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5 claves para superar una crisis de pareja por infidelidad

La infidelidad es uno de los problemas más frecuentes por los que pasan las personas que mantienen relaciones afectivas de matrimonio o noviazgo.

Aunque al ser un tema tabú es complicado realizar cálculos al respecto, se estima que en las sociedades occidentales, el porcentaje de personas adultas que es o ha sido infiel se sitúa entre el 15 y el 25%. Además, hoy se sabe que la infidelidad es un fenómeno transversal en prácticamente todas las culturas, aunque la frecuencia con la que ocurre depende mucho del lugar en el que se vive, la generación a la que se pertenece, y la franja de edad en la que se está.

Ahora bien… ¿Es posible superar una infidelidad? Varias décadas de investigaciones sobre este tema muestran que sí, aunque también es cierto que tras la idea de la “conducta infiel” pueden esconderse realidades muy diversas y diferentes entre sí.

5 ideas clave para pasar página tras una infidelidad

No todo el mundo que pasa por una infidelidad se siente mal ante la duda de si poner fin o no esa relación de pareja. Por ejemplo, hay quienes asumen que la infidelidad es sinónimo de ruptura; y en el otro extremo, están quienes ya saben de antemano que no serán capaces de cortar con la otra persona, pero se resignan ante la idea de que quedarán atrapados en una relación que tan solo aporta infelicidad y traiciones.

Ambos sistemas de creencias están equivocados y resultan muy disfuncionales por lo que respecta a sus efectos en el bienestar psicológico de las personas. Así, dar por supuesto que lo único que se puede hacer ante una infidelidad es romper lleva a perder de vista el hecho de que el término “infidelidad” es una etiqueta utilizada para referirnos a una amplia variedad de situaciones, en muchas de las cuales es posible encontrar todo tipo de matices, y por ello no va asociada a instrucciones claras sobre qué hacer en todos los casos.

Del mismo modo, está claro que allí donde hay alguien que ve imposible romper con su pareja incluso aunque eso le genere infelicidad y malestar hay un problema serio en el que hay que intervenir par superar esa dependencia (o incluso una situación de maltrato, si se da).

Teniendo en cuenta esto, veamos varias ideas clave sobre las que es importante apoyarse a la hora de superar una infidelidad, y que se basan en varios de los principios utilizados en terapia de pareja ante situaciones de este tipo.

1. Siempre hay que empezar por cómo se siente la víctima de la infidelidad

Muchas personas que se dan cuenta de que su pareja les ha sido infiel se obsesionan con una sola idea: ¿Qué ha llevado a la otra persona a hacer eso? Aunque esa información es importante, no hay que dejar que eclipse aquella que realmente es significativa en un primer momento: ¿cómo me siento yo ante eso?

Superar una infidelidad es sobre todo un proceso de reparación en el que se exploran las posibilidades de reparar ese vínculo basado en la confianza, por lo que si hay alguien que debe llevar la batuta, es quien ha visto cómo la otra persona rompía con ese nivel de compromiso. Por eso, todo debe empezar con el modo en el que la infidelidad ha generado un impacto emocional en alguien que hasta ese momento ha quedado al margen. Incluso si han existido infidelidades por parte de ambos, un agravio no “anula” el otro: hay cosas a reparar por ambos lados.

2. Hay que saber detectar dinámicas de maltrato

La otra gran pregunta que debe ser atendida desde el principio es si la infidelidad es uno de los principales síntomas de que algo va mal en esa relación, o si realmente existe un problema mucho mayor en la forma de maltrato, por ejemplo, a través de la manipulación emocional.

¿Intenta la otra persona que nos sintamos culpables por haberla “obligado” a estar con otra persona? ¿Nos trata de “loca” por darle mucha importancia a esa situación de infidelidad? Son señales de alerta que indican los intentos de la otra persona por dominar la relación pasando por encima de la propia dignidad y capacidad de decidir. En estos casos, hay que asumir que el hecho de que la otra persona haya sido infiel no es el problema a abordar.

3. Hay que saber apreciar los matices de la infidelidad

Existen varios tipos de infidelidad, así como varios grados en los que se puede dañar el compromiso. Por ejemplo, no es lo mismo mantener relaciones sexuales fuera de una relación monógama, que hacerse accesible a otra persona para “tantear” su interés romántico en uno mismo. Saber apreciar y reconocer estos matices resulta necesario para tener una imagen global y realista acerca del tipo de problema que está afectando a la relación de pareja.

4. Al reparar daños, hay que pasar de las palabras a los hechos

Como hemos visto, la infidelidad es un problema porque es incompatible con el elemento de confianza y compromiso que debe existir en una relación de pareja. Es por ello que hay que volver a generar compromiso mutuo, y eso no se puede hacer tan solo a través de las palabras y las promesas: hay que demostrar que existe esa voluntad de reparar el daño y de ser merecedor/a de la confianza del otro. Y para ello, hay que realizar acciones objetivas que los demuestren en la práctica, más allá del mundo de las ideas abstractas. Esto debería tomar un tiempo, no es algo que pueda tener lugar en un solo día.

5. Cuidado con los pensamientos de auto-sabotaje

En los casos de infidelidad es relativamente fácil caer en pensamientos irracionales basados en miedos y en obsesiones. Es hasta cierto punto normal (las relaciones amorosas se basan en emociones con una gran capacidad de “tirar” de nuestros procesos de razonamiento), pero no por ello es menos problemático.

Hay que intentar tener una visión lo más neutra posible para no caer en los pensamientos de auto-sabotaje que tenderán a mantenernos en la zona de confort y a no afrontar la raíz del problema. Ejemplos de estos pensamientos que no aportan nada más que problemas: “¿Qué podría haber hecho yo para evitar que me fuese infiel?” “He sido irresponsable al no dejarle muy claro que las infidelidades me importan mucho?” “¿Qué puedo hacer para volver a enamorarle/a?”.

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Referencias bibliográficas:

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