Las 15 mejores frases de Luis de Góngora (y versos)
Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 1561 - 1627) fue uno de los más destacados dramaturgos y literatos españoles del conocido como Siglo de Oro). Su poesía y prosa marcaron un estilo, tal vez el más representativo de la época dorada de la literatura española.
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Frases célebres de Luis de Góngora
En este artículo vamos a repasar alguno de los versos, pensamientos y frases más célebres de Góngora. Esta recopilación incluye extractos de sus obras más conocidas, como Soledades (1613) o Fábula de Polifemo y Galatea (1612).
1. Que sea médico más grave quien más aforismos sabe, bien puede ser; mas que no sea más experto el que más hubiere muerto, no puede ser.
Una frase irónica que puede tener distintas lecturas.
2. ¡Qué impertinente clausura y qué propiamente error, fabricar de ajenos yerros las rejas de su prisión!
Una frase metafórica de Góngora que invita a la reflexión.
3. Esto de enmendar costumbres es peligroso y violento.
Una muestra de su conservadurismo.
4. Que junte un rico avariento los doblones ciento a ciento bien puede ser; mas que el sucesor gentil no los gaste mil a mil, no puede ser.
Sobre el desgobierno financiero de los herederos de grandes fortunas.
4. Hasta la sabiduría vende la Universidad.
Una mordaz crítica a las instituciones educativas, aunque cuesta adivinar a qué se refiere exactamente.
5. Manda amor en su fatiga que se sienta y no se diga; pero a mí más me contenta que se diga y no se sienta.
Una de esas sentencias románticas extraídas de la obra poética de Góngora.
6. Desnudo el joven, cuanto ya el vestido océano ha bebido restituir le hace a las arenas.
Otro extracto de su poesía.
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7. Dame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta, que bien puedes, si es verdad que las aguas tienen lenguas.
Góngora demuestra su dominio de la metáfora marítima en este verso.
8. Llorando la ausencia del galán traidor la halla la luna y la deja el sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor.
Sobre el desamor y el sufrimiento.
9. Tan ligero el corzo es, que no da menos enojos el seguillo con los ojos que alcanzallo con los pies; y así por mi cuenta hallo que, si consientes decillo, hizo más que tú en herillo, la saeta en alcanzallo. Mas quede el brazo contento, camila, pues que de hoy más, aunque imposible, podrás decir que has herido al viento.
Uno de sus poemas más conocidos y estudiados en las facultades de filología.
10. Serénense tus ojos, y más perlas no des, porque al sol le está mal lo que a la aurora bien.
Sus versos de amor siguen siendo objeto de estudio.
11. Ya no canto, madre, y si canto yo, muy tristes endechas mis canciones son; porque el que se fue, con lo que llevó, se dejó el silencio, y llevó la voz.
Cuando la soledad aparece, el silencio interior puede ser ensordecedor.
12. Celosa estás, la niña, celosa estás de aquel dichoso, pues lo buscas, ciego, pues no te ve.
Otro verso sobre amores no correspondidos.
13. Vivid felices -dijo- largo curso de edad nunca prolijo; y si prolijo, en nudos amorosos siempre vivid, esposos.
Sobre el futuro esperanzador de un amor en ciernes.
14. A trueco de verlos idos, como soy la que interesa, sé decir que no me pesa que vayan favorecidos.
Extraída de una de sus obras dramatúrgicas por excelencia.
15. Muda la admiración, habla callando, y, ciega, un río sigue, que -luciente de aquellos montes hijo- con torcido discurso, aunque prolijo tiraniza los campos útilmente.
Una sesuda reflexión sobre la admiración.