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Aprendizaje receptivo: características y usos en la educación


Aprendemos de muchísimas formas a lo largo de nuestra vida. Esto se refleja especialmente en la etapa escolar, donde maestros y maestras enseñan a través de diferentes técnicas y metodologías. En el sistema educativo actual, sin embargo, impera un tipo de aprendizaje: el aprendizaje receptivo.

En este artículo conoceremos en qué consiste; además, analizaremos sus características, ventajas y desventajas, y veremos cómo se diferencia de otro tipo de aprendizaje más activo: el aprendizaje constructivista o significativo.

Aprendizaje receptivo: ¿en qué consiste?

El aprendizaje receptivo es un tipo o método de aprendizaje que consiste en que el profesor/a enseña o transmite una cierta temática ya elaborada y “procesada”, y el alumno simplemente la recibe y la memoriza a través de exponerse de forma repetida a ella.

Es decir, la única tarea que debe hacer en este caso el alumno para aprender es “escuchar y absorber” la información que le proporciona el profesor (u otra persona).

A través de este tipo de aprendizaje, en realidad el alumno no realiza prácticamente ningún esfuerzo cognitivo, ya que se limita a “memorizar” o “retener” la información que le han proporcionado. Es decir, el aprendizaje receptivo no se centra tanto en que el alumno relacione conceptos previos o extraiga conclusiones propias, sino más bien en que reciba y recuerde la información tal y como se le presenta.

¿Un tipo de aprendizaje insuficiente?

De esta manera, el aprendizaje receptivo no requiere de un gran esfuerzo cognitivo más allá del repaso y la repetición, ya que no permite modificar al alumno sus estructuras cognitivas previas o cambiar otros conocimientos que ya tenga. Esto hace que se convierta, en cierta manera, en un aprendizaje limitante o insuficiente, que no promueve la reflexión o el entendimiento más profundo, sino la mera repetición de los contenidos.

Así, el aprendizaje que acabará adquiriendo el alumno a través del aprendizaje receptivo siempre será más superficial y menos duradero que otro aprendizajes que obtenga a través de otros metodologías más activas o constructivistas, como veremos más adelante.

Es por ello que, aunque el aprendizaje receptivo presente ciertos beneficios y resulte útil en ciertas situaciones o ante ciertas temáticas, ha recibido críticas como aprendizaje “único”, especialmente en los últimos años. Es decir, lo ideal es que el alumno aprenda a través de diferentes procesos de aprendizaje, no únicamente a través de este. Pero, ¿qué alternativas a él se proponen?

Diferencias con el aprendizaje constructivista

Por todo lo comentado, el aprendizaje receptivo cada vez se intenta complementar más con otros tipos de aprendizaje que requieran más esfuerzo cognitivo por parte del alumno; de esto se han ocupado especialmente las orientaciones constructivistas, que fomentan un tipo de aprendizaje basado en la construcción del mundo por parte del alumno.

En este segundo caso hablamos de un aprendizaje constructivista, que proporciona un aprendizaje realmente significativo, y donde el alumno crea sus propios conocimientos y conclusiones a través de los contenidos o claves que les proporciona el profesor o profesora.

Este tipo de aprendizaje le otorga al alumno un papel activo en la construcción de conocimientos, en contraposición al aprendizaje receptivo, donde el alumno tiene un papel pasivo y el profesor o profesora, un papel activo.

Sistema educativo

Aunque por suerte ya existan alternativas y otras opciones complementarias al aprendizaje receptivo, es bien cierto que en el sistema educativo actual este tipo de aprendizaje siga siendo vigente y prácticamente el único que se utiliza. Así, se convierte en la base del sistema educativo y de la formación académica.

Pero... ¿qué características tiene el aprendizaje receptivo en el contexto escolar?

Características del aprendizaje receptivo

Las características más destacadas del mismo (y que nos permite distinguirlo de otros tipos de aprendizaje) son las siguientes:

1. Papel activo del profesor/a

En el aprendizaje receptivo la atención recae sobre el profesor, que mantiene un papel activo. Así, este tipo de aprendizaje se centra en el profesor o la profesora, en cómo este/a explica y transmite la información a sus alumnos. En cambio, el propio alumno mantiene un papel pasivo de mero “receptor de la información”

2. Importancia de la memoria

Como hemos adelantado, el aprendizaje receptivo se basa sobre todo en “memorizar” contenidos y ser capaz de reproducirlo posteriormente (por ejemplo en un examen). Es por ello que este tipo de aprendizaje también se considera un aprendizaje “repetitivo”, donde además, la memoria juega un papel clave.

Así, como a través del aprendizaje receptivo el alumno no puede extraer conclusiones demasiado reveladoras, elaborar su propio conocimiento, modificar sus estructuras cognitivas previas, etc. (como sí podría hacer con un aprendizaje constructivista). Debe limitarse a exponerse de forma repetida al conocimiento, para que pueda acabar memorizándolo y en cierta manera, interiorizándolo.

La ventaja de esto es que se puede considerar un aprendizaje “bajo en costos” (al menos a nivel cognitivo); por contra, pero, solo consigue crear aprendizajes más bien superficiales.

3. Posibilidad de enseñar a muchos a la vez

Otra de las características del aprendizaje receptivo, y que también constituye una ventaja del mismo, es que es un tipo de enseñanza que se puede proporcionar a diversos alumnos a la vez (incluso muchos).

De esta manera, el profesor imparte su lección o transmite sus explicaciones a varios alumnos de una sola vez. Esto hace que sea la metodología más “fácil” de aplicar y más económica para el sistema educativo, y que por eso siga siendo la metodología vigente.

4. Ámbitos de aplicación

El aprendizaje receptivo se da en todas las etapas escolares, especialmente en la educación infantil, primaria y secundaria. En las universidades también existe, pero su presencia se reduce, ya que en estos contextos académicos superiores cada vez se apuesta más por una educación que promueva el espíritu crítico de los alumnos y su capacidad de decisión.

Cuánto más posibilidades haya de interactuar con el profesor, más posibilidades habrá de que se produzcan otros tipos de aprendizaje más activos, ya que el alumno podrá contestar, reflexionar sobre las explicaciones, proponer alternativas, etc.

Ventajas

Aunque el aprendizaje receptivo presente los inconvenientes mencionados a lo largo del artículo, también presenta algunas ventajas.

La principal es que se puede producir un aprendizaje receptivo de forma relativamente sencilla; simplemente el alumno deberá estar atento a las explicaciones del profesor para que pueda entender y retener la información. Otra de sus ventajas es su bajo coste; es decir, un solo profesor o profesora puede enseñar a muchos alumnos a la vez.

Además, en el caso de algunas materias concretas donde sea más importante memorizar que entender o reflexionar, el aprendizaje receptivo puede ser una buena opción, aunque un aprendizaje activo siempre será más enriquecedor para el alumno.

Referencias bibliográficas:

  • Moreira, M.A. (2012). ¿Al final, qué es aprendizaje significativo? Revista Qurriculum, 25: 29-56.
  • Sampascual, G. (2007). Psicología de la Educación. 2 Volúmenes. UNED. Madrid.