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​Coaching contra el fracaso escolar: una herramienta eficaz


A ti, que estás leyendo, ¿crees que la falta de esfuerzo en los alumnos en riesgo de fracaso escolar es la causa… o la consecuencia del propio fracaso escolar? Dejemos esta pregunta en el aire por ahora.

El trabajo de un coach no solo funciona con grandes directivos, sino también con personas que están en situaciones donde esa conexión con su “centro”, con su energía interna, es importante para seguir adelante y superar la situación en la que está. Y es que:

  • Si algo enseña el Coaching a una persona es a darse cuenta de cómo responsabilizarse.
  • Si algo necesita un alumno en riesgo de fracaso escolar es responsabilizarse.

Cuando un alumno no está dando todo lo que es capaz de entregar, puede ser por varios motivos, entre los que destacan la tendencia a culpar a algo externo y el pensar que no puede llegar donde le piden, rendirse y tirar la toalla.

Coaching contra el fracaso escolar

Un proceso de Coaching puede ayudar a un alumno a salir de una situación de riesgo de fracaso escolar de una forma muy rápida. El coach le ayuda a ver que puede actuar de diferentes formas a pesar de tener las mismas circunstancias. Se dará cuenta de que está en su mano elegir una actitud de víctima o una actitud de protagonista. A pesar de las condiciones externas, nunca podrán desposeerle de ser el protagonista de su vida.

La búsqueda de las afinidades e intereses del alumno, que muchos padres fomentan con inteligencia, no solo sirve para saber en qué puede ocupar su tiempo de ocio. Sirve como indicador de lo que busca en su vida, y de aquello en lo que sobresale. Descubrir por medio del Coaching que puede buscarlo por sí mismo, además del propio proceso de encontrarlo, le conectan con su motivación.

Cada alumno, también el que está en riesgo de fracaso escolar, esconde sin saberlo un potencial que le hace único. La naturaleza se lo ha otorgado, para que aporte lo mejor de sí, de aquello que otros no hacen tan bien, de su cualidad. La labor del coach es ayudar al alumno a buscar esa cualidad, que no es otra cosa que su propio potencial, y a partir de entonces aprenderá a percibirlo y a gestionarlo por sí mismo.

El potencial de cada alumno

Ayudar a que cada alumno y también cada persona lo encuentre dentro de sí mismo es una de las materias pendientes, no solo de la escuela, sino de la sociedad. Este potencial beneficiará a su trabajo, a todo sistema del que forme o formará parte en el futuro, y lo más importante, a su felicidad.

Sigamos con una reflexión: Si realmente creemos que algunas de las materias que está estudiando no le van a servir en el futuro, ¿cómo podemos pretender que el mismo alumno se lo crea? Muchos creemos que el sistema educativo cambiará antes o después, para incluir materias como la Inteligencia Emocional y a la vez dejar de incluir conocimientos teóricos que no aportan tanto como se pensaba al futuro del alumno. Pero este cambio de modelo ya no es responsabilidad del alumno.

¿Cuál es su responsabilidad?

El alumno se da cuenta de que el sistema educativo no es perfecto. Descubre que, para llegar a su sueño, debe de aprobar dentro de este sistema imperfecto, y por lo tanto elige hacerlo. Toma la decisión. Y es que el sistema educativo se ceba en aquellos alumnos que se dan por vencidos.

El Coach le ayuda a descubrir cuál es su propio método personal para tomar responsabilidad de la situación y hacer todo aquello que puede hacer, que resulta ser mucho. En el momento en el que se responsabiliza, se le ocurren cosas que antes no se le ocurrían, porque el primer paso para seguir el camino de su sueño y darse cuenta, es responsabilizarse. El alumno es consciente de que lo único que está en su mano es su actitud, y que ese cambio de actitud es suficiente y a la vez necesario para cambiar la situación. Esto le da una visión más realista y a la vez le empodera para comprometerse a sí mismo a salir de esa situación.

No se trata de cambiar su visión del estudio y transformarla en una actividad más agradable para conseguir aprobar, sino de ayudarle a darse cuenta del fin que persigue al estudiar, y así ayudarle a buscar, desde esa perspectiva, su forma personal de gestionar cómo hacer esas tareas, sin sentirlo como una obligación, sino por propia decisión.

Si les tratamos como adultos, ellos nos lo agradecerán y nos devolverán un comportamiento maduro, demostrando que son capaces de asumir su responsabilidad. La responsabilidad de su vida