perder la visión sobre la amplitud de visiones y opiniones que existen acerca de un hecho o de la vida misma.
7. Nos sentimos el centro del universo
Cuando buscamos la aprobación de los demás es porque sentimos que nuestras decisiones de vida están en el ojo de todos y serán juzgadas y aprobadas o desaprobadas. Esto es porque creemos que todos están al pendiente de nosotros y revisan cada paso.
Sentirnos así genera tanta ansiedad, que preferimos preguntar la opinión de los demás continuamente antes que volver a sentir que todos alrededor juzgan nuestras decisiones.
8. Perdemos autenticidad
Mostrarnos a los demás tal cual somos se vuelve imposible. Ocultamos nuestras opiniones y sentimientos. Incluso llegamos a vestirnos de un modo diferente a lo que nos gustaría, o decimos que nos adaptamos porque en realidad estamos en la constante necesidad de tener la aprobación de otros. Con esta actitud, dejamos de ser auténticos. Nos perdemos en el mar de las opiniones de otros y ya no sabemos quiénes somos en realidad.
Dejar de ser nosotros mismos es sin duda una de las más poderosas razones de porqué no debemos buscar constantemente la aprobación de los demás.
¿Cómo dejar de pensar en la opinión de los otros?
Para saber poner a la práctica el hábito de no dar a la opinión ajena más importancia de la que tiene, puedes leer este artículo: "Consejos para dejar de pensar en lo que los demás piensen de ti"
Referencias bibliográficas:
- Milazzo, L. (1999). Socialización. Universidad José María Várgas. Venezuela.
- Ramasubbu, S. (2015-05-26). "Influence of Social Media on Teenagers". Huffington Post.