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Cómo perder el miedo a hacer el ridículo: 8 consejos clave


El miedo es una sensación natural, y no siempre juega un papel negativo en nuestras vidas. De hecho, puede llegar a protegernos de situaciones que son peligrosas para nosotros, o que sean consideradas como asociadas a un riesgo. Pero se puede volver un problema cuando la sensación de miedo es intensa y limitante.

A continuación vamos ver cómo perder el miedo a hacer el ridículo, tomando en cuenta que las percepciones que desencadenan este pensamiento no siempre se corresponden con la realidad: no en todo momento estamos expuestos a un escarnio público.

Cómo perder el miedo a hacer el ridículo ante los demás

Algunas de las personas que tienen problemas por el miedo a quedar en ridículo ante los demás han desarrollado un trastorno conocido como fobia social; en estos casos, la ansiedad que sufren es extrema y les impide vivir con normalidad, por lo que es necesario que acudan al psicólogo para superar eso (por suerte, las fobias en general responden muy bien al tratamiento, y se desvanecen a los pocos meses si se dispone de ayuda profesional). Sin embargo, en la mayoría de los casos, esos "nervios" vinculados a las interacciones sociales no llegan a ser psicopatologías, y aunque ir a terapia ayuda, en situaciones así no es imprescindible ir a terapia y basta con adoptar ciertas estrategias y hábitos para ganar soltura al socializar.

En este sentido, a continuación vamos a explicar cómo perder el miedo a hacer el ridículo, a través de una serie de consejos sencillos, para que consigas fortalecer tu seguridad.

1. Ten en cuenta que nadie es perfecto

Si eres capaz de alejar de tu mente la idea errónea de que los demás están más preparados que tú, comenzarás a desenvolverte mejor en cualquier situación. Al igual que tú, las otras personas también deben pasar por un proceso de aprendizaje, y aun así no están libres de cometer una equivocación.

Así pues, lo que debemos hacer es confiar en nuestras capacidades y no tener miedo a ser expuestos o criticados por los demás. Tal vez los que se equivoquen sean los otros, y tú tengas la oportunidad de hacerles ver su error (siempre con una actitud cordial pero asertiva). O tal vez tengan razón en sus críticas, y aprendas de ellas.

2. Afronta tus traumas

Los traumas del pasado representan una de las principales fuentes de inseguridad en las personas. Muchas veces no somos capaces de hacerle frente a aquello que nos hizo daño y vivimos limitados por el temor de revivir esas circunstancias nuevamente.

Para quitarnos ese peso de encima, es necesario hacer un ejercicio de reconocimiento personal y detenernos en esos pensamientos que nos resultan desagradables. En lugar de evadir, vamos a revisar detenidamente cómo podemos hacer que estas circunstancias dejen de afectar nuestras vidas. Evitar exponersetotalmente a ciertas situaciones no hace más que alimentar los complejos.

3. Aprende a reírte de ti

No todas las cosas que nos hacen sentir incómodos tienen que ser un drama. De hecho, si en lugar de incomodarte consigues ver tu situación como algo gracioso, el sentimiento desagradable comenzará a disiparse.

Con esto no quiero decir que andes por ahí riéndote de todo lo negativo que te suceda, sino a que si cambiamos la perspectiva con la que vemos las cosas, podremos experimentar menos incomodidad y conseguiremos tener un mejor humor ante las adversidades.

Al tomarte las cosas con sentido del humor, la tensión baja y todos a tu alrededor se relajan. Con esta actitud lograrás demostrar que no eres una persona ridícula, sino alguien que sabe quitarle tensión a las cosas, lo cual es una fabulosa virtud.

4. Entrena tu seguridad

La seguridad, como la mayoría de las cosas, es una actitud que puede ser entrenada. Lo ideal es encontrar un ambiente controlado, donde dispongas de privacidad y puedas imaginarte en determinadas situaciones.

La idea es que consigas dominar esos escenarios desde la práctica, ensayando cómo lo harás cuando llegue el momento. No tiene que tratarse de una presentación importante, puede ser algo de tu vida cotidiana. Por ejemplo, si tienes pensado hablarle a la persona que te gusta, puedes ensayar en tu lugar seguro.

Este método te funcionara para adquirir seguridad y naturalidad antes de afrontar una situación socialmente compleja que nos hace estar nerviosos. No hay que memorizar líneas de diálogo, sino ganar soltura y tener previstas varias posibilidades y tus posibles acciones en cada caso.

5. Evita los prejuicios

Los prejuicios son pensamientos generalizados desde los que la persona no es capaz de evaluar las situaciones más allá de una concepción preestablecida. Además, el prejuicio se caracteriza por ser radical y exagerado. Cuando pensamos que debemos agradar a todos para no caer en cierto tipo de encasillamiento, la timidez y la ansiedad se apoderan de nosotros.

Sentimos miedo de hacer el ridículo en algún intento por agradar a alguien, y esta situación puede generarnos una sensación de malestar e incertidumbre constante. Debes ser consciente de que no estás en la obligación de agradar a todos siempre, y no hay que sentirse mal por ello.

6. Muéstrate vulnerable

La vulnerabilidad no implica debilidad; de hecho, si tienes la capacidad de hablar de las cosas que te hicieron sentir vulnerable en algunos momentos, las personas se sentirán en mayor confianza contigo y te quitarás el peso de encima de tener que parecer una versión perfecta de ti.

Reuerda que por lo general, los seres humanos tendemos a imitar la actitud de nuestros interlocutores en las interacciones sociales que mantenemos en el día a día. Del mismo modo en el que si das muestras de sentir incomodidad en una conversación la otra persona también se sentirá incómoda, si muestras confianza al expresar cosas que muestran tus vulnerabilidades o que reflejan tu honestidad, la otra persona también se relajará más y será más transparente contigo, menos obsesionada con las convenciones sociales.

7. Ponte metas

Para superar los miedos, lo ideal es comenzar por cosas pequeñas. Algo que funciona bastante bien es colorase metas diarias e irlas cumpliendo, de manera que puedas registrar tu progreso. A medida que vayas avanzando en el cumplimiento de estas metas, podrás colocarte algunas más exigentes.

Por ejemplo, si tenemos miedo de hacer el ridículo al hablar con los demás; nuestra meta deberá ser iniciar al menos tres conversaciones al día con extraños. Poco a poco verás cómo irás adquiriendo seguridad en ti y en tus habilidades para interactuar con los demás.

8. Acéptate

Se trata de la aceptación que debemos tener en nosotros mismos, incluyendo las cosas que nos gustan y las que no nos gustan. En la medida que te veas como un todo, aprenderás a darle valor a cada aspecto de tu persona. Incluso tus defectos forman parte de ti, aprende a vivir con ellos en armonía.

Referencias bibliográficas:

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