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La Teoría de la Mímica Defensiva: qué es y qué dice sobre las emociones


Las expresiones faciales como la risa, el llanto y la sonrisa podrían tener un origen común.

Mucho antes de la aparición del lenguaje en la especie humana, ya existía la comunicación no verbal. Gracias a los gestos somos capaces de comunicarnos: sonreímos, lloramos, nos encogemos de hombros, levantamos las cejas… Estos comportamientos son comunes e innatos, pero también son simbólicos, es decir, representan y comunican sentimientos y pensamientos.

Aunque algunos de ellos, si nos ponemos a pensarlo detenidamente, son bastante extraños: ¿Por qué enseñamos los dientes para expresar amabilidad? ¿Por qué se nos escapa agua salada por los ojos para pedir consuelo a los demás? ¿Por qué nos reímos para transmitir que algo nos hace gracia?

En el campo de la antropología se reconoce ampliamente la importancia del rostro en la interacción y la inteligencia social. Nosotros mismos, somos capaces de inferir sentimientos y comunicarnos gracias a las expresiones faciales.

Aunque actualmente conocemos las funciones adaptativas de otro tipo de comportamientos humanos, como las emociones; son nuestra forma de reaccionar ante el dolor o el placer psicológico. La función adaptativa de las expresiones faciales humanas sigue siendo en parte desconocida.

Varias hipótesis actuales han intentado definir las raíces evolutivas de la sonrisa, la risa y el llanto. Recientemente, se ha propuesto para su explicación la teoría de la mímica defensiva, que propone los reflejos defensivos como el origen común de los tres comportamientos. En este artículo explicaremos de forma detallada esta reciente teoría evolutiva y la evolución de la sonrisa, la risa y el llanto a partir de esta.

¿Qué dice la Teoría de la Mímica Defensiva?

Todos hemos llorado alguna vez de risa, o hemos empezado a reírnos en medio de nuestro propio drama. Algunos filósofos y poetas de la antigua Grecia ya se dieron cuenta de la similitud entre la risa y el llanto, especialmente a medida que aumentaba, el grado y la intensidad de la expresión emocional. Pero... ¿Por qué la risa, la sonrisa y las lágrimas se parecen tanto? Esta similitud no podría indicar tal vez una misma raíz.

La teoría de la imitación defensiva propone que algunas expresiones emocionales humanas evolucionaron originalmente como imitaciones exageradas y prolongadas de nuestros propios reflejos defensivos.

Cuando nos enfrentamos a situaciones potencialmente amenazantes para nuestra vida o integridad física, nuestro organismo responde de manera inmediata y automática, acortando los músculos. Por ejemplo, en el reflejo de sobresalto se contraen los grupos musculares que implican al cuello y la espalda.

Estos reflejos defensivos producen un cambio de postura o expresión corporal, y, por tanto, transmiten información sobre el estado interno de la persona. Esta información puede ser aprovechada por ciertos animales amenazantes. Pero, la supresión de los reflejos no es una opción, ya que estos son necesarios para la supervivencia, por ejemplo, al contraer los músculos de las piernas se facilita la huida.

Sin embargo, este conocimiento del estado interno e indefensión aparente puede ser beneficiosa para el propio animal. Si los animales son conscientes que otros pueden interpretar sus reacciones, pueden imitarlas de forma consciente.

Sonrisa

Por ejemplo, un animal puede simular un reflejo de miedo, con su expresión muscular característica, para manipular el comportamiento de los que le rodean. El animal circundante puede interpretar el miedo como una señal de vulnerabilidad y atacar. En realidad este comportamiento era lo que buscaba el primero, invirtiendo los papeles de víctima y verdugo. Entonces, desarrollando acciones defensivas imitadas, los animales podrían haber aprendido a manipular el comportamiento de los demás.

Según propone la teoría de la mímica defensiva, estos reflejos defensivos podrían estar en el origen de las expresiones sociales y simbólicas que conocemos como la sonrisa, la risa y el llanto. Esta puede explicar adecuadamente la formación física de una amplia gama de expresiones emocionales, pero no todas.

Estudio de los reflejos defensivos

Un grupo de investigadores se dio cuenta de que muchas expresiones emocionales humanas también se parecían extraordinariamente a otro ámbito de la conducta; los comportamientos reflexivos en los primates. Durante varios años estudiaron un conjunto de reflejos encargados de proteger diferentes partes del cuerpo, especialmente se centraron en el reflejo de sobresalto, además, de otros reflejos de bloqueo y retirada.

Estos reflejos y sus acciones suelen durar menos de un segundo, pero pueden estudiarse gracias a la grabación en vídeo y la medición de la actividad muscular que implican. Al examinarlos en detalle, observaron que se asemejaban al conjunto de acciones musculares implicadas en la sonrisa, la risa y el llanto.

En ese momento establecieron la premisa de si estos reflejos o acciones defensivas podrían haber estado en el origen de las expresiones emocionales de los humanos, sembrando el germen de la teoría de la mímica o imitación defensiva.

El primer científico que estudió la reacción de sobresalto humana de forma sistemática fue Lévi-Strauss, a principios del siglo XX, con la ayuda de una cámara de cine. Para su estudio utilizó un procedimiento bastante poco ético; disparó una pistola detrás de las cabezas de pacientes psiquiátricos a los que no había informado.

Observó, a través de las grabaciones, un conjunto consistente de movimientos dentro de las primeras centésimas de segundo; cada componente era aparentemente útil para proteger una parte del cuerpo. En lo que se refiera al torso, la contracción de musculatura de párpados y caras para proteger los ojos, la inclinación de la cabeza hacia abajo y hacia delante para esconder los dientes y cara, la contracción de los hombros para proteger y el cuello. Por último, la curvatura del torso provoca que el cuerpo se acorte, haciéndolo más pequeño, y, por tanto, más difícil de alcanzar. Estos movimientos “protectores” se daban en las diferentes zonas del cuerpo.

Estudios posteriores mostraron que el grado de la respuesta refleja varía enormemente dependiendo de la situación y la persona. Alguien muy tranquilo puede presentar una respuesta muy reducida que solamente implica una ligera tensión de los músculos alrededor de los ojos. Una persona en estado de estrés o de ansiedad anticipatoria responderá de forma más amplia, utilizando más grupos musculares. A medida que el grado del reflejo aumenta, este se extiende desde los ojos (donde es más fuerte) a otras partes de la cara, y finalmente a otras partes del cuerpo.

Existen dos tipos principales de reflejos que sirven para defender las diferentes zonas del cuerpo, estos trabajan de forma conjunta y representan la respuesta inicial e involuntaria que protege al organismo.

Después del reflejo inicial, existe un conjunto de reacciones también reflexivas, más lentas y complejas. Esta segunda fase implica a una serie de neuronas llamadas peripersonales. Estas neuronas ya tienen en cuenta el lugar desde donde se origina el estímulo amenazante, si viene de la izquierda, el párpado que corresponde se cerrará más rápido.

Evolución de las expresiones emocionales

Hay diversidad de opiniones sobre cómo evolucionan las señales en los animales. Las teorías basadas en la información postulan que las señales evolucionan para transferir información de un animal a otro sobre el entorno. Las teorías no basadas en la información explican que las señales evolucionan porque tienen un efecto directo en el comportamiento de los demás.

Evolución de la sonrisa

En cuanto a la evolución de la sonrisa, llama la atención cómo enseñar los dientes, una señal obvia de amenaza, ha logrado convertirse en una señal de no agresión. Sin embargo, parece que la exposición de los dientes como amenaza y como señal de no agresión son fundamentalmente diferentes y no implican a los mismos músculos. Estando la no agresión (la sonrisa) relacionada con acciones defensivas, de protección de los ojos.
En este caso, no se intenta definir, si la sonrisa humana es una acción defensiva en sí misma o es una evolución de esta. Se sugiere que la sonrisa apareció más bien como una imitación exagerada de esa misma acción defensiva. Los animales entendieron que gracias a esa mueca, podían influir en el comportamiento de otros y evitar agresiones. Más que de una evolución se trataría de una apropiación consciente.

Si lo pensamos, en el presente muchas veces utilizamos esta sonrisa “protectora”. Por ejemplo, cuando cometemos un error conduciendo que implica a otra persona, muchas veces sonreímos de una forma forzada, a modo de disculpa y para evitar el enfado.

Evolución de la risa

¿Podría explicarse la risa por un proceso evolutivo similar al de la sonrisa, imitando los reflejos defensivos? La risa parece ser una imitación fuerte, exagerada y extendida de una reacción defensiva. Incluso las lágrimas, que a veces produce, serían una respuesta reflexiva para proteger los ojos, según la hipótesis de la mímica defensiva.

El debate sobre qué animales son capaces de reírse está todavía abierto, esta característica se creía exclusiva de algunos simios y humanos. Un estudio reciente concluyó que la sonrisa está ampliamente extendida entre animales; vacas, perros, zorros y algunas aves, como las urracas, presentan este comportamiento, además de los primates. Los etólogos han descrito un gesto, común entre muchos mamíferos, llamado cara de juego con la boca abierta.

La risa podría, entonces, haber evolucionado a partir del juego. Pongamos que dos animales juegan a pelearse. Un golpe cerca de la nariz, con sus consecuentes lágrimas, sería una señal que se está traspasando un límite y pondría fin al juego. La risa también modula la respuesta, si es suave, se continúa con el juego, si esta se intensifica el juego llega a su fin. Un ejemplo sería la risa provocada por las cosquillas.

Pero, los seres humanos nos reímos en diferentes contextos, fuera de las peleas de mentira y las cosquillas. Aunque parece que la risa cumpliría la misma función, sería un refuerzo de un comportamiento. En el caso de la comedia, las risas sirven de refuerzo para modular el comportamiento del cómico.

Evolución del llorar

El llanto, a diferencia de la risa, es algo aparentemente exclusivo de los seres humanos, lo que dificulta los estudios comparativos con otros animales. Los animales emiten sonidos para pedir ayuda. El llanto humano sería una señal para buscar el consuelo de los demás.

Para la explicación evolutiva del llanto, a partir de los reflejos defensivos, habría que olvidarse en un primer momento de las lágrimas; el llanto no solo es el líquido que sale de nuestros ojos. El llanto se acompaña de una serie de movimientos musculares que recuerdan enormemente a la acción defensiva que busca proteger los ojos, descrita ya por Strauss.

Pero, por qué se solicita consuelo imitando los reflejos que normalmente desencadenan un golpe fuerte en la cara. Detrás de los casos de consuelo que se daban en primates existe una agresión inicial o pelea. Por lo tanto, es adaptativo tener un mecanismo para reconfortar a la víctima después y reparar la amistad.

El llanto no sería en sí mismo una acción de protección facial, sino una imitación del conjunto de acciones defensivas que buscan el mismo consuelo que se ofrecía, entre simios, después de la agresión.